Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de febrero de 2003
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Política
La mayoría de grupos dejó los sitios o regresó a la selva

La "reubicación" en Montes Azules, engaño y abandono

Padecen los indígenas mezcla de promesas y amenazas

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de Las Casas, Chis., 27 de febrero. Las "reubicaciones" de pobladores de Montes Azules realizadas hasta la fecha han resultado un fracaso. Engaño y abandono, amenazas y promesas. La mayoría de los reubicados entre 2000 y 2003 ya no se encuentran donde los puso el gobierno, y muchos regresaron a la selva. Y eso que se trata de los grupos que aceptaron voluntariamente las ofertas del gobernador priísta Roberto Albores Guillén para dejar la reserva de la biosfera.

Peor les va a los indígenas que desalojó "por las buenas" Ignacio Campillo, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el 19 de diciembre pasado. Las familias asentadas en Arroyo San Pablo (Lucio Cabañas), primeros "reubicados" del periodo foxista, ni siquiera tienen dónde vivir.

Todo indica que tanto con gobiernos del PRI como "del cambio" los indígenas son víctimas del desengaño y las promesas incumplidas. Así, el peregrinaje de los priístas de Nueva Argentina, Sol Paraíso y Santa Cruz, que accedieron a salir de Montes Azules en 2000, no ha terminado.

Lo mismo ocurre hoy a las familias choles de Arroyo San Pablo. Como se recordará, en una operación apresurada y para consumo mediático, las autoridades federales y estatales "acomodaron" a principios de este mes a sus primeros "reubicados" en predios de Amatenango del Valle.

Tres semanas después, las seis familias viven de la caridad estatal en el mismo albergue de Comitán adonde fueron conducidos en diciembre. Ahora vienen huyendo de una amenaza de invasión por parte de campesinos de la región donde los implantó el gobierno ("temporalmente") y les dio empleo en un vivero. Su llegada creó descontento en el municipio de Amatenango del Valle (en las planicies donde los Altos de Chiapas se vuelven llano, camino a Comitán).

La gente de Amatenango "quiso tomar las instalaciones de Profepa" y amenazó con expulsar a las familias desalojadas de Arroyo San Pablo, expresó este fin de semana José Pérez Gómez, vocero del grupo, de nueva cuenta en el albergue del Instituto de Desarrollo Humano (ex DIF) de Comitán. "Las autoridades, temiendo que nos pasara algo, nos regresaron para acá", agregó.

La suerte de los anteriores "reubicados"

Apenas el año pasado, representantes de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) visitaron los asentamientos instalados por la "mesa ambiental" en tiempos de Albores, y sólo encontraron la estela del fracaso. Y también la "desparición" sospechosa de recursos que al parecer fueron presupuestados entonces.

En el predio Guadalupe Plumajillo (municipio de La Trinitaria), de 34 familias procedentes de Nueva Argentina (en Montes Azules), en 2002 quedaban dos. De las 18 procedentes de Sol Paraíso (Montes Azules), reubicadas en el predio Nuevo Mundo (municipio de Independencia), la Sedeso foxista encontró sólo cinco familias del grupo original.

Según el informe de visita comunitaria de los enviados de Desarrollo Social, el predio Los Tres Ortega (también en La Trinitaria, destinado por el gobierno para las familias del "asentamiento irregular" Santa Cruz, en Montes Azules) "originalmente contaba con 13 familias, de las cuales quedan cinco".

Los demás jefes de familia vendieron sus dotaciones a quien se las quiso comprar y abandonaron el lugar, "en primera instancia porque no encontraron las atenciones que el gobierno ofreció durante la promoción de la reubicación, y en segundo lugar debido a que su entorno difiere mucho de la selva, donde ya habían aprendido a subsistir".

En Guadalupe Plumajillo y Nuevo Mundo, donde también se han "vendido" o traspasado las viviendas y las tierras a otras personas, Sedeso encontró "desánimo, decepción, frustración, enojo y cierta determinación para abandonar los poblados". Los de Nuevo Mundo "amenazaron regresar a la selva y convencer a otros grupos que están en proceso de reubicación de que no accedan, porque sólo llegan a sufrir a los nuevos predios, donde los gobiernos los abandonan a su suerte".

Estos poblados de viviendas vacías son herencia de la "mesa ambiental" zedillista al gobierno foxista. Por aquello de "lo que no fue en mi año no fue en mi daño", la nueva "mesa" se ha desentendido de los compromisos y promesas.

Si así les va por las buenas, cómo les iría por las malas, en caso de que el gobierno desatara los desalojos que tiene planeados desde hace un año. Por lo menos cinco comunidades del sur de Montes Azules han decidido resistir: Nuevo Ejido Ocho de Febrero, San Rafael, Paraíso, Primero de Enero, San Francisco y Santa Cruz.

Evitando mencionar las órdenes de aprehensión que existen contra los pobladores de estas localidades, las actuales autoridares ambientales niegan, con cierta ambigüedad, que el gobierno planee desalojar de Montes Azules a indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional o de otras organizaciones. Por lo pronto.

Al mismo tiempo, patrullas del Ejército Mexicano y la Marina incursionan en los poblados y presionan a los indígenas para que se vayan. También los "visitan" enviados de Profepa y de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales con un coctel de promesas y amenazas.

Las autoridades municipales de La Trinitaria e Independencia tratan como "arrimados" a los ex pobladores de la selva, quienes deben emigrar como jornaleros o intentan regresar a Montes Azules. En Amatenango la cosa fue más grave: los reubicados encontraron hostilidad.

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