Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 16 de marzo de 2003
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Mundo
VIENTOS DE GUERRA

Dudan que se pueda implantar por largo tiempo un gobierno "democrático"

Funcionarios de EU cuestionan planes de Bush para la etapa de posguerra en Irak

Difícil, que el ataque a Bagdad produzca cambios en regímenes de Medio Oriente

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 15 de marzo. Derrocar a Saddam Hussein podría ser la parte más fácil. Al preparar la guerra contra Irak, algunos altos oficiales militares y funcionarios del Departamento de Estado están cuestionando las descripciones optimistas de un Irak y Medio Oriente posguerra presentadas por la Casa Blanca.

Un informe secreto del Departamento de Estado filtrado esta semana a Los Angeles Times sugiere que el establecimiento de la democracia en Medio Oriente -supuesta meta y justificación de la política de Bush en torno al conflicto con Irak- podría ser algo poco deseable para los intereses estadunidenses. La democracia en Arabia Saudita, por ejemplo, podría llevar a crear un gobierno religioso fundamentalista, parecido al régimen talibán en Afganistán, advierte el documento.

Estas extraordinarias críticas a la Casa Blanca de algunos sectores del gobierno estadunidense están nutriendo inquietudes entre el Congreso y expertos sobre el manejo de la crisis de Irak y los peligros que Estados Unidos podría enfrentar en la reconstrucción política de ese país, especialmente sin el apoyo de la Organización de Naciones Unidas (ONU). De nuevo estas críticas también muestran que no existe amplio consenso en la cúpula del gobierno estadunidense sobre los objetivos políticos y militares expresados por el mandatario.

No obstante, el presidente George W. Bush, el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld han insistido en que, después de derrocar a Saddam Hussein, Estados Unidos establecerá un gobierno miliar que preparará a Irak para elecciones y para un gobierno democrático. Si la ONU no ofrece apoyo para este esfuerzo, Estados Unidos, insisten, actuará con una "coalición de los dispuestos" para realizar esa tarea.

¿Qué sigue tras la caída de Hussein?

Pero varios analistas creen que la fuerza militar de más de 250 mil efectivos que Bush ha desplegado en Medio Oriente logrará el llamado "cambio de régimen" en Irak, pero el problema es qué sigue.

Los líderes civiles del Pentágono ya han seleccionado al general Jay Garner como el mandatario de Irak, que estará en el puesto hasta que los iraquíes "democráticos" estén en condiciones de instalar un nuevo gobierno.

Los estrategas estadunidenses también están considerando emplear a las fuerzas armadas iraquíes y recursos por la venta de petróleo de Irak para lograr la reconstrucción de ese país. Ese proceso, insiste Donald Rumsfeld, se podrá hacer relativamente rápido. Para asistir en ese esfuerzo, el Pentágono ya ha iniciado negociaciones con empresas estadunidenses como Halliburton Inc. para la reconstrucción física de Irak. Claro, Halliburton, industria anteriormente encabezada por el vicepresidente Cheney, continúa pagándole más de un millón de dólares anuales como compensación postergada.

Pero todo esto, particularmente si Washington tiene que hacerlo sin el apoyo de otros aliados y sin el aval de la ONU, podría resultar muy difícil. Sesenta por ciento de la población iraquí dependerá totalmente de la asistencia alimentaria. Por eso el restablecimiento del sistema de distribución de alimentos, mientras dure la guerra, será una alta prioridad para Estados Unidos.

Bush ha rehusado ofrecer cálculos oficiales sobre cuánto costará la ocupación de Irak, al tiempo que Rumsfeld y su segundo, Paul Wolfowitz, han provocado irritación en el Congreso al no responder preguntas respecto a qué tiempo tendrán que permanecer las tropas estadunidenses en Irak y cuánto costará todo a los contribuyentes de esa nación.

Pero no todos son renuentes a hacer cálculos. El general Eric Shinseki, oficial que encabeza el ejército de Estados Unidos, declaró en febrero que la ocupación de Irak podría requerir "cientos de miles" de tropas. Esta cifra fue inmediatamente criticada por el subsecretario de Defensa, el civil Wolfowitz, quien insistió en que el general estaba equivocado. Pero Shinseki se ha negado a retractarse y repitió sus cálculos de que la ocupación podría implicar la presencia de más de 200 mil soldados durante más de un año.

Un grupo de trabajo del Council on Foreign Relations, encabezado por el ex secretario de Defensa republicano James Schlesinger, estimó recientemente que la invasión militar podría costar casi 17 mil millones de dólares anuales. Si Estados Unidos se ve obligado a ocupar el solo Irak, sin el apoyo de Francia y otros países, este grupo de trabajo del instituto, el más prestigiado sobre política exterior del país, indicó que Washington tendría que desplegar por lo menos 75 mil militares, cifra que obligaría a cada integrante de la infantería estadunidense a dedicar seis meses de cada dos años al servicio en Irak.

Eso sería una carga difícil de sobrellevar para Estados Unidos, particularmente cuando Washington tiene que enfrentar otras crisis en Corea del Norte, Filipinas y, claro, la caza de Osama Bin Laden.

El Departamento de Estado y el Pentágono también están cuestionando la sabiduría de establecer regímenes "democráticos" en Medio Oriente. Según esta política, fomentada por los principales promotores de la guerra, establecer un régimen "democrático" en Irak podría generar cambios similares en otros países del Medio Oriente y eso garantizaría mayor estabilidad.

El propio Bush expresó esta perspectiva en un discurso ante el American Enterprise Institute hace una semana. "Un nuevo régimen en Irak serviría de ejemplo dramático e inspirador de la libertad para otros países en la región", aseveró. Sus funcionarios han sugerido que gobiernos democráticos podrían florecer en otros países de la región, empezando por Siria e Irán, pero también Jordania, Arabia Saudita y Egipto.

Empero, esa conclusión es cuestionada por el informe secreto del Departamento de Estado. El análisis señala que 65 millones de adultos en Medio Oriente son analfabetos y que 14 millones son desempleados. En este contexto, sostiene el informe, "la democracia liberal sería difícil de lograr".

Además, si se realizaran comicios democráticos en algunos de estos países, el resultado probable serían gobiernos fundamentalistas islámicos hostiles a Estados Unidos.

Aun en Arabia Saudita, uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en la región, los resultados no serían nada parecidos a lo que calcula Bush. "Analistas políticos dicen que unas elecciones libres en Arabia Saudita probablemente serían ganadas por musulmanes fundamentalistas hostiles a Estados Unidos, con lo cual se crearía el riesgo de un surgimiento de antiamericanismo por las líneas de la revolución islámica de Irán en 1979", advirtió el Washington Post esta semana.

"Cambios políticos conducentes a una estabilidad más amplia y duradera en la región serían difíciles de lograr por mucho tiempo", concluye el informe del Departamento de Estado.

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