Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de febrero de 2003
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Espectáculos
Lucha libre, mentadas a Bush, mosh pit y hasta Menudo hicieron su aparición

Entre fanáticos y bandita cool, Molotov presentó su Dance and dense denso

Frijolero y Changüich a la chichona, las rolas que más prendieron

JORGE CABALLERO

El miércoles por la noche el grupo Molotov presentó su disparejo/ambivalente tercer disco original, Dance and dense denso, en el Salón 21, ante unos 2 mil asistentes, entre los que figuraban: fanáticos, músicos, bandita cool, ejecutivos y especialistas musicales y reporteros. Una noche donde hubo muchos beats, slam dance, lucha libre profesional que se llevó el bando rudo (cómo debió de ser), transpiración de lascivia color pastel a la derecha e izquierda, arriba y abajo; además, por supuesto, hubo caudales de tequila y cerveza.

La dispareja/ambivalente presentación de La Molocha, como se autonombra el grupo, se resume en las respuestas de Sergio que a la pregunta de qué le parecieron los nuevos temas de la banda, él permaneció callado, después de insistir responde: "Pues ya te dije, ¡bien chingón!", Sergio tenía los ojos inyectados en sangre; y en la adolescente que al término de la presentación parada en el centro de la pista lucía desconsolada/decepcionada: "No me gustaron... como que cambiaron"; no dijo más porque estaba evidentemente triste. Bueno, ni la línea que tiró el productor del disco Gustavo Santaolalla al presentar a la banda satisfizo a todo el personal, "este es un hito en la carrera de Molotov, es un disco muy vasto". Lo que sí provocó el consenso de todos fue el discurso antibélico: ''Hay que estar en contra de una guerra ridícula, de la cual ninguno de nosotros somos parte"; eso sí provocó mentadas de madre con dedicatoria al huésped de la Casa Blanca.

Desde el inicio de la celebración el sonido Apocalypshit animaba la fiesta con canciones de Menudo y Alberto Vázquez, hasta los Pasteles Verdes y Veni Vidi Vinci y demás melodías pinchísimas con dedicatora especial para la bandita cool. A las 11 de la noche comenzó la lucha libre; la dupla ruda integrada por Súper Comando y el Coreano dieron cuenta de los técnicos Selta y Sombra de Plata; en el encuentro estelar Súper Astro y Estrella sucumbieron a las burdas maniobras de Hooligan y Sangre Azteca. Después transmitieron a través de las pantallas de los extremos del escenario el EPK de ocho minutos donde Molotov explica el contenido de cada una de sus nuevas rolas.

Todavía no acababa el EPK cuando los músicos estaban tomando sus posiciones en sus instrumentos, el público los descubrió y comenzó la celebración, bueno hasta los de zona VIP, quienes hasta el momento habían estado sentaditos, se pararon. El escenario estaba cubierto con sábanas ensangrentadas. Los Molotov salieron con playeras negras, la de Tito decía Tururú; Rostro, se leía en la de Randy; la de Miki rezaba Lépero, y en la de Paco la emblemática palabra de Mauricio Garcés: Arroz; estuvieron apoyados por un quinto elemento, una guitarra para ser precisos, lo que los hizo sonar bien macizos.

Los Molo tocaron casi todas las rolas de Dance and dense denso, en ''Que se lo ponga'' los acompañó Gustavo Papi Santaolalla en la voz y en ''Hit me'' o ''Gimme the power 2'' tocando la lira. En diferentes momentos del concierto de una hora el mosh pit se prendió, bueno sólo un poco, y por momentos subió de intensidad, también sólo un poco. El cuadrilátero fue tomado para ver mejor la actuación de Molotov; otros no prestaron mucha atención y la barra continuaba hasta su madre, era lógico, era libre.

Lo mejor llegó con ''Changüich a la chichona'', donde todos los que pudieron se aferraron a sus morras y otros, siguiendo al pie de la letra la canción, a las glándulas mamarias de sus acompañantes, última canción entonada del nuevo disco; otro momento uniforme fue al interpretar ''Frijolero'', debut de Miki en la batería y cuyo estribillo "no me llames frijolero pinche gringo puñetero", hermanó al auditorio. Algunos fotógrafos y camarógrafos mostraron su profesionalismo trabajando dentro del mosh pit.

Después tocaron viejas canciones como ''Rastamandita'' y ''Puto'', donde siguió la misma tónica que imperó a lo largo del concierto. Tito se despidió: "En este tiempo de Pascua, güevos a Bush"

Una presentación de extremos donde algunos de los asistentes sí bailaron, otros sólo movieron tímidamente los pies; unos lo padecieron, otros lo gozaron hasta la saciedad; unos no se salieron del mosh pit, otros no prestaron mucha atención; pero definitivamente nadie se vio demasiado denso.

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