Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 13 de enero de 2003
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Cultura
Con El Tiradito Antonio Zúñiga obtuvo el Premio Nacional Nuevo León de Dramaturgia 2002

Una obra recoge la leyenda del "santo de los indocumentados"

La pieza, odisea homérica que transcurre en el desierto de Sonora y Arizona, en la que el moderno Ulises es un inmigrante, explica el autor Hay planes para representarla a principios de 2004

CARLOS PAUL

A partir de la leyenda del "santo de los indocumentados", El Tiradito, el dramaturgo Antonio Zúñiga escribió una obra en la que reflexiona sobre los problemas y peligros que deben enfrentar los inmigrantes que cruzan por el desierto de Estados Unidos. Con El Tiradito. Crónica de un santo pecador, Zúñiga obtuvo el primer lugar del Premio Nacional Nuevo León de Dramaturgia 2002.

En el corazón del barrio histórico de la ciudad de Tucson (Arizona, EU) se halla una capilla en la que se venera a ese santo. De las varias leyendas sobre su origen la más reconocida es la que narra la historia de un indocumentado mexicano que cruzó la frontera a principios de 1870 y entró a trabajar en una hacienda de aquella región.

Este indocumentado conocido como Juan Olivares se enamoró y tuvo un romance con la esposa del hacendado, quien al conocer esa relación, en venganza lo asesino a hachazos, para luego arrastrarlo por la calle y tirarlo en una zanja.

Ahí, donde fue tirado, fue sepultado por los lugareños. Tiempo después -se cuenta- empezaron a suceder milagros, por lo que la gente comenzó a venerar el lugar. Incluso se cree que si la veladora que ofrenda una persona permanece encendida toda la noche, el milagro que pidió se le concederá.

Como cada vez llegaban más personas a venerar a ese santo, se improvisó una capilla a la que le dieron el nombre de El Tiradito. Ese lugar se ha convertido ahora en el símbolo del dolor y el sufrimiento de lo que se vive diariamente en la frontera, y ahí se reúnen un jueves al mes los activistas solidarios (mexicanos y estadunidenses) para rezar por los indocumentados que han muerto en el desierto en busca de una vida mejor, así como para denunciar distintas violaciones a los derechos humanos.

Hasta ahí también llegan "sobre todo inmigrantes para reverenciar a este 'santo pecador', para pedirle arregle su situación de indocumentados, su residencia, su ciudadanía; por sus hijos, hermanos o amigos que cruzan la frontera, o por los que ya cruzaron y no se encontraron con los cazadores de inmigrantes. Es el santo de los indocumentados", expresa Zúñiga.

La idea vino de Tucson

La idea de escribir un texto acerca de esa leyenda, explica el también autor de Estrellas enterradas, obra en la que reflexiona sobre las más de 300 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, fue propuesta por Martín Zatarain, director del grupo La Capilla Teatro, de Tucson, Arizona, quien le hizo llegar a Zúñiga diversos documentos sobre la veneración a El Tiradito.

Así, con el apoyo del Programa de Residencias Artísticas México-Canadá, nació la obra El Tiradito. Crónica de un santo pecador.

La obra, explica el autor, "es una odisea que transcurre en el desierto de Sonora y Arizona, que intenta reflexionar más en el concepto que en la leyenda en sí, es decir, concebí a un moderno Ulises que viaja de una extraña Itaca mexicana o latinoamericana hacía el norte, en busca de la Capilla de los Deseos, donde vive El Tiradito, para pedirle trabajo en Estados Unidos y luego regresar de nuevo a esa Itaca, el pueblo más pobre de México.

''Lo que intentó exponer es, por un lado, los problemas y peligros a los que se tienen que enfrentar los hombres y mujeres que emigran, pero sobre todo que de alguna manera estos seres son tirados, expulsados de su lugar de origen por la incapacidad de un gobierno por resolver sus necesidades de trabajo.

"Al protagonista lo enfrento a los peligros que corrió Ulises. En este caso los cíclopes son unos polleros, las sirenas unas cholas traficantes de mariguana, Circe es una mujer que le revela su pasado mediante los sueños, y los cazadores de inmigrantes representan la muerte. Estos últimos se encarnan en el bandolero Billy The Kid, de quien se dice que también le gustaba asesinar a mexicanos.

''Están representados también los agentes de la Border Patrol, así como los grupos de solidaridad estadunidense con los indocumentados, que en la realidad son aquellos que ponen depósitos de agua en distintos puntos del desierto".

Zúñiga -cuya dramaturgia aborda principalmente los problemas fronterizos México-Estados Unidos- destaca que hoy más que nunca la cuestión de los indocumentados cobra una vigencia extraordinaria, pues con la apertura, desde primero de enero, de productos agropecuarios estadunidenses y el rezago del campo mexicano "es muy probable que crezca la migración. Los campesinos mexicanos se convertirán en los tiraditos de nuestra época".

El Tiradito. Crónica de un santo pecador "está comprometida" para ser puesta en escena a principios del 2004 por el grupo La Capilla Teatro, de Tucson, en la que participará también el grupo Alborde Teatro, de Ciudad Juárez, adelanta Zúñiga.

Sin embargo -añade-, ''en abril de este año estrenaré en el Distrito Federal Una luna de pinole, obra infantil con títeres y actores que retoma una leyenda tarahumara en la que se narra la historia de que las niñas no deben verse reflejadas en un lago por la noche, porque la Luna las absorbe. La obra trata de una niña que desobedece esa leyenda. Después su estreno la obra se presentará en diversas comunidades rarámuris''. 

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