La Jornada Semanal,   domingo 9 de febrero del 2003        núm. 414
Argentina desde abajo
el estado de las cosas

Natalia Núñez

Natalia Núñez, nuestra chica en Buenos Aires, habla de y desde esa Argentina que hoy vive “sin prestar atención a la perorata por el poder” y que responde con su capacidad de autogestión a las preguntas que se acumulan como la renovada deuda con el FMI: ¿Y usted por quién va a votar?, ¿y si vuelve Menem?, ¿Es esta la lógica de la ceguera? La globalización obliga a pensar en el estado de las cosas en Argentina recordando el refrán aquel de las barbas del vecino...Natalia Núñez, nuestra chica en Buenos Aires, habla de y desde esa Argentina que hoy vive “sin prestar atención a la perorata por el poder” y que responde con su capacidad de autogestión a las preguntas que se acumulan como la renovada deuda con el FMI: ¿Y usted por quién va a votar?, ¿y si vuelve Menem?, ¿Es esta la lógica de la ceguera? La globalización obliga a pensar en el estado de las cosas en Argentina recordando el refrán aquel de las barbas del vecino...

Es cierto, hay olor a tango en el aire, dicen algunos que la alegría es brasilera. La nostalgia, el clamor melancólico del aire porteño es sólo de este lado del mundo; en el rincón donde la última idea es: "nosotros estamos peor". ¿Y usted por quién va a votar? "Y..., por nadie, si son todos unos chorros, que se vayan todos..." Pero si se van todos no queda nadie, y los argentinos no sólo hablan de que se vayan los señores que ingobernaron y continúan desgobernando el país, sino que además hacen colas en las embajadas, se anotan los primeros en las filas de naturalizaciones: los argentinos del barrio, de la provincia, de Buenos Aires se van, emigran, haciendo gala de sus mejores dotes de viajeros, recalando en el legado de sus mayores. ¿Quién tiene la mejor historia violenta? Porque al pasar por el kiosco de la esquina es imposible olvidar la historia del tipo que contó, con lujo de detalles y acritud, que a media cuadra a un hombre lo acuchillaron al guardar el "público" (teléfono encadenado al kiosco). Así las palabras quedan flotando en el aire, la violencia se aloja en los árboles y en las esquinas, llegó a la ciudad que no para nunca y se hizo de las noches, de los caminos y las plazas de Buenos Aires. Se ha materializado la miseria; vino, se hizo de voz, de niños de la calle, de personas que duermen en los portales de los edificios y se techan con cartones y mantas; se ve lo que antes no se veía, acá, en la cosmópolis. Los capitalinos, algunos, dicen: "Antes estábamos mejor, tábamos uno a uno, podías comprar lo que quisieras." ¿Y si vuelve Menem? "Que traiga de vuelta lo que se robó." ¿Es esta la lógica de la ceguera? ¿Y los que nunca estuvieron uno a uno, ni siquiera mano a mano, los desacorralados de siempre? Ésos qué pueden decir de las cuentas en dólares en pesos o en el banco, si los bancos son zona restringida invariablemente y los banqueros los primeros en encontrar protección. "A los pobres ni los habíamos visto, si antes estábamos mejor, por lo menos los milicos ponían orden", qué importa que se hayan hecho de una deuda impagable con el fmi (creado para evitar los ciclos recesivos y asegurar fondos para el pleno empleo y el crecimiento en los países en dificultades, y que hoy, con sus programas de ajustes y condiciones para otorgar préstamos, favorece la crisis y disminuye el crecimiento). "No se veía lo que se ve ahora." Tampoco se miraba; la ceguera mediática, como siempre, iba del brazo de la conveniencia y, lo que es peor, hoy más que nunca convence, catequiza.

Se sortea un ajedrez de piezas blancas, sin jaque; el mate por lo menos que lo dejen, el agua caliente no te la niega nadie, todavía es gratis, dice Gianina: "El agua es de Dios." Tiene ocho años y le pegó en la panza a la mamá porque tiene adentro un hermanito que ella no quiere. Vende una flor y se la queda, pide agua y se sienta, el peso devaluado en una mano y la flor en la otra, juega con la hielera. Es de esas nenas llenas de violencia y con razones para no querer un hermanito, mucho menos para amarlo. ¿Quién le habrá pegado a ella en la panza?

Y aunque la depresión paraliza y entumece el ánimo en muchos sectores, los que lucharon siguen luchando y algunos ciegos se hicieron tuertos y se reconocieron partícipes. Todos vieron la violencia que Gianina mamó, y hoy la viven, y hoy los pobres en Argentina dejaron de ser el enemigo, porque la clase media se identifica con ellos. ¿Culpa? Quizá, pero la solidaridad renace sean cuales fueren las razones, la gente busca un cambio y no lo encuentra en los dirigentes de siempre, ninguno convence y todos son conocidos. El poder rota, pero lo hace desde un Estado resquebrajado que busca ayuda en Washington; no obstante hace mucho que Argentina sobrevive sin la ayuda de dicho organismo, y crece el convencimiento de que se pueden hacer las cosas de otra manera, la autogestión y la solidaridad son palabras que se han convertido en acciones. La ayuda del Fondo no llegó y que ni llegue, ¿para qué? Para pagar los vencimientos de una deuda virtual, para aceptar las condiciones de unos señores que ni siquiera viven acá y castigan la participación del pueblo, la movilización de la gente. El otro día, el ex mandatario del Justicialismo, acompañado de su señora ex miss universo, en campaña, hablaba del fmi. El innombrable ex presidente reelegido dos veces predicaba, y en su retórica se sucedían los cartoons, como si esos señores fueran de un país a otro en el Tercer Mundo con una valija en la mano, 20 mil millones acá, 500 allá; como si fuera un organismo caritativo y sin intereses. Tan claras parecían las imágenes y era tal su elocuencia, que seguramente él debe haber visto esos dineros, y claro, vencimiento más, vencimiento menos, alguna comisión se habrá llevado de las privatizaciones. En el gobierno se cuecen habas, y el Justicialismo de Duhalde logra armar un polo antimenemista –lo cual no es ni bueno ni malo, sino todo lo contrario– agregando más confusión (por si hubiera poca) al futuro democrático de Argentina. 

Sin prestar atención a la perorata por el poder, la gente se organiza: en los barrios hay comedores, pocos dependen del Estado y la mayoría sobreviven de la solidaridad de particulares; los citadinos separan la basura para que los cartoneros, los cirujas, no deshagan las bolsas y encuentren lo que buscan: en la verde, cartón y papel, en la negra restos de comida, y una más para la basura inclasificable. No es una solución, es una medida del gobierno capitalino, y todo se presta a críticas cuando no se ofrecen endereces en sustancia, estructurales, que verdaderamente hagan el cambio. Ese tipo de soluciones ni existen ni vendrán de la mano de este sistema; hay demasiados vicios como para aplicar remedios mágicos o milagrosos. Es válido trabajar, hacer; es imprescindible reunirse a reflexionar, llevar lo que hay a los que no lo tienen, y no sólo comida, sino pensamiento, cultura, salud. Resistir es un verbo de acción y eso es lo que los argentinos hacen: resistir el embate y las críticas de los organismos y los medios internacionales y, también, de los nacionales. Es la diferencia entre la "información macroeconómica" y los sucesos de la vida cotidiana, y es desde allí que el país se moviliza. 

En los barrios algunos se van, pero los que quedan se comprometen a seguir tirando. La confusión reina en el ámbito político y sin embargo la población ejerce su política más pura en función de los bienes públicos y comunitarios. Nadie sabe por quién votar ni qué pensar de las candidaturas y al mismo tiempo se habla de autonomía, horizontalidad, cambio social y formación.

En Brasil se votó a Lula para que dé un giro de 180 grados a la política económica y social. Pueden pasar años antes de que en Argentina se reúnan las condiciones para un movimiento de base como el pt brasileño. Pero en estos días los ministros de justicia del Mercosur discutirán el libre tránsito de ciudadanos en los cuatro países, con derechos civiles iguales, residencia y autorización de trabajo; 25 mil personas pasaron en noviembre por las exposiciones y muestras de arte que coincidieron en Buenos Aires; la ii Bienal de Arte Internacional cambió el aspecto del museo Nacional de Bellas Artes y convocó a 11 mil 500 personas en sus primeros tres días; el tema: "Globalización o regionalismo".

A la Plaza de Mayo llega la "Marcha de los Chicos del Pueblo" después de doce días de caravana; comenzó el 28 de octubre en Misiones. Es por la defensa de los derechos de los niños, "para que los padres tengan trabajo y los chicos seamos chicos", explica Astrid, de once años, a un público conmovido. Después, León Gieco le pide a Dios lo mismo que estos niños a toda la sociedad: que la guerra no nos sea indiferente.