La Jornada Semanal,   domingo 30 de marzo del 2003        núm. 421
Cinco poemas

Bei Dao

Sitiado

La cereza, devorada por su propio sentido;
su huesecillo, arrojado al mar 
donde se hunden los pájaros ciegos

Aguardo por ti en el puerto
La luz cuenta las cantidades de la noche
cuántos barcos cargados de tristeza
anclas con el herrumbre de generaciones,
hundidas en las aguas de la tormenta

Las estrellas elevarán su canto
sobre la línea horizontal del adiós

Hasta que la muerte toque a la puerta
y la lectura se transforme
en un campo abierto dentro de libro
Abrazas este libro:
su desnudez colma de luz
la pupila de los pájaros

Colegas

Este libro tan pesado como un ancla
se hunde en una reinterpretación de la vida
El escritor parece un reloj al otro lado del océano
Imposible conversar
Las palabras flotan toda la noche en el océano
Al amanecer, de pronto, se alzan en vuelo

Las risas caen dentro del tazón
El sol cuelga del gancho del carnicero
El primer autobús se dirige
a la oficina de correos al final del campo
Oh, ese tono verde del dios de los adioses

El escritor pregunta de súbito:
"¿Quién conoce la astucia de la derrota?"
Bajo los árboles de vertiginoso crecimiento
cuanto más cambio más pequeño me vuelvo
Deambulo en los escaques de la ciudad

Fragmento de revista

Pasa por la calle como un violento galope
sus cascos sacan chispas por momentos
El poeta y su noche se sientan en una esquina
Una taza de café caliente: en la cancha
compiten los dos equipos
los espectadores saltan para convertirse en cuervos

Ah, el rumor de la derrota
Papá está sentado en el remate de la chimenea
lleva al poeta a un piso aún más alto
El sol hace sonar sus tambores en las nubes
El buque de los pescadores zurce el océano
Por favor, a lo largo de la línea dobla este instante
Pide que se junten los campos de maíz y las estrellas

Los brazos de Dios, sin esperanza,
se mueven en la esfera del reloj
El poeta cae en la trampa del poema
encanece en una sola noche
Un viento furioso sopla en todo el edificio

El principio

El tirano de la memoria llama a rebato
rompe el sitio de su tiempo
intenta atrapar al policía del tiempo
para reconocer las huellas dactilares
El principio agita un resplandor sin término

Las estrellas reservan sus butacas
          en el teatro de la noche
para ver morir al dios del amanecer
La sombra de los asesinos se inclina
          sobre un destello
El canto hace un nudo en la garganta
El principio, tibio como sangre de lobo

El mañana es el oro puro del superviviente
El huérfano dirige un cantar de ciegos
Por un desfiladero se mira brillar la luna
donde comienzan el cielo y la tierra
En el principio, la luz del fuego

En el principio tenían nombre
Los ríos atravesaban los horarios
El sol abría su paraguas deslumbrante
para despedir a los forasteros
El principio fue una travesía

Diario de viaje

Antes que el tren entrara al bosque
me dormí como un extinguidor inútil

El quirófano iluminado:
la disección de los órganos internos
Alguien hace sonar el acero
Qué débil el latido del corazón

Da un salto
lleva la noticia al más oscuro rincón
trae del futuro a la ciudad

¡Adelante! Al solecismo más profundo
de los niños del futuro
Me asomo por la ventana del vagón
para volver la vista atrás
como el escritor, desde su éxito de ventas,
mira en su derredor

Qué buen tiempo
Los dedos de las nubes blancas
resbalan a todo lo largo de la línea hasta el final
Por encima del muro rompe el día

Publicados originalmente por la revista Jintian,
dirigida por Bei Dao, en 2001
Versiones del chino al español de Alejandro Pescador