Jornada Semanal, domingo 13 de abril del 2003          núm. 423
ANGÉLICA
ABELLEYRA
MUJERES INSUMISAS

VERED SWEED: LA MUJER
EN LA POLÍTICA ISRAELÍ

Natania, Israel. Es vicealcaldesa de Natania, ciudad costera de Israel donde nació hace cuarenta años. Y en ese cargo público, Vered Sweed tiene dos convicciones: la urgencia de enfatizar la presencia de la mujer en la política israelí y la responsabilidad en diseminar la educación como medicina contra la guerra. "Sólo cuando haya una mujer como ministro de Defensa habrá soluciones imaginativas para hacer frente a las diferencias. Sólo aquellos hijos de israelíes y palestinos educados podrán llegar a la paz", enfatiza esta mujer de izquierda que sin embargo ahora forma parte de la célula en el gobierno, el Likud: "Pertenecí a un partido de izquierda y creí en los Acuerdos de Oslo pero la realidad ha provocado que las personas endurezcan sus posiciones. El país va hacia la derecha porque los hechos demuestran que en el lado palestino no hay interlocutores."

Natania es una ciudad turística con influencia mediterránea, situada a veinticinco kilómetros al norte de Tel Aviv. Tiene una población de 180 mil habitantes, de los cuales treinta por ciento son inmigrantes de la antigua Unión Soviética y Etiopía, asentados desde los primeros años de la década de los noventa. Fue fundada en 1929 y se le considera una de los destinos con más proyección turística en Israel por sus doce kilómetros de playas y una rambla en la calle principal que da al mar Mediterráneo. Actualmente la Alcaldía la ocupa otra mujer: Miriam Fierberg.

Esta región también es cercana a áreas de responsabilidad palestina y ha sido blanco de atentados suicidas en hoteles y mercados, reivindicados por movimientos radicales como el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (marzo y mayo de 2002). Eso ha provocado un vuelco en la vida diaria de Natania, la cancelación de actividades sociales y culturales en la vía pública y una ansiedad entre los pobladores.

Vered tenía cinco años cuando deseó ocupar un puesto público. Su madre era periodista y tenía contacto con políticos. "‘Quiero ser alcaldesa de Natania’, le dije a mamá y convertí en realidad mi sueño ahora como vicealcaldesa y servidora social; además, hacer esto en Israel es continuar con la vida."

Históricamente, en Israel y el mundo ha sido escasa la participación femenina en puestos políticos. En el parlamento (Knéset) su representación ha fluctuado (hasta 1996) entre 6.6 y 9.1 por ciento. Donde se eleva es en la esfera de los gobiernos locales, con una presencia de hasta once por ciento. En los partidos políticos se han elaborado normas internas para incrementar esta participación. El Partido Laborista, por ejemplo, ha adoptado una cláusula que exige al menos treinta por ciento de mujeres en posiciones de liderazgo. El Likud establece veinte y el Meretz, de orientación izquierdista, fija el más alto: cuarenta por ciento.

Sweed indica que, sin embargo, estas cifras no se reflejan en la vida política actual y todavía "resulta difícil enfrentarse a una sociedad tradicionalista como la israelí". Ella, para poder incursionar, perdió su vida familiar. "Mi esposo me pidió el divorcio porque debí de escoger entre la política y la vida normal. Él venía de una formación en donde no es aceptado que la mujer salga de su trabajo casero, tenga un oficio fuera y comparta con el hombre la responsabilidad de la familia. No acepté esa situación y aunque el divorcio significaba una situación difícil, con una mediana asistencia social, preferí sentirme satisfecha conmigo misma." También recuerda la vez que habló con integrantes de su anterior partido para formar parte del Consejo Político. "Me contestaron: ‘Eres buena, te queremos, pero no votaremos por ti porque eres mujer, estás divorciada y no servirás en la política.’ En otro tiempo, un famoso político del que no diré el nombre, cuando supo que contendría en las elecciones me dijo que sí hay muchas diferencias entre ser hombre y mujer en la política. Me enfurecí y cambié de partido."

Ahora en el Likud, Sweed apoyó modificaciones a la ley (aún son proyecto) para ofrecer incentivos fiscales a los partidos que incluyan en sus listas a por lo menos treinta por ciento de candidatas. "Me quedé sorprendida por la postura positiva de Sharon, me dijo que cree en las mujeres como buenos elementos en el Parlamento; que trabajan duro." Advierte que el futuro de esta participación es como el juego del todo o nada a la vez. "El problema real en Israel es que la gente piensa en la supervivencia. La agenda se centra en los asuntos militares, de seguridad nacional y, por ende, en los hombres. Poco hay sobre la vida diaria de las mujeres y las familias. Por eso nosotras tratamos de incentivar la educación y las actividades humanísticas y artísticas" que sensibilicen a la gente.