Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 26 de febrero de 2003
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Política

Cuauhtémoc Cárdenas

šA aguantar con firmeza, señor Presidente!

El gobierno de Estados Unidos revive la política del gran garrote para arrastrar al mundo en la guerra de rapiña que está ansioso por desatar para apoderarse del petróleo de Irak y, como en ninguna época anterior, presiona por los medios más distintos a nuestro gobierno para jalarlo en esa empresa de muerte y destrucción. Sería ésta, como todas las guerras, una guerra en la que todos, vencedores y vencidos, perdieran.

Nuestro gobierno, por voz del titular del Ejecutivo, ha adoptado una actitud pacifista, prudente y conciliadora, resistiéndose a sumarse a la aventura guerrera de George W. Bush, lo que le ha ganado el apoyo de importantes sectores de la opinión pública nacional, y al mismo tiempo ha provocado una reacción insolente y soberbia, en la mejor tradición de Henry Lane Wilson, del nuevo embajador de Bush, quien amenaza con represalias si no se sigue incondicionalmente y sin chistar la política de agresión que su jefe nos quiere imponer.

La actitud claramente injerencista del embajador, que rompe toda norma de respeto y de amistad, exige una nota de rechazo por parte del gobierno de México.

Por otro lado, ante estos hechos, no han faltado quienes por sus particulares intereses, por ingenuidad o cobardía, sostienen que el gobierno mexicano debiera complacer a Bush para evitar represalias e incluso para sacar ventajas para México, aun cuando ello representara quebrantar el mandato constitucional de buscar solución pacífica a toda controversia internacional y de hecho vender el voto mexicano en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas a cambio de migajas, que bien podrían ser, dicen quienes alientan esta posición, el tan cacareado, al principio del sexenio, acuerdo migratorio.

ƑCreen estos insensatos que a cambio de la complacencia oficial mexicana para que se mate y se destruya en Irak, el gobierno imperial va a regularizar desde el punto de vista migratorio a los millones de mexicanos que se encuentran en Estados Unidos en situación irregular o que se va a permitir el libre tránsito de personas entre México y Estados Unidos? Ningún otro acuerdo debiera ser aceptado por México en materia migratoria con nuestro vecino y ningún acuerdo a cambio de ofrendar una sola vida humana.

Si algo llegara a conceder el gobierno de Bush, sería sólo el paso temporal de unos cuantos miles de trabajadores mexicanos, muchos menos de los que cotidianamente cruzan la frontera sin papeles y muchísimos menos, sin duda, que los muertos en Irak por las bombas y las metrallas estadunidenses. ƑCómo explicaría el gobierno de Fox, a México y al mundo, la moral de cambiar braceros por cadáveres y ruina?

No perdamos de vista las lecciones de la historia: cuando por cobardía o en actitud timorata se cede ante la fuerza y la codicia, el poderoso pide más y más.

No perdamos de vista que después de Texas, Nuevo México y California, después de la firma de los tratados de paz y de que se fijaron las nuevas fronteras, a México todavía le fue arrebatada La Mesilla y no se quita la vista ni de Baja California ni del Istmo de Tehuantepec.

Si hoy se cede, mañana se habrá perdido toda capacidad de resistencia.

Si hoy se pide al gobierno de México el apoyo diplomático incondicional, mañana se le estará exigiendo la utilización de nuestro territorio y la disponibilidad sin condiciones de nuestros recursos para satisfacer sus apetitos crecientes.

Si hoy cede Fox, mañana Bush le pedirá más y pasado mañana mucho más.

Llegaron ya al Consejo de Seguridad las propuestas de guerra de Bush y la de inspecciones y negociación de los gobiernos de Francia, Alemania y Rusia.

El gobierno mexicano, por conducto de su representante en la ONU, tendrá que decidir por cuál de las dos se inclina.

Las presiones para que el voto mexicano en el Consejo de Seguridad sea favorable a las pretensiones de Bush no sólo no disminuirán de aquí en adelante, ni se limitarán a las llamadas telefónicas de la Casa Blanca a la cabaña de Los Pinos, sino que se harán más fuertes y se darán en los planos más diversos.

La actitud pacifista del gobierno mexicano cuenta con el respaldo de la enorme mayoría de los mexicanos.

Frente a lo que está por venir, esa misma enorme mayoría espera que la actitud pacifista se mantenga con firmeza, acatando con ello a plenitud el mandato de nuestra Constitución.

Esperamos, queremos, que las presiones se aguanten, que se resistan con el valor que da el patriotismo, que no haya contradicciones ni retrocesos respecto a la actitud que se ha asumido hasta ahora.

La única posición aceptable, la única acorde con lo que manda nuestra ley suprema, es que el voto del representante mexicano en el Consejo de Seguridad de la ONU sea un voto en contra de la propuesta bélica de Estados Unidos y sus seguidores y en favor de la que plantea como camino de solución al conflicto el desarme y la negociación en la paz.

No caben las medias tintas. El voto en favor de la posición estadunidense sería el voto de la sumisión, el voto de la desprotección absoluta, de la rendición incondicional y la entrega completa del país. La abstención no sería sino el voto de la indignidad, la pusilanimidad y la máxima estupidez.

šA aguantar con firmeza, señor Presidente! Instruya a su representante en Naciones Unidas para que sin titubeos vote con dignidad y patriotismo, por la auténtica solidaridad internacional, por la paz y por México.

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