Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de febrero de 2003
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Cultura
Conferencia de la especialista por los 40 años de Los recuerdos del porvenir

Elena Garro, artífice de una mirada intimista de la Revolución: Glantz

Salvo Nellie Campobello, ninguna otra escritora mexicana se le equipara, opina

Con igual rigor analiza el papel ''de los carrancistas y la arbitrariedad de los cristeros''

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

En 1963, la naciente Editorial Joaquín Mortiz publicó por primera vez una de las obras maestras de las letras mexicanas, Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro (1922-1998), libro que a lo largo de estas cuatro décadas ha obtenido creciente reconocimiento dentro y fuera del país. Sin embargo, la personalidad controvertida de su autora aún enturbia la apreciación objetiva de la importancia y de los valores literarios de su obra. De esos valores habla en entrevista Margo Glantz, escritora, crítica literaria y una de las principales estudiosas del trabajo de Garro.

Luego de incontables lecturas de su obra y de múltiples conferencias y cátedras al respecto, Glantz considera que, con excepción de Nellie Campobello, no hay otra escritora mexicana que se equipare a Elena Garro.

-¿Cuál es la principal aportación o en qué radica la importancia de Los recuerdos del porvenir para las letras mexicanas?

-Elena Garro hace un tipo de literatura que de alguna forma empezó con Juan Rulfo, pero es al mismo tiempo totalmente distinta y muy original. Ella inaugura una nueva lectura de la Revolución Mexicana, una lectura femenina. Los recuerdos del porvenir y Felipe Angeles (donde hace otro tipo de escritura) tienen en común una visión contraria de quienes ganaron la Revolución, los carrancistas, y una defensa de los que la perdieron, de Felipe Angeles y de los villistas en general. Es una cosa muy evidente en el texto, pero también tiene una forma de organizar la escritura completamente novedosa. Con gran inteligencia narrativa y capacidad extraordinaria para crear imágenes y personajes.

Reconocimiento soslayado

-Y en tanto que visión femenina de la Revolución, ¿cuáles serían sus aportaciones? ¿Qué nos haría ver distinto de lo hecho por los escritores?

-Bueno, trabaja desde una intimidad mucho más delicada, puesto que es femenina. Su mirada revela desde la intimidad lo que va sucediendo, cosa que le pasa también a Nellie Campobello. Aunque Los recuerdos del porvenir pueda acercarse a lo épico, no tiene la intención épica que sí tiene La sombra del caudillo, Vámonos con Pancho Villa, Los de abajo o El águila y la serpiente. Más bien, desde la intimidad observa cómo irrumpe la Revolución y convulsiona el universo cotidiano. Eso es muy importante. Es una visión desde la alcoba, desde el comedor, desde los juegos de los niños. Cómo un acontecimiento guerrero distorsiona y rompe con la aparente armonía de lo cotidiano, de lo tradicional; cómo se acaba con el pueblo, con las grandes familias, cómo se altera el esquema de la tenencia de la tierra, pero todo desde la mirada de las mujeres.

-¿Ya son reconocidos unánimemente los valores literarios de la esa novela, más allá de cuestiones políticas o ideológicas?

-Y también de cuestiones personales, por sus problemas con Octavio Paz. Creo que se debe tomar en cuenta que Elena Garro tuvo a veces posiciones políticas muy desafortunadas; era reaccionaria en muchos casos, pero a un tiempo muy liberal también. Esas contradicciones son clásicas de ella. Quizá en México todavía no estemos exentos de la violencia política, personal, de las relaciones que tuvo con Paz y con el movimiento del 68, lo que empaña la lectura de su obra. Más cuando uno lee, por ejemplo, los diarios que acaban de publicarse en parte, Patricia Rosas Lopátegui, Yo sólo soy memoria, en los que publica textos de Garro bastante siniestros, por su visión del mundo y de las personas. A uno le pueden hasta repugnar, pero como personaje es extraordinaria y como escritora es fundamental en la literatura mexicana. Con excepción de Nellie Campobello, creo que no hay ningún otro personaje femenino que se equipare con Elena Garro. Son dos escritoras extraordinarias, de una gran importancia, pero que no han sido suficientemente reconocidas como sí se reconoce a Martín Luis Guzmán (La sombra del caudillo) y a Mariano Azuela (Los de abajo). Aunque en el ámbito internacional Elena sí es muy conocida; hay que ver, por ejemplo, el Diccionario de Escritores que hizo César Aira, donde ella ocupa un lugar primordial.

-También se ha calificado a Los recuerdos del porvenir como novela ''reaccionaria". ¿Qué opina al respecto?

-Garro plantea los desmanes que comete un grupo revolucionario que se aloja en un pueblo de México. Pero también muestra la precipitación y la absurda conspiración cristera, la inutilidad de esa rebelión. Creo que revisa con igual rigor a los revolucionarios carrancistas, totalmente arbitrarios, como la arbitrariedad religiosa de los cristeros, que provocan una matanza.

Lectura exitosa entre los jóvenes

El pasado miércoles Margo Glantz ofreció en el Palacio de Bellas Artes una conferencia conmemorativa de los 40 años de Los recuerdos del porvenir. Se centró fundamentalmente en el papel que ocupa la muerte dentro de la novela que, justamente, empieza con un pueblo como personaje, sentado sobre el epitafio que cubre la tumba de la protagonista, Isabel Moncada, y cuenta cómo una comunidad se destruye totalmente hasta la desaparición. ''Me interesa mucho -dice Margo- ver cómo estéticamente se logra crear ese problema que es tan importante en la narrativa mexicana, sobre todo en la novela de la Revolución; es un tratamiento muy diferente del que hace Rulfo, por ejemplo".

-¿Esta novela es sólo resultado natural del talento narrativo de Garro o percibe usted detrás una concepción teórica bastante profunda y madurada sobre la literatura?

-Una gran narradora implícitamente propone una estética y una poética que adquieren un valor teórico si uno lo trabaja con cuidado. Pero lo que más cuenta es cómo se ejecuta esa estética narrativamente, con palabras, ya en el terreno de la ficción.

-¿Cuántas veces ha leído usted la novela y cuál ha sido su relación con ella como lectora?

-La he leído muchísimo, porque la he enseñado muchas veces en clase. La enseñé en la UNAM, he dado cursos en el Centro de las Artes, he leído sobre Elena Garro en España y he trabajado sobre ella en las universidades de Princeton y de Harvard. Es una lectura que ha tenido mucho éxito con los muchachos.

-¿Cómo la ha ido percibiendo en cada lectura?

-Siempre se renueva la impresión de sorpresa muy grata, de emoción ante algo fascinante, muy bien escrito; ante la poderosa figura de quien la escribe, porque era una mujer muy poderosa, muy contradictoria, muy loca, muy latosa. Una ''partícula revoltosa", como ella decía.

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