La Jornada Semanal,   domingo 23 de febrero del 2003        núm. 416
Alfonso Gazga Flores
Otras ceremonias
(cinco movimientos sobre un mismo tema)

Con esta muestra de la literatura oaxaqueña actual damos continuidad a la serie que iniciamos el mes pasado, con la que buscamos registrar las nuevas letras de los estados de la República. Alonso Aguilar, Víctor Cruz, Gerardo Escalante, Alfonso Gazga, Abraham O. Nahón, Óscar Ochoa, Jorge Pech, Cuauhtémoc Peña y Efraín Velasco, son algunos de los jóvenes autores de cuento y poesía que ponen de manifiesto la vitalidad literaria de Oaxaca, a los que se suma Fernando Solana, viejo colaborador de este suplemento. Asimismo, agradecemos la portada que amablemente nos entrega el maestro Toledo.

A Judith y Abraham
–¿Amalia? –pregunté.
–Sí. Y me pareció que yo mismo me contestaba.
Alfonso Reyes (La cena)


 I.Erografías. He pasado muchas noches en vela buscando argumentos convincentes para que lo hagan; he dado vueltas y vueltas al asunto y sólo he encontrado esta salida. Porque ustedes, amigos, deben saber que soy consciente de los riesgos que corro, y agradezco su preocupación y su sincera compunción: no quiero entrar en detalles, son meras cosas del amor y de la palabra, del tiempo y de la lluvia. Que la amo no hay duda, y no sé por qué se empeñan en hacerme esto; la necesito, sí. Deben saber que a pesar de todo ella tiene nombre y rostro (he llegado a sospechar, víctima de su encanto, que hasta tiene memoria); sólo es cosa de dejar que el tiempo pase, que las maravillas de la voluntad ayuden en esta historia de rosas y amaneceres precipitados. Y si lo que les preocupa es mi condición mental y emocional les aseguro que nada ocurrirá, por lo menos nada que todavía no haya ocurrido. Miren, ya hasta he logrado espiarla mientras duerme, y sé que sueña; he sentido temblar su cuerpo contra mí en la penumbra de la madrugada, cuando ya el hartazgo de los besos y la melancolía del sudor nos dejan dormir. En esos momentos me he dado cuenta que tiene pesadillas, y que yo sepa los fantasmas no sueñan. Así que por favor, amigos, háganme el favor de sacarla de donde la tienen escondida. Les prometo nunca más volver a inventar a nadie.
 

No hay puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia.
Gonzalo Rojas
II.Amoricidios. Ella lo tomó de la mano y en un gesto moroso y cargado de rabia le gritó una y otra vez que nunca nunca volvería a pensar en él, que jamás pronunciaría su nombre, que nunca recordaría su rostro; él permaneció silencioso, impávido, mudo ante la sorpresa mientras su mano que ella sostenía con firmeza empezaba a desvanecerse lentamente, como el aire en el aire, al compás de la luz de la vela, que fue lo único que quedó con ella en la habitación.
 
Tal es lo que los dioses me concedieron:
a mí, el desengañado, el infecundo, el destrozado.
H.P. Lovecraft (The Outsider)


III. Autoeugenesia. En su sonrisa vaga se notaba cierto aire de complicidad, como si entre ambos pudieran urdir sin errores la sorpresa que me tenían preparada. Debo decir que entre tanto yo había permanecido ajeno a la situación, expectante y sabiendo de antemano que cualquier movimiento en falso me llevaría al desengaño. Por ello puedo afirmar que mis apariciones repentinas obedecían más a cierta inercia del sueño que a la voluntad consciente, así me iba convirtiendo en un invitado incómodo en esa molecular transcripción de mordeduras y notas pegadas al refrigerador. Y es que de algún modo tenía que estar ahí, entre los dos, siempre presente; pues ellos debían saber que yo, inmóvil fantasma, era la sombra de sus deseos, el lugar imaginado adonde llegaban después de aniquilado el goce. Ahora pretenden deshacerse de mí, han elaborado un plan, lo sé, a ella se le nota en esa sonrisita hipócrita, y qué decir de él, poniéndose la corbata mientras la mira a ella que se pasa las manos por los tobillos. Por todas estas señas he podido descubrir que efectivamente quieren desaparecerme, convertirme en un fantasma de fantasma, sin saber que de ese modo me haré presente, con lo cual estaré destrozado: tomaré forma, rostro, nombre, y romperé el sueño de su agonía amorosa con mis lloriqueos a las tres de la mañana.
 

... y nos aceptan siempre,
nos inventan a veces.
Mario Benedetti


IV.De(s)aparecidos. Durante mucho tiempo fuiste tú el lugar de mis apariciones, y desde entonces me he dado cuenta que soy un fantasma, un guiñapo, una fabricación de tus sueños. ¿Cómo comprobarte que no existo?, que me niego a existir, que nunca aprenderé a hacerlo. También hace años yo pasé por estas calles, hace años caminé a tu lado, besé tus labios (bajo un cuerpo que me era ajeno) en la oscuridad de cuanta callejuela encontrabas; pero de eso, ahora, no queda nada. Pero has hecho bien tu labor, sin duda nunca pensaste que esto llegaría a ocurrir, pero qué le vamos a hacer, son cosas que pasan; porque debes saber que he sido tan bien inventado que he logrado adquirir algo que ustedes llaman voluntad, y por eso, sólo por eso, he decidido abandonarte. Sí, sé que te empeñas y te empeñarás una y otra vez en borrarme de tu imaginación, en no imaginarme para así hacerme desaparecer. Pero ya es tarde, ahora yo decido el lugar de mis apariciones.

la imagen deseada se desvanece,
tú te ahogas en tus propios reflejos.
Octavio Paz


V. Narcisistas. Fue gracias a la ayuda de un libro de química (heredado de mi abuelo que gustaba de la alquimia y de la ciencia experimental) y a cierto atardecer en una playa sin odiosos vacacionistas que logré encontrar el verdadero leitmotiv de mi existencia; y esto fue también causa de esta felicidad que ahora me embriaga: el desprendimiento paulatino de algunas constantes han logrado esto que ahora soy. El truco es fácil y podrás tú, lector, lograr lo que yo, con tanto esfuerzo, he construido en todos estos años. Un primer paso es tomar conciencia de tu condición de inventado; para esto es aconsejable que cada vez que salgas de casa te deshagas de nombres, palabras, recuerdos; después, poco a poco, empieza a despojarte a ti mismo, date otro nombre, otra historia, otra ficción. Un punto importante es el espejo, no dejes que ese abominable multiplicador de sofismas te convenza de que tú eres el que está allí reflejado; olvídate de eso y piénsate distinto, ajeno al reflejo que todos y cada uno de los espejos te devolverá. Tu labor se verá recompensada con el paso de los años: cada mujer que llegue a tu lado estará complacida y verdaderamente enamorada de encontrarse a sí misma en tu olvido.