舠Escudo humano舡 estadunidense asesinada en Palestina

Rachel Corrie: ejemplo de solidaridad humana

Rosa Rojas -- Rachel Corrie, ciudadana estadu-nidense de 23 años, ha pasado a ser considerada una mártir del pueblo palestino, luego de que un bulldozer (niveladora) del ejército israelí la arrollara y diera muerte el pasado 16 de marzo 舑según testigos en forma intencionada- en el campo de refugiados de Rafah, cuando trataba de impedir que la máquina destruyera la casa de un civil.

Entre las múltiples violaciones a los derechos humanos que comete el ejército de Israel en las ciudades palestinas ocu-padas, se cuenta la práctica de derribar las casas 舑cientos han sido demolidas- para 舠cas-tigar舡 a los familiares de presuntos sospechosos de terrorismo, bajo el argumento de 舠disuadir舡 de esa forma los atentados suicidas de palestinos contra israelíes, por lo que existe un movimiento de solidaridad internacional 舑en el que participan en forma importante organizaciones de jóvenes y de mujeres- que realiza acciones directas de resistencia no violenta contra la ocupación israelí, consistentes sobre todo en servir como 舠escudos humanos舡 para proteger a la población palestina.

Rachel era una estudiante universitaria de la ciudad de Olimpia, estado de Washington. Activista de la causa de la paz, el día de su muerte había estado toda la mañana con otros siete jóvenes estadunidenses e ingleses, estorbando el trabajo de demolición de casas palestinas de dos bulldozers del ejército israelí, custodiados por un tanque. Su compañero Joseph Smith, de 21 años, cuenta (1) que incluso los operadores de las máquinas ya habían agredido a algunos de los activistas, lo que se reportó a las embajadas británica y estadunidense, 舠pero (éstas)no tomaron ninguna acción舡. Rachel, quien vestía una chaqueta anaranjada fluorescente con tiras reflejantes, se paró en un montículo de escombros a unos 15 metros frente al bulldozer, quedando a la altura de la cabina de los operadores. Rachel agitaba los brazos y gritaba, como lo habían estado haciendo docenas de veces, sólo que ésta vez el bulldozer le pasó encima y aún se echó en reversa y la volvió a arrollar. Rachel murió en la sala de emergencias del hospital de Rafah.

El vocero del ejército israelí, Jacob Dallal, según la agencia AP, dijo que la muerte de Rachel fue un accidente. El gobierno estadunidense pidió, sin mayor reacción, una investigación. Cuatro días después su ejército (junto con el británico) invadió Irak y el genocidio que están perpetrando sus 舠bombas inteligen-tes舡 entre la población civil iraquí, ha acallado este crímen que marca un hito intimidante para los activistas solidarios de todo el mundo,pues ya ni siquiera los ciudadanos estadunidenses están seguros si se enfrentan a las maquinarias bélicas aliadas a su gobierno, incluso si violan 舑como lo ha hecho Israel en relación con Palestina- todos los derechos humanos y las resoluciones de la ONU, porque al final de cuentas el gobierno de Bush pasó por encima de la ONU para atacar a Irak.
Los padres de Rachel, Craig y Cindy Corrie, dieron a conocer una "carta desde Palestina" que les envió su hija el 7 de febrero de 2003, dos semanas después de su arribo a la franja de Gaza. 舠Rachel estaba llena de amor y de sentido del deber hacia su prójimo, dondequiera que éste viviese. Y dio la vida tratando de proteger a los que están incapacitados de defenderse a sí mismos舡 afirmaron. A continuación, extractos de ese texto:

舠Llevo dos semanas y una hora en Palestina, y aún tengo muy pocas palabras para describir lo que veo. Me resulta muy difícil pensar en lo que ocurre aquí mientras me siento a escribir a Estados Unidos, algo así como el portal virtual hacia el lujo. No sé si muchos de los niños de aquí han vivido alguna vez sin boquetes causados por balas de tanque en los muros de su casa y sin que las torres de un ejército de ocupación estén vigilándolos constantemente desde los horizontes cercanos. Me parece, aunque no estoy del todo segura, que hasta los más pequeños de estos niños entienden que la vida no es así en todas partes. Un niño de ocho años fue muerto por los disparos de un tanque israelí dos días antes de mi llegada, y muchos de los niños me dicen su nombre en voz baja -Alí- o me señalan pósters con su imagen pegados en los muros.
舰 De cualquier forma, hay aquí niños de ocho años que están mucho más enterados de las tareas de la estructura global de poder que yo hace apenas unos años, al menos en lo referente a Israel. Con todo, creo que por mucho que hubiera leído, asistido a conferencias, examinado documentos o escuchado relatos, nada podría haberme preparado para la realidad de la situación en este lugar. Uno simplemente no puede imaginarla hasta que la ve, y aun entonces siempre está bien consciente de que su experiencia no es para nada la realidad, considerando las dificultades que enfrentaría el ejército israelí si disparara a una ciudadana estadunidense inerme, sabiendo que yo tengo dinero para comprar agua mientras el ejército destruye pozos y, por supuesto, que yo tengo la opción de partir.
Nadie de mi familia ha sido alcanzado, yendo en automóvil, por el disparo de un lanzacohetes emplazado en una torre levantada en el extremo de una calle importante de mi ciudad natal. Tengo un hogar del cual se me permite salir a ver el océano. Al menos en apariencia aún es bastante difícil que se me tenga presa meses o años sin mediar un juicio (porque soy ciudadana estadunidense de raza blanca, a diferencia de muchos otros). Cuando salgo para la escuela o el trabajo puedo estar relativamente segura de que no encontraré a un soldado fuertemente armado esperándome en un retén a medio camino entre Mud Bay y el centro de Olimpia, mi ciudad: un soldado investido del poder de decidir si puedo continuar con mis asuntos y si puedo volver a casa cuando termine.

Así pues, si soy capaz de sentir indignación al llegar y penetrar en forma breve e incompleta en el mundo en que estos niños existen, me pregunto qué sería para ellos entrar en mi mundo. Ellos saben que los niños de Estados Unidos normalmente no se encuentran de pronto con la noticia de que a sus padres los tirotearon, y que a veces tienen oportunidad de ver el océano.
Pero una vez que uno ha visto el océano y vivido en un lugar tranquilo, en el que se cuenta con agua corriente y no se la roban los bulldozers por las noches, y ha pasado un anochecer en casa sin tener que preguntarse si no irá a despertarse de pronto porque las paredes se le vienen encima, y ha conocido personas que jamás han perdido a un ser querido舰; una vez que uno ha experimentado la realidad de un mundo que no está rodeado de torres asesinas, "asentamientos" armados y últimamente una gran muralla metálica, me pregunto si podría perdonar al mundo por todos esos años de su infancia que pasó existiendo, sólo existiendo, en resistencia contra la constante opresión de la cuarta potencia militar del mundo -con el respaldo de la única superpotencia- en su intento por borrarlo a uno de su hogar. Eso es algo que me pregunto sobre estos niños. Me pregunto qué pasaría si realmente supieran.
Se me ocurre, después de todas estas elucubraciones, que estoy en Rafah, ciudad de unos 140 mil habitantes, de los cuales aproximadamente 60 por ciento son refugiados, muchos de los cuales lo son por segunda o tercera vez. Rafah existía antes de 1948, pero la mayoría de sus pobladores fueron reubicados aquí de sus hogares situados en la Palestina histórica -hoy Israel- o descienden de aquellos desterrados. Rafah fue dividida en dos cuando el Sinaí fue devuelto a Egipto. En la actualidad el ejército israelí construye una muralla de 14 metros de alto entre Rafah, en Palestina, y la frontera, para dejar una tierra de nadie entre las casas y ésta. Según el Comité Popular de Refugiados de Rafah, 602 casas han sido arrasadas por bulldozers. El número de casas destruidas parcialmente es aún mayor. Hoy, cuando caminaba sobre los escombros de lo que alguna vez fueron casas, soldados egipcios me gritaron desde el otro lado de la frontera "¡Salga, salga!" porque un tanque se aproximaba. Después me dirigieron saludos y me preguntaron mi nombre. Hay algo perturbador en esta amigable curiosidad. Me recuerda cómo, hasta cierto punto, todos somos muchachos que sentimos
curiosidad por otros muchachos. Chicos egipcios gritándole a una extranjera que se cruza en el camino de los tanques. Chicos palestinos que son tiroteados por los tanques cuando se asoman desde atrás de los muros para ver qué pasa. Chicos voluntarios internacionales que agitan banderas blancas enfrente de los tanques. Chicos israelíes que dentro de los tanques lanzan a veces gritos anónimos y en ocasiones también saludan, muchos de ellos forzados a estar aquí, otros agresivos, que gritan hacia las casas mientras nos alejamos.

Además de la constante presencia de los tanques a lo largo de la frontera y en la región occidental entre Rafah y los asentamientos de la costa, hay aquí más torres del ejército israelí de las que puedo contar: a lo largo del horizonte, en el extremo de las calles. Algunas son de ese metal verde del ejército. Otras son como extrañas escaleras de caracol, envueltas en una especie de red para ocultar la actividad que se realiza en ellas. Algunas están escondidas más allá del horizonte de edificios. El otro día levantaron una nueva en el tiempo que nos llevó lavar la ropa y cruzar dos veces la ciudad para colgar mantas. Mientras algunas de las zonas más cercanas a la frontera son la Rafah original, con familias que han vivido en esta tierra por lo menos desde hace un siglo, sólo los campos instalados en 1948 en el centro de la ciudad son áreas controladas palestinas, conforme a los tratados de Oslo. Pero hasta donde puedo decir son muy pocos los lugares, si
es que hay alguno, que no estén a la vista de una torre u otra. Y sin duda no hay un lugar invulnerable a los helicópteros Apache o a las cámaras de aparatos invisibles que oímos zumbar sobre la ciudad durante horas. He tenido dificultades para enterarme de las noticias del mundo exterior, pero escucho que una escalada de guerra en Irak es inevitable. Hay aquí mucha preocupación por la "reocupación de Gaza". Gaza es reocupada día con día en diverso grado, pero me parece que el miedo es a que los tanques entren en todas las calles y se queden aquí, en vez de entrar en algunas calles y retirarse al cabo de unas horas o días para observar y gritar desde los límites de las comunidades. Si nadie está pensando en las consecuencias que tendrá esta guerra para los pobladores de toda la región, espero que alguien empiece a hacerlo.
También espero que ustedes vengan acá.
Ya sólo quedamos entre cinco o seis voluntarios internacionales. Los vecindarios que nos han pedido algún tipo de presencia son Yibna, Tel El Sultán, Hi Salam, Brasil, Manzana J, Zorob y Manzana O. También hay necesidad de presencia nocturna constante en un pozo de las afueras de Rafah porque la semana pasada el ejército israelí destruyó los dos pozos más grandes. Según la oficina municipal del agua, esos pozos proporcionaban la mitad del abasto de agua de Rafah. La mayoría de las comunidades han solicitado que voluntarios internacionales estén presentes de noche para intentar proteger las casas de más demoliciones. Después de las 10 de la noche, más o menos, es muy difícil andar en la calle porque los soldados israelíes consideran miembro de la resistencia a cualquier persona que encuentren y le disparan. Así que está claro que somos muy pocos. Sigo creyendo que mi propio hogar, Olimpia, ganaría mucho y ofrecería mucho si decidiera establecer un compromiso con Rafah bajo la forma de una relación de comunidades hermanas. Algunos grupos de maestros y alumnos han expresado interés en intercambiar e-mails, pero eso es sólo la punta del iceberg del trabajo solidario que puede hacerse. Muchas personas quieren que se escuche su voz, y creo que necesitamos aprovechar nuestros privilegios como ciudadanos extranjeros para que esas voces se escuchen directamente en Estados Unidos, más que a través del filtro de internacionales bienintencionados como yo. Apenas empiezo a aprender, en lo que espero que sea una enseñanza muy intensa, sobre la capacidad de la gente de organizarse teniendo todo en contra, de resistir frente a todas las adversidades.

Traducción del texto de Rachel: Jorge Anaya

(1) http://www.ccmep.org/2003_articles/Palestine
/032003_the_moments_before.htm