ENTREVISTA /TAREK
AZIZ, PRIMER VICEPRESIDENTE IRAQUI
México no ganaría nada si apoya un ataque
a Irak
EXPRESA SU ESPERANZA DE QUE SE MANTENGA LA POSTURA
POR LA PAZ
América Latina, plantea el funcionario iraquí,
tiene ante sí una oportunidad histórica: si fracasa el proyecto
imperialista de Estados Unidos en Medio Oriente, las fuerzas progresistas
de la región van a poder crecer y fortalecerse
BLANCHE PETRICH ENVIADA ESPECIAL
Bagdad, 2 de marzo. Tarek Aziz, primer vicepresidente
de Irak, dijo que México "no ganaría nada" si abandona su
actual posición en el Consejo de Seguridad de la ONU en contra de
un ataque unilateral de Estados Unidos a este país, y expresó
la esperanza de que "se mantengan firmes" los dos países latinoamericanos
cuyos votos son cruciales para evitar que este órgano de Naciones
Unidas dé luz verde a la intención belicista de Estados Unidos:
México y Chile.
"México es un país amigo. No tiene razón
alguna para tomar una posición negativa contra Irak. Y si lo hace,
¿qué ganaría? El pueblo de México no tiene
nada que ganar si el gobierno apoya a Estados Unidos para hacerle la guerra
a nuestro país. No gana nadie, ni siquiera el capitalismo mexicano",
comentó en entrevista con La Jornada.
Aziz sostuvo que Latinoamérica "tiene una oportunidad
histórica en estos días cruciales. Si fracasa el proyecto
imperialista de Estados Unidos en Medio Oriente, las fuerzas progresistas
de América Latina van a poder crecer y fortalecerse".
Describió
lo que, en su opinión, se ha convertido en una trampa para la superpotencia:
"Si Estados Unidos lanza una guerra va a ser una derrota para ellos. Y
si no la lanza -esto, desde luego, sería lo mejor- también
va a fracasar".
Explicó también que en los dos últimos
días el gobierno de Bagdad cambió su posición y finalmente
aceptó la destrucción de sus misiles Al Samoud "porque
queremos cooperar con aquellos gobiernos que, como Francia y México,
están conscientes de que es necesario frenar a Estados Unidos, Gran
Bretaña y España". Pero añade: "que quede claro, no
es armamento de destrucción masiva".
Plantea durante la entrevista un seguimiento puntual de
la situación latinoamericana: "En Venezuela, Estados Unidos fracasó
en su intento de desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez. Este
presidente llegó al poder en Venezuela democráticamente electo
y no han podido derrocarlo. Pero si Irak cae, Venezuela puede ser amenazado
militarmente, como nosotros ahora. Y si acaso Bush tuviera éxito
ahora y descabezara al gobierno de Irak, no será el único
en caer. Al igual que Irak, México y Venezuela tienen petróleo."
Recuerda que en Latinoamérica, en el pasado, Estados
Unidos "ha usado los mismos procedimientos para cambiar regímenes,
desestabilizando, asesinando y financiando a fuerzas de oposición".
Puntualiza que no siempre ha tenido éxito. "En Argentina fracasó
el modelo del Fondo Monetario Internacional. En Colombia dicen que quieren
combatir el narcotráfico y pueden usar ese pretexto para invadir
y dominar ellos mismos ese mercado de drogas".
Casi a las nueve de la noche, el suntuoso palacio que
ocupan los vicepresidentes y el primer ministro está desierto. Un
par de guardias sin armas a la vista autoriza el paso del vehículo
que transporta a la misión de paz mexicana al encuentro con Tarek
Aziz. Frente al portón, un mayordomo vestido con sencillez conduce
al grupo por el fastuoso vestíbulo desde los elevadores hasta el
segundo piso, al área de oficinas.
Ahí no hay lujo. Los cubículos son sencillos
y funcionales, incluso el salón donde se realiza el encuentro. Tarek
Aziz viste esta noche uniforme militar de prácticas, señal
inequívoca de que el país vive en estado de alerta. Fuma
un puro y a pesar del tono protocolario de la reunión, mantiene
en todo momento una actitud jovial con los visitantes.
Revela que minutos antes había estado en el mismo
salón una delegación de libaneses.
"Me dijeron que si Irak resistía una semana el
ataque de Estados Unidos, ellos podían en ese lapso levantar en
armas a todo el mundo árabe. Yo les dije que no vamos a resistir
una semana; vamos a resistir hasta triunfar y hacer fracasar la invasión.
Pero también les dije que si antes entre todos logramos parar la
guerra eso será mucho mejor, será un gran triunfo contra
el imperialismo."
Después concedió una entrevista a este diario.
Un problema universal
Aziz expresó que la amenaza de bombardeo masivo
a Irak "ya no es sólo un problema nuestro. Es un problema universal.
Por eso se ha formado un gran frente contra la guerra. Incluso dentro de
Estados Unidos ese frente tiene aliados. Si se lograra una coordinación
entre todas las fuerzas en este nuevo frente podríamos entre todos
parar la guerra".
-Al inicio de esta crisis, usted decía que Irak
estaba condenado de antemano por Estados Unidos, aceptara o no la presencia
de los inspectores de la ONU. Finalmente aceptaron a los inspectores y
han acatado muchas otras condiciones que inicialmente rechazaban ¿Piensa
lo mismo ahora?
-Nosotros advertíamos que el retorno de los inspectores
fue un pretexto. Los aceptamos, han hecho su trabajo como han querido y
no encontraron ni un rastro de armas de destrucción masiva. Ahora
ya no quieren a los inspectores en Irak, porque lo que están comprobando
es que no somos una amenaza para Estados Unidos. Está muy claro
que lo que Estados Unidos quiere es invadir, colonizar y apoderarse de
Irak. Ustedes, como ciudadanos mexicanos, entienden muy bien esto. La opinión
pública mundial lo ha entendido. Por eso han sido las respuestas
populares sin precedente en Europa, Estados Unidos, Africa y Asia.
-En este punto, parecería que si se malogra el
ataque mi-litar de Estados Unidos será una derrota para George Bush.
-Si Estados Unidos lanza u-na guerra, va a ser una derrota
para ellos. Y si no la lanza -es-to, desde luego, sería lo mejor-
también va a fracasar.
-Ahora Estados Unidos está abriendo la variante
de provocar una caída de su gobierno. ¿Lo ve usted como un
escenario posible?
-El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, ha
dicho a su pueblo que cuando entren a Irak los soldados estadunidenses
van a ser recibidos con música y fanfarrias. Le ha dicho que el
pueblo iraquí está en contra del señor Hussein. Si
así fuera, ¿cómo es que distribuye armas al pueblo?
¿Por qué entrena militarmente a campesinos, obreros, a los
co-mités de barrio, a los cuadros y bases del partido? Porque sabe
que esos fusiles y esas granadas no se van a voltear contra el señor
Hussein. Tenemos confianza en nuestra gente. Cheney se está burlando
del pueblo estadunidense y está engañando a sus soldados.
No les está diciendo la verdad. Si entra por tierra a Irak la tropa
estadunidense va a ser recibida con balas.
"En Estados Unidos hay hambre y recesión. Los hijos
de los pobres se meten al ejército porque ahí les pagan buenos
salarios. Sus armas son de la tecnología más avanzada. Pero
en las calles de Irak, cara a cara con nuestro pueblo, eso no les va a
servir de nada.
"Pueden devastar ciudades, fábricas, puentes. Las
vamos a reconstruir de nuevo. Pero si entran por tierra eso va a ser otra
historia. Les vamos a ganar. Ya sucedió una vez en la historia,
en Vietnam".
-¿Qué piensa de la posibilidad de que el
presidente Hussein y su gobierno salgan de Irak para evitar un baño
de sangre?
-Sabemos que la población civil puede sufrir muchas
víctimas, pero no tenemos opción. Hay quienes nos han aconsejado
que sería mejor que el señor Hussein salga del país
para evitar el sufrimiento del pueblo. Nosotros, los funcionarios del gobierno,
si lo que pretendiéramos fuera nuestro bienestar personal y las
riquezas materiales, hace mucho tiempo que seríamos títeres
del imperialismo. Podríamos ser millonarios y servir a Estados Unidos.
Pero desde nuestra juventud, desde que éramos estudiantes, hemos
luchado. Nunca imaginamos llegar al poder, ser ministros, tener estos puestos.
Cuando luchábamos en los años cincuenta estábamos
dispuestos a dar nuestras vidas por una causa. Hoy es igual. No morimos
entonces. Es posible que ahora muramos. Pero nosotros nacimos y vamos a
morir aquí, en Irak.
-¿Cómo debe entenderse la decisión
de destruir los misiles Al Samoud, cuando hace apenas unos días
el presidente Hussein lo rechazaba rotundamente?
-Aceptamos destruirlos porque si no lo hacíamos
los inspectores de la ONU iban a argumentar en el Consejo de Seguridad
que nos estamos negando a desarmarnos. Pero de antemano saben que esas
no son armas de destrucción masiva. Lo que queremos es no dar razones
para que el Consejo de Seguridad autorice el bombardeo.
-¿Cómo valora usted la firme postura del
Vaticano en contra del ataque a Iraq?
-Después de mi visita a Roma y mi audiencia con
el papa Juan Pablo II, el primer ministro británico Tony Blair,
cuya esposa es católica, viajó al Vaticano e intentó
convencer a su santidad de que cambiara de actitud. Ahora va a ir el presidente
del gobierno español, José María Aznar, a hacer lo
mismo.
-¿Cree que lo logren?
-¡No, no! El Papa no va a cambiar. Más bien
el Papa los va a convencer a ellos de que no sigan cometiendo errores,
les va a hacer ver que esta guerra puede desatar un conflicto entre cristianos
y musulmanes. Blair estuvo cinco minutos con el Papa.
-¿Y usted?
-Media hora. Además, en mi viaje a Roma me entrevisté
con personajes muy importantes de la vida política italiana. Días
después, tres millones de italianos marcharon en contra de la alianza
de Berlusconi con Bush. Eso lo ha ido obligando a ceder en su política
a favor de la guerra. Antes era un incondicional de Bush. Ahora ha dicho
que un ataque a Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad
hará un gran daño a la convivencia internacional. Creo que
la oposición a la guerra que está haciendo el movimiento
popular en todo el mundo y la posición de las iglesias están
ayudando mucho.