NAIEFYEHYA
CRISIS
DE LA INTELIGENCIA EN LA CAUSA
BÉLICA
DE WASHINGTON Y LONDRES
EL
DESPRECIO A LA INTELIGENCIA
La impresionante respuesta popular
y planetaria del sábado 15 de febrero pasado a la guerra de Bush
fue un golpe devastador a esa infame campaña. La manifestación
de la voluntad antibélica de millones se suma a otros obstáculos
que Washington y sus aliados deberán sortear para dar credibilidad
a su campaña guerrera. Pero quizás algo de lo que más
preocupa a Bush y a Blair es el conflicto que tienen con sus propias agencias
de inteligencia, debido al uso y abuso que han dado a la información
que éstas producen. Por un lado han ignorado repetidos reportes
de que la mejor manera de empeorar las condiciones de seguridad y estimular
nuevos actos terroristas es atacando a Irak, mientras por el otro han utilizado
sus servicios de manera selectiva. La cisma entre el liderazgo y las agencias
de espionaje, principalmente la cia y el mi6, ha dado lugar a una guerra
que, como señalan Paul Lashmar y Raymond Whitaker en el diario británico
The
Independent (9 de febrero del 2003), se manifestó en la "filtración
estratégica", que hizo el Defense Intelligence Staff de un informe
que negaba la relación entre el régimen iraquí y el
grupo Al Qaeda, debido a la desconfianza mutua y a diferencias ideológicas
irreconciliables. Con esta conclusión se refutaba de entrada uno
de los principales argumentos de la exposición que dio Colin Powell
al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
EL
SHOW Y EL PLAGIO
Los problemas de inteligencia estadunidenses
y británicos fueron puestos en evidencia en el mencionado show
multimedia que presentó Colin Powell. La presentación contó
con imágenes por satélite de ambigua interpretación,
diálogos por radio interceptados y atribuidos a militares iraquíes,
caricaturas de temibles laboratorios móviles para manufacturar armas
biológicas y una vasta selección de sospechas, aseveraciones
sin pruebas y argumentos que tal vez a fuerza de repetirse se conviertan
en verdad. Pero el golpe maestro contra ese vistoso espectáculo
fue la revelación de Glen Rangwala, un analista de la Universidad
de Cambridge, difundida por canal 4 británico (6 de febrero), de
que el documento de la inteligencia inglesa, Irak su infraestructura
de ocultamiento, engaño e intimidación, que Powell presentó
como una "descripción en exquisito detalle de las actividades de
engaño iraquí", era en buena parte un plagio. Cuatro
de las diecinueve páginas, con faltas gramaticales y de puntuación,
habían sido calcadas de la versión de internet de un artículo
del Middle East Review of International Affairs (vol. 6, núm.
3, septiembre 2002) de Ibrahim al-Marashi, Iraqs Security And
Intelligence Network: A Guide And Analysis. El contenido de otras seis
páginas está copiado de artículos de Sean Boyne y
Ken Gause, publicados en Janes Intelligence Review, en 1997 y en
noviembre pasado. Ninguno de estos autores es mencionado como referencia.
Las únicas muestras de creatividad de los autores del documento
son algunas cifras infladas y un notable endurecimiento de la línea
de las afirmaciones originales. Lashmar y Whitaker señalan, por
ejemplo, que donde el original dice que el aparato de seguridad iraquí,
Mukhabarat, se dedica a "ayudar a grupos de oposición en regímenes
hostiles", el documento dice "apoyar organizaciones terroristas en regímenes
hostiles". Esta revelación pone en evidencia que, o bien estas dos
potencias carecen de fuentes de inteligencia, o es tal su desdén
y menosprecio por la comunidad internacional que piensan que les pueden
hacer creer cualquier cosa.
EL
OTRO SHOW
El fraude del documento británico
es tan grave como aquella presentación que tuvo lugar en ese recinto
de la onu el 27 de noviembre de 1990, cuando la empresa de relaciones públicas
Hill and Knowlton organizó una presentación de testimonios
de los supuestos crímenes cometidos por las tropas iraquíes
en su invasión a Kuwait. En aquella ocasión destacó
la revelación de una joven de quince años que sólo
se hizo llamar Nayirah, quien declaró haber visto cómo soldados
iraquíes sacaban quince bebés de incubadoras para robarlas,
dejando a los prematuros morir en el suelo frío. Varios investigadores
y periodistas, como John Martín, de la cadena abc, y el grupo Middle
East Watch, demostraron que Nayirah no había estado en Kuwait durante
la invasión, ya que vivía en Washington con su padre, el
embajador de ese país. También demostraron que la historia
había sido fabricada por Hill & Knowlton para crear una causa
pasional que hiciera al pueblo estadunidense aceptar la necesidad de una
guerra. Esto no quiere decir que el ejército iraquí no haya
cometido atrocidades en Kuwait, pero la urgencia de ir a la guerra (Bush
padre quería comenzar el ataque desde el mes de agosto de 1990 y
su gabinete debió convencerlo de esperar hasta el 16 de enero) y
eliminar cualquier posibilidad de una solución pacífica,
motivó a Washington a fabricar pruebas falsas.
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