![]() ANA GARCÍA BERGUA KAFKA Y EL MANUAL
Me parece que me falta feminidad. Tenía para escoger, como un regalo de Navidad gratificante, entre un Chanel número 5 y los cuentos completos de Franz Kafka, y me decidí por lo último. Qué quieren, una es así. Ahora voy a oler a Kafka todo el año. Esta nueva edición de Kafka es de la hispana Valdemar y se propone acercar al lector en castellano a la obra de Kafka "sin filtros ni retoques", a decir de su traductor José Rafael Hernández Arias, basándose en los textos manuscritos del autor o en las ediciones que éste autorizó en vida. Tal parece que al dar a conocer la obra de su amigo ya muerto, Max Brod unió trozos originalmente dispersos o modificó algunos aspectos de la sintaxis de Kafka, un poco descuidada o fría, para enmendarlos. Ahora se rescata, por decirlo así, al Kafka original. El traductor afirma que intentó transmitir la "prosa jurídica y seudocientífica" del escritor y ajustarse lo más posible al original, aun cuando "no sea tan satisfactoria estéticamente hablando". Eso es cierto. Comparemos, por ejemplo, el primer párrafo de La metamorfosis en esta edición, con el de editorial Losada, obra de Jorge Luis Borges: Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto. Hallábase echado sobre el duro caparazón de su espalda y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas si podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia.Y esta nueva traducción: Cuando Gregor Samsa despertó una mañana de un sueño inquieto, se encontró en la cama convertido en un monstruoso insecto. Yacía sobre su dura espalda, parecida a una coraza, y veía, cuando levantaba un poco la cabeza, su estómago abombado, de color marrón, dividido por durezas arqueadas, sobre el que la manta, a punto de deslizarse hasta el suelo, apenas podía mantenerse. Sus numerosas patas, de una delgadez deplorable en comparación con su volumen corporal, vibraban desvalidas ante sus ojos.Ambas versiones tienen su ventaja: en una leemos los textos originales de Kafka, jurídicos y escuetos, y en la otra leemos a Borges, lo cual no es cualquier cosa.
Dice el Manual de Carreño
sobre los padres: "Nuestro respeto debe ser profundo e inalterable, sin
que podamos jamás permitirnos la más ligera falta que lo
profane, aun cuando lleguemos a creerlos alguna vez apartados de la senda
de la justicia, y aun cuando la desgracia los haya conducido a la demencia,
o a cualquiera otra situación lamentable que los despoje de la consideración
de los demás. Siempre son nuestros padres, y a nosotros no nos toca
otra cosa que compadecerlos, llorar sus miserias y colmarlos de atenciones
delicadas y de contemplaciones." En el fondo, Gregorio es un escarabajo
urbanísimo, un escarabajo de manual. A fin de cuentas, si Kafka
utilizaba el lenguaje de la jurisprudencia, todo esto no es tan extraño:
leyes y manuales tienden a ordenar cosas inordenables, como convertirse
en un insecto grande de muchas patas.
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