Jornada Semanal, domingo 16 de  marzo de 2003           núm. 419

MICHELLE SOLANO

PENSIÓN VUDÚ

A Luis Mario Moncada,
por las ganas compartidas de fumar.


 Una puesta en escena bastante peculiar es este engendro llamado Pensión Vudú. La primera cosa que sorprende es que es un espectáculo para títeres y actores, pues es bien sabido que no abundan en la cartelera teatral de nuestros días. Una de las características más notables del texto de Louise Bombardier radica en la oposición violenta a las formas tradicionales de construcción dramática, pues prefiere apostar por el efecto que por la causa en sí misma. El anfitrión (un espléndido Ricardo Campos) guía al espectador por un recorrido a través de su pensión (que mucho recuerda a la casa de los fenómenos de cualquier feria o a la tiendita de los horrores) habitada por un montón de personajes freaks: una mujer caballo que a pesar de su desgracia está cerca de conseguir la gloria, pues la buscan para llevar su vida a la pantalla grande; Fanny, cierto avatar de Merlina Adams, pianista prodigio enamorada de su piel de oso y acatarrada por los achaques de su madre enferma; Solange madre de un bebé maléfico que en realidad resulta ser su padre y que seduce con su gran órgano sexual a Miriam, la mejor amiga de su madre. Tania Feber atormentada por el encierro en el que su padre la ha confinado. Gunther y Angie, un par de huerfanitos piromaniacos en búsqueda constante de su madre (que bien remiten a lo que pudo ser la infancia caricaturizada de Mallory y Mike de Natural Born Killers) y algunos otros habitantes que coexisten en un universo caótico y absurdo.

El programa de mano ofrece una posibilidad que quizá dé sentido a la puesta (aunque en realidad no es necesario) "Más cínicos que los Simpson, más pirados que los Locos Adams, más deprimentes que la familia Burrón, más disfuncionales que la familia Fox..." Lo que la cronista se atreve a traducir como la presentación a un catálogo esquizofrénico de personajes prototípicos de la conciencia colectiva de todo aquello que representa el culto mórbido a lo que se sale de la norma, que por regla suele ser, además, chapucería vil (que en este caso da igual la mujer caballo que la señora Fox). Este cabaret encarna la plenitud de una ácida y recalcitrante imaginería pop. La estética podría definirse como algo "chillona", lo cual viene bien cuando se piensa en tantas puestas que prefieren escenografías preciosistas y lucidoras que, en muchos casos, no operan.

Por otro lado, el asunto de los títeres bien vale la pena un par de reflexiones. Amén de que no son muy socorridos en el teatro de nuestros días, también habría que mencionar que además del excelente diseño de los mismos (a cargo de Haydeé Boetto), están muy bien trabajados (a pesar de que en algún momento la iluminación desfavorece el resultado de la cámara negra). No sólo son los títeres pequeños sino las máscaras (con tremenda influencia de las máscaras larvarias que utilizaba en México, por ejemplo, el grupo Tres Teatro) las que ofrecen muchas posibilidades para la puesta.

El elenco lo conforman Ricardo Campos, Hugo Arrevillaga, Alejandra Chacón, Octavio Castro, Georgina Ságar, Rebeca Trejo y Raquel Urióstegui. La traducción fue hecha por Elena Guiochíns y Boris Schoemann quien tambien codirige la puesta junto con Emmanuel Márquez.

Pensión Vudú se presenta los viernes y los sábados en La Capilla y es un de espectáculo muy divertido, carente de falsas pretensiones y eso, en estos tiempos, ¡carajo, cómo se agradece!

TERCERA LLAMADA

El pasado 22 de marzo terminó la Segunda Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea que se llevó a cabo conjuntamente en el Centro Cultural Helénico y el Teatro La Capilla. Este año los países invitados fueron España y Canadá, por lo que tuvimos oportunidad no sólo de ver algunas lecturas de dramaturgos como Sergi Belbel, Íñigo Ramírez de Haro, Jason Sherman, Larry Tremblay, Flavio González Mello y Ximena Escalante, sino de compartir dentro y fuera de distintas mesas redondas algunos puntos interesantes como los temas y estilos que ocupan la dramaturgia contemporánea. Sin duda, una de las mejores lecciones que heredó es que encuentros como éste redundan en un intercambio fructífero para todos los involucrados en las artes escénicas, desde aquellos que hacen gestión cultural, hasta quienes siguen intentando abrirse paso en un país en el que muchos siguen empeñados en montar teatro made in... Mucha mierda a todos y si todavía hay mundo para el 2004, esperamos la Tercera Semana.
 
 

.