Alfonso
Gazga Flores
Otras
ceremonias
(cinco
movimientos sobre un mismo tema)
Con
esta muestra de la literatura oaxaqueña actual damos continuidad
a la serie que iniciamos el mes pasado, con la que buscamos registrar las
nuevas letras de los estados de la República. Alonso Aguilar, Víctor
Cruz, Gerardo Escalante, Alfonso Gazga, Abraham O. Nahón, Óscar
Ochoa, Jorge Pech, Cuauhtémoc Peña y Efraín Velasco,
son algunos de los jóvenes autores de cuento y poesía que
ponen de manifiesto la vitalidad literaria de Oaxaca, a los que se suma
Fernando Solana, viejo colaborador de este suplemento. Asimismo, agradecemos
la portada que amablemente nos entrega el maestro Toledo.
A Judith
y Abraham
¿Amalia? pregunté.
Sí. Y me pareció
que yo mismo me contestaba.
Alfonso Reyes (La
cena)
I.Erografías.
He pasado muchas noches en vela buscando argumentos convincentes para que
lo hagan; he dado vueltas y vueltas al asunto y sólo he encontrado
esta salida. Porque ustedes, amigos, deben saber que soy consciente de
los riesgos que corro, y agradezco su preocupación y su sincera
compunción: no quiero entrar en detalles, son meras cosas del amor
y de la palabra, del tiempo y de la lluvia. Que la amo no hay duda, y no
sé por qué se empeñan en hacerme esto; la necesito,
sí. Deben saber que a pesar de todo ella tiene nombre y rostro (he
llegado a sospechar, víctima de su encanto, que hasta tiene memoria);
sólo es cosa de dejar que el tiempo pase, que las maravillas de
la voluntad ayuden en esta historia de rosas y amaneceres precipitados.
Y si lo que les preocupa es mi condición mental y emocional les
aseguro que nada ocurrirá, por lo menos nada que todavía
no haya ocurrido. Miren, ya hasta he logrado espiarla mientras duerme,
y sé que sueña; he sentido temblar su cuerpo contra mí
en la penumbra de la madrugada, cuando ya el hartazgo de los besos y la
melancolía del sudor nos dejan dormir. En esos momentos me he dado
cuenta que tiene pesadillas, y que yo sepa los fantasmas no sueñan.
Así que por favor, amigos, háganme el favor de sacarla de
donde la tienen escondida. Les prometo nunca más volver a inventar
a nadie.
No hay
puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño
de esa complacencia.
Gonzalo Rojas
II.Amoricidios.
Ella lo tomó de la mano y en un gesto moroso y cargado de rabia
le gritó una y otra vez que nunca nunca volvería a pensar
en él, que jamás pronunciaría su nombre, que nunca
recordaría su rostro; él permaneció silencioso, impávido,
mudo ante la sorpresa mientras su mano que ella sostenía con firmeza
empezaba a desvanecerse lentamente, como el aire en el aire, al compás
de la luz de la vela, que fue lo único que quedó con ella
en la habitación.
Tal es
lo que los dioses me concedieron:
a mí, el desengañado,
el infecundo, el destrozado.
H.P. Lovecraft (The
Outsider)
III.
Autoeugenesia. En su sonrisa vaga se notaba cierto aire de
complicidad, como si entre ambos pudieran urdir sin errores la sorpresa
que me tenían preparada. Debo decir que entre tanto yo había
permanecido ajeno a la situación, expectante y sabiendo de antemano
que cualquier movimiento en falso me llevaría al desengaño.
Por ello puedo afirmar que mis apariciones repentinas obedecían
más a cierta inercia del sueño que a la voluntad consciente,
así me iba convirtiendo en un invitado incómodo en esa molecular
transcripción de mordeduras y notas pegadas al refrigerador. Y es
que de algún modo tenía que estar ahí, entre los dos,
siempre presente; pues ellos debían saber que yo, inmóvil
fantasma, era la sombra de sus deseos, el lugar imaginado adonde llegaban
después de aniquilado el goce. Ahora pretenden deshacerse de mí,
han elaborado un plan, lo sé, a ella se le nota en esa sonrisita
hipócrita, y qué decir de él, poniéndose la
corbata mientras la mira a ella que se pasa las manos por los tobillos.
Por todas estas señas he podido descubrir que efectivamente quieren
desaparecerme, convertirme en un fantasma de fantasma, sin saber que de
ese modo me haré presente, con lo cual estaré destrozado:
tomaré forma, rostro, nombre, y romperé el sueño de
su agonía amorosa con mis lloriqueos a las tres de la mañana.
... y
nos aceptan siempre,
nos inventan a veces.
Mario Benedetti
IV.De(s)aparecidos.
Durante mucho tiempo fuiste tú el lugar de mis apariciones, y desde
entonces me he dado cuenta que soy un fantasma, un guiñapo, una
fabricación de tus sueños. ¿Cómo comprobarte
que no existo?, que me niego a existir, que nunca aprenderé a hacerlo.
También hace años yo pasé por estas calles, hace años
caminé a tu lado, besé tus labios (bajo un cuerpo que me
era ajeno) en la oscuridad de cuanta callejuela encontrabas; pero de eso,
ahora, no queda nada. Pero has hecho bien tu labor, sin duda nunca pensaste
que esto llegaría a ocurrir, pero qué le vamos a hacer, son
cosas que pasan; porque debes saber que he sido tan bien inventado que
he logrado adquirir algo que ustedes llaman voluntad, y por eso, sólo
por eso, he decidido abandonarte. Sí, sé que te empeñas
y te empeñarás una y otra vez en borrarme de tu imaginación,
en no imaginarme para así hacerme desaparecer. Pero ya es tarde,
ahora yo decido el lugar de mis apariciones.
la imagen
deseada se desvanece,
tú te ahogas
en tus propios reflejos.
Octavio Paz
V.
Narcisistas.
Fue gracias a la ayuda de un libro de química (heredado de mi abuelo
que gustaba de la alquimia y de la ciencia experimental) y a cierto atardecer
en una playa sin odiosos vacacionistas que logré encontrar el verdadero
leitmotiv
de mi existencia; y esto fue también causa de esta felicidad que
ahora me embriaga: el desprendimiento paulatino de algunas constantes han
logrado esto que ahora soy. El truco es fácil y podrás tú,
lector, lograr lo que yo, con tanto esfuerzo, he construido en todos estos
años. Un primer paso es tomar conciencia de tu condición
de inventado; para esto es aconsejable que cada vez que salgas de casa
te deshagas de nombres, palabras, recuerdos; después, poco a poco,
empieza a despojarte a ti mismo, date otro nombre, otra historia, otra
ficción. Un punto importante es el espejo, no dejes que ese abominable
multiplicador de sofismas te convenza de que tú eres el que está
allí reflejado; olvídate de eso y piénsate distinto,
ajeno al reflejo que todos y cada uno de los espejos te devolverá.
Tu labor se verá recompensada con el paso de los años: cada
mujer que llegue a tu lado estará complacida y verdaderamente enamorada
de encontrarse a sí misma en tu olvido.
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