GEORGE ORWELL Y MARSHALL MCLUHAN Señores: Anden donde anden y estén donde estén, queremos comunicarles lo que está pasando en un país, parte de la aldea planetaria, llamado México, a principios del precozmente aciago año 2003. Tal vez con estos informes puedan corroborar, enriquecer o matizar algunas de sus teorías sobre control, descontrol, industria de la conciencia, medios, mensajes y masajes. Enumeramos los acontecimientos: 1. En México, uno de los miembros del duopolio televisivo tiene un ejército privado para invadir algunos de los pocos canales no alineados (sus tropas se mueven embozadas y portan armas de uso exclusivo del ejército). Mientras sus efectivos realizan las operaciones militares, los técnicos invaden ondas y frecuencias, conquistando los espacios siderales. 2. El Gobierno del país considera que esos ataques e invasiones pertenecen a la esfera de lo privado y, por lo mismo, las partes en conflicto (agresores y agredidos en el mismo nivel) deben negociar solitos para encontrar, solitos también, una solución. La ruptura del estado de derecho, los delitos cometidos y todas las atrocidades que incluyen intentos de corrupción y de soborno, no importan mucho, pues son cosas que no afectan a la sociedad en su conjunto. Por eso el Presidente de la República contestó a las preguntas de los comunicadores con un increíble: "¿Y yo por qué?" De esta manera cumplió a cabalidad el desideratum del Estado gendarme: "dejar hacer, dejar pasar". Señores Orwell y McLuhan: construyan,
por favor, nuevos textos con estos materiales y piensen en este desventurado
país, en sus ejércitos privados, su gobierno que calla o
miente, los piratas de las ondas, el big brother empresarial y la
horrenda mansedumbre del rebaño manipulado.
LA
REDACCIÓN
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