NAIEFYEHYA
GUERRA
MITOS Y MEDIOS (II DE III)
CAMPAÑAS
CRIMINALES
La guerra es tecnología
aplicada, desde las macanas de madera y los cuchillos de obsidiana hasta
los misiles cruise. Pero así como los ejércitos modernos
dependen de armas sofisticadas, sistemas de comunicación y transportes,
también requieren en igual medida de medios de difusión para
desplegar sus mitos mediante campañas de propaganda. De no ser por
su uso de la radio el carisma de Hitler o Mussolini no hubieran tenido
el vasto impacto del que se valieron para emprender sus ambiciosas aventuras
bélicas. De manera semejante los líderes yugoslavos (especialmente
Slobodan Milosevic y Franjo Tudjman) que desmantelaron ese país,
no hubieran sido capaces de lograr que vecinos, amigos y compañeros
de trabajo se asesinaran sin piedad a causa de un exaltado y artificioso
fervor nacionalista. De pronto la nación europea que se esperaba
se integraría más rápidamente al nuevo orden mundial
sin la Unión Soviética se desintegró, primero por
la declaración de independencia de Eslovenia y más tarde
debido a una sangrienta partición en tres mini naciones: Serbia
ortodoxa, Croacia católica y Bosnia musulmana. Así, en vez
de aspirar a mejores condiciones de vida o a integrarse a la nueva economía
de mercado, serbios y croatas se hundieron en sueños de exterminio
y de limpieza étnica, al tiempo en que los líderes de las
milicias se enriquecían con la economía de guerra y el control
del tráfico de drogas. Esto no hubiera podido suceder de no ser
por la campaña mediática, principalmente televisiva, conducida
por la Radio y Televisión Serbia (rts) y que duró cuatro
años antes de que comenzaran las hostilidades. Sin ella Milosevic
no hubiera logrado infectar de odio al pueblo serbio. Tudjman por su lado,
también se valió de los medios para propagar su ideología
fascista y sus perversos ideales de pureza. De manera semejante la atroz
campaña homicida hutu de 1994 que cobró la vida de medio
millón de tutsis en Ruanda no habría tenido lugar de no ser
por la abrumadora campaña radiofónica de la estación
del Frente Patriótico de Ruanda, (que tomó el poder en 1993),
Radio Télévision Libre des Mille Collines (rtlm), que llamaba
abiertamente a unirse a la matanza. Casi medio milenio antes, mitos semejantes
llevaron a los habitantes de la isla de Pascua a destruir su propia cultura
poco antes de la llegada de los europeos. Como escribe al respecto de estos
conflictos el ex corresponsal de guerra del New York Times, Chris
Hedges en su libro, War is a Force that Gives us Meaning: "Son guerras
manufacturadas, nacidas del colapso de sociedades civiles, perpetuadas
por el miedo, la ambición y la paranoia y son conducidas por gangsters
que emergieron del fondo de sus propias sociedades para aterrorizar a todos,
incluyendo aquellos que supuestamente protegían".
CUBRIR
PARA MENTIR
Podríamos imaginar que la cobertura
periodística de la guerra hubiera conducido a un rechazo popular
de los horrores de la guerra, que los recuentos del sufrimiento innecesario,
así como las imágenes atroces de muerte y devastación
destrozarían los mitos de la guerra. Pero a partir de la guerra
de Crimea (la primera en la que hubo corresponsales de guerra que enviaban
cables a sus diarios) la cobertura de los combates ha sido empleada más
para celebrar la guerra y crear un estado de euforia colectiva que para
condenar su insensatez. Lo paradójico es que al convertir la guerra
en entretenimiento no se ha eliminado su poder mítico, sino que
por el contrario se le glorifica, se vuelve omnipresente, necesaria, inofensiva
y además narcotizante. La cobertura de la guerra por los medios
masivos sufrió un revés tras la derrota estadounidense en
Vietnam. Ya que la opinión pública eventualmente logró
desmantelar el mito de la guerra al ver dosis diarias de atrocidades. Para
evitar cometer el mismo error, la guerra del Golfo fue censurada con un
severo control y filtración de la información. Este tipo
de censura no podría funcionar sin la colaboración de los
medios. El jugador principal en aquel momento fue la cadena cnn, la cual
ha perdido el monopolio y las guerras del siglo xxi serán disputadas
en las pantallas por otras cadenas como Fox News Network, MsNBC, una artificialmente
rejuvenecida bbc y por supuesto Al Jazeera, la estación de Qatar
que bajo la apariencia de ser el primer medio libre del mundo árabe
ha servido como una prodigiosa campaña de relaciones públicas
para el jeque de ese diminuto estado quien desea ser el nuevo hijo favorito
de los Estados Unidos en la región de Golfo Pérsico.
EPÍLOGO
La guerra es una enfermedad crónica
a la que está condenada nuestra especie, un mal devastador y eventualmente
mortal, pero que como escribe Hedges es también un estimulante poderosamente
adictivo que da sentido, propósito y razón de ser hasta a
las vidas más inútiles. Pero cuando pasa el efecto del narcótico
la guerra pierde su aura mística y aparece como lo que realmente
es: una carnicería sistemática.
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