Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 12 de enero de 2003
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Política
EL CAMPO ANTE EL TLCAN

El tratado trilateral no es destino y tendrá que revisarse, afirma Armando Bartra

Busca el gobierno desaparecer a 20 millones de campesinos: expertos

La UNORCA y la CNPA, en contra de que el subsecretario de Desarrollo Rural de la Sagarpa encabece la comisión gubernamental en las mesas de diálogo; "no es sensible a las demandas"

ANGELES CRUZ

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no es destino y tendrá que revisarse, así como la Unión Europea lo hace con los acuerdos comerciales que firma, en los cuales se reconoce que, además de la producción, el fomento de la agricultura es fundamental para garantizar la seguridad y calidad de los alimentos y la protección ambiental. Para Armando Bartra, esta estrategia también es útil para "enfriarle el agua a la guerrilla".

Bartra y Gustavo Esteva, expertos en los temas indígena y campesino, resaltaron que en las negociaciones de las organizaciones de productores con el gobierno federal también se debe establecer que el problema del campo no es sólo comercial, sino que se trata de una de las actividades fundamentales de la economía, de la cual depende 25 por ciento de la población, que genera 5 por ciento del producto interno bruto.

Sin embargo, dijo Esteva durante el seminario Agenda para una nueva política para el campo, "no debemos engañarnos. La política oficial tiene el propósito claro de desaparecer a los campesinos". Desde hace 50 años se impulsó la idea de que el sector únicamente debería aportar materias primas y alimentos baratos, así como generar divisas. Los productores serían la mano de obra de la industrialización y la urbanización para luego desaparecer.

En 1982 se instaló la política que hoy sigue vigente. En esa época, desde la Secretaría de Agricultura, los funcionarios advertían que el objetivo era remover del México rural a la mitad de la población en los siguientes cinco años. La administración foxista, señaló Esteva, elevó la meta y se propone eliminar a 20 millones de campesinos, a los que considera improductivos.

Rumbo a la Convención Nacional Agropecuaria

Mientras tanto, aunque según algunos dirigentes de las organizaciones campesinas se habían resuelto la mayoría de las diferencias con las autoridades respecto a la convocatoria para las mesas de diálogo y la Convención Nacional Agropecuaria, ayer Alberto Gó- mez Flores, presidente de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), y José Narro Céspedes, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), comentaron la inquietud que existe por la pretensión de que Antonio Ruiz, subsecretario de Desarrollo Rural de la Secretaría de Agricultura, encabece la comisión del gobierno.

Narro comentó que el funcionario es miembro de la Fundación Mexicana de Desarrollo Agropecuario, a la que pertenecen empresas trasnacionales como Nestlé y Bimbo. Dijo que Antonio Ruiz no es sensible a las preocupaciones y demandas de los campesinos, quienes han sido excluidos del desarrollo rural.

Por su parte, Alberto Gómez mencionó que las organizaciones campesinas discutirán esta situación. Por ello, aún no es seguro que el lunes 13 se lleve a cabo la reunión con el gobierno para afinar los detalles de la convocatoria y la organización de las mesas de diálogo, que se iniciarían el viernes 17 con el tema comercio y TLCAN.

Ayer se cumplió el sexto día de ayuno de los integrantes del movimiento El campo no aguanta más. Al Angel de la Independencia llegaron comisiones de la Central Campesina Cardenista y trabajadores del Seguro Social. Por la tarde se realizó un festival en el que participaron diversos grupos de la sociedad civil. Hoy al mediodía está prevista la visita de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Durante el seminario, organizado por el Congreso Agrario Permanente, el Campo no aguanta más y El Barzón en la Cámara de Diputados, el antropólogo Armando Bartra resaltó que en la actual coyuntura se impone una rectificación estratégica, porque en el campo no hay sólo un problema comercial, sino la necesidad de un nuevo modelo integral que opere en función de las necesidades de la sociedad.

Hasta ahora, destacó ante los integrantes de las diferentes agrupaciones campesinas, investigadores y políticos, no existe en México una política para el desarrollo del campo. La ley en la materia, continuó, no tiene ningún impacto y parece que el mercado decide el rumbo a seguir. Una consecuencia de lo anterior es la creciente migración de mexicanos hacia Estados Unidos.

"Hay una verdadera desbandada -señaló Bartra-, que es de al menos un migrante cada minuto. Esa exportación de personas genera remesas anuales de 10 mil a 11 mil millones de dólares anuales. Lo paradójico es que esa misma cantidad la invierte el país para comprar alimentos del exterior."

Lo razonable, apuntó el experto, sería que ese dinero se invirtiera en la producción nacional de alimentos y con ello aprovechar las ventajas que tiene el fortalecimiento del campo: la generación de empleos e ingresos, y la reducción del riesgo de crisis alimentarias y hambruna.

Otros bienes y servicios derivados de la actividad agropecuaria y forestal tienen que ver con evitar la desintegración social, la migración y, por el contrario, favorecer el fortalecimiento de la comunidad. Incluso, explicó Bartra, restaurar la viabilidad de la economía campesina es la forma más barata de combatir el crimen organizado, en particular para abatir narcocultivos y narcotráfico.

No sólo eso. El impulso a la producción agrícola es "la forma menos cruenta y más legítima de enfriarle el agua a la guerrilla y, al mismo tiempo, de dignificar y democratizar la sociedad rural", apuntó.

En su exposición destacó la visión que los países europeos tienen de la producción agrícola, que los llevó en 1992 a diseñar medidas complementarias con el fin de establecer subsidios para los labriegos ubicados en zonas desfavorecidas, capacitarlos en tecnologías ecológicas y apoyar a los jóvenes interesados en participar en el área, así como jubilar a los labriegos mayores de 55 años y otorgar compensaciones para quienes desearan convertir sus explotaciones agropecuarias en zonas silvícolas o reservas ecológicas.

Sin duda, subrayó, esta política contrasta con la estadunidense, en la cual los subsidios se utilizan para abatir los precios y poder vender a precios dumping.

El fortalecimiento de la actividad campesina en México traería beneficios adicionales en el ámbito cultural, toda vez que "nuestra identidad como nación se sustenta justamente en la diversidad de culturas autóctonas, migradas y mestizas que existen en el país", indicó.

El seminario también contó con la participación de la investigadora de la UAM Beatriz Canabal, quien se refirió a la problemática que viven las mujeres del campo. Dijo que, a pesar de su creciente inserción en la actividad agrícola, tienen las peores condiciones de vida y mayores desventajas en salud.

Resaltó la necesidad de revisar y reformular los programas dirigidos a la población femenina, porque los vigentes son marginales, con poco financiamiento y asistencialistas.


EL CAMPO ANTE EL TLCAN

Ya son 20 años de abandono, dicen ayunantes en el Angel

La falta de apoyo nos empuja a rentar la tierra: campesinos

La respuesta del gobierno dependerá de la unión del pueblo

DE LA REDACCION

Sentados al pie del Angel de la Independencia, 16 dirigentes campesinos han cumplido seis días de ayuno con la exigencia de que el gobierno acepte la renegociación del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y denuncian que el abandono oficial del sector en las dos décadas recientes ha obligado a que 60 por ciento de las tierras ejidales sean rentadas a latifundistas que eran los antiguos dueños, como ocurre en el valle del Yaqui, en Sonora.

Son integrantes del movimiento El campo no aguanta más y dejaron sus parcelas de cultivo para luchar en la capital y llamar la atención de funcionarios y sociedad sobre la idea de defender la soberanía alimentaria del país y la vida de los campesinos.

Uno de los ayunantes, Alberto Gómez, dirigente de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), explica: "en los últimos 20 años todos los gobiernos han desmantelado el apoyo al campo, y ahora se necesita de la voluntad oficial para que sea prioridad nacional, porque nosotros podemos garantizar la soberanía alimentaria del país".

Originario del Valle del Yaqui, en Sonora, el ejidatario Olegario Carrillo pernocta con sus compañeros al pie de la llama votiva en memoria de los héroes de la Independencia. Desde hace más de dos décadas lucha por los jornaleros de su región. No duda cuando expresa: "los agricultores queremos trabajar, queremos vivir bien de lo que el campo produce y sembrar para nosotros y toda la gente productos sanos y de calidad.

"Hay mucho que hacer, es cuestión de que el gobierno se salga de esa insensibilidad y acuerde lo que convenga con base en las demandas y propuestas que estamos haciendo las organizaciones. Hoy batallamos para que nos entreguen financiamientos, que además son reducidos, debido a nos piden una cantidad enorme de requisitos, y los industriales acopian nuestra producción y se quedan con todas las ganancias. A lo más que podemos apostar es a lo de la comercialización que el gobierno ha aplicado para los productores de trigo, maíz y cártamo".

Muchas veces trabajamos para pagar intereses

"Estamos vendiéndole al mejor postor -continúa-, pero desgraciadamente son los acaparadores quienes ponen las condiciones. Cuando llegan los apoyos es muy tarde y en muchas ocasiones nada más trabajamos para pagar intereses moratorios y sólo nos quedan migajas". Según Carrillo, "con la apertura no hay mercado para nuestros productos y las empresas de comercialización se están acabando. Todavía quedan algunas donde están integrados los productores de los ejidos, de la pequeña propiedad y colonos, pero son insuficientes para dar salida a toda la producción que se levanta en los valles del Yaqui y del Mayo. Por esa razón, creo que hasta por ahí se nos ha dejado al garete".

El también integrante de la comisión ejecutiva de la UNORCA explica: "hay mucha inquietud en los ejidatarios. ¿Sabes cuál es la angustia o coraje? Que se nos está empujando al rentismo. Más de 60 por ciento de los ejidos están rentados, y peor, los tienen los terratenientes o latifundistas que antes eran sus dueños. Por desesperación muchos están vendiendo su pedazo de terreno, y eso está cabrón, porque el campo se está quedando abandonado".

Tercia Francisco Mercado Salvador, coodinador de la UNORCA en San Luis Potosí, en la Huasteca sur y parte del Altiplano: "Nosotros estamos igual. El campo se está desarticulando y se está quedando sin nada por las políticas del gobierno. Yo hago una invitación a todos los productores del país a que reflexionen que estamos a tiempo para iniciar una larga jornada en contra esta política. Que quede claro, estamos dispuestos a no rendirnos. Se nos están uniendo muchas personas y grupos para remediar la situación en el campo.

"En la ganadería ya se ven los estragos y empieza a llegar carne importada de mala calidad, la cual está desplazando a los productores nacionales. Por Tampico está entrando carne en canal sin ningún control de calidad, y mucha es hasta transgénica."

Con su sombrero de palma, otro ayunante, Carlos Enrique Villeda, de Tuxpan, Nayarit, interviene: "somos productores de frijol, arroz, tabaco, frutas y hortalizas, y en este momento estamos en bancarrota. No hay crédito ni inversión, no hay nada. En los 60, Nayarit incluso fue el granero de México, pero las políticas agrarias y agropecuarias del gobierno nos han perjudicado".

Villeda relata el trabajo que han hecho para contrarrestar la crisis en su región: "Hemos sido propositivos, desde hace un año creamos una integradora para comercializar el frijol, la cual beneficia a unos 10 mil campesinos de 15 municipios del estado, y en 2002 pignoramos más de 40 mil toneladas, pagamos a 9 pesos el kilo a los productores, pero lo estamos vendiendo a uno y dos pesos porque nos golpea el TLCAN. Ellos lo meten más barato cuando nosotros cosechamos, y el gobierno no asume ninguna responsabilidad".

Además de padecer a los acaparadores -dice-, "en octubre nos pegó el Kena, y nos tumbó 13 de 22 bodegas, con lo que perdimos unas 15 mil toneladas y no hemos recibido respaldo oficial, ni siquiera nos han dado apoyo del Fonden (fondo de emergencia para desastres). El único subsidio que hay es Procampo, pero sólo alcanza para la mitad de las tierras, y la otra parte se renta para sacar. Es una miseria, en Estados Unidos reciben hasta 30 veces más que nosotros". En el tono franco de los campesinos, Carlos Villeda concluye: "Cuando se le dio el voto al Presidente y llegó al poder se comprometió con el campo, dijo que lo iba a apoyar para sacarlo del rezago, pero no ha habido respuesta. Por eso le pedimos la moratoria del TLCAN y una buena política para equipararnos con Estados Unidos y Canadá. Si no hay respuesta favorable a nuestras demandas va a haber un estallido social. La gente ya no aguanta más. De 1982 a la fecha han vendido el puerquito, y la gallinita, y los campesinos ya no tienen nada que vender. Nosotros tenemos la capacidad para producir mejor, pero necesitamos apoyos".

Sohelio Jaimes, de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero, es viejo en estas lides de la lucha campesina. Asegura que "el movimiento se ha ido fortaleciendo en los últimos días. Lo hemos visto con el apoyo que nos han brindado, con las muestras de solidaridad de diferentes organizaciones del país que han venido al Angel. También hemos recibido mensajes de apoyo de Europa, Estados Unidos y de otros países de América Latina.

"La respuesta oficial -sostiene- va a depender de la fuerza que vayamos teniendo como movimiento. Si logramos crecer a nivel nacional el gobierno tendrá que aceptar las demandas de los campesinos." Jaimes tiene claro que el movimiento es largo. "El ayuno continuará un poco más, no creemos que con esta sola acción vamos a cambiar la situación del país. Este es un gran paso, estamos creando conciencia de la importancia de defender el agro."

Ante las consecuencias de la apertura comercial en su región y de los bajos precios internacionales del aromático, Jaimes explica que más de 35 organizaciones de cafetaleros del estado han creado la integradora Guerreros de México, con más de 22 mil productores de café, que logró acopiar el año pasado más de 35 mil quintales de grano. "El objetivo es que como productores podamos comercializar el café, y es un paso que estamos dando al crear un mercado interno a nuestro producto, porque no podemos depender del internacional. Muchos están abandonando sus parcelas, pero nosotros queremos conservarlas, ya que el café también contribuye a la ecología porque se produce bajo sombra y es un pulmón que tiene el país, y si lo dejamos morir también se acaba eso."

Por el bien de la nación

"Tenemos esperanza de ganar. Queremos que el pueblo apoye este movimiento porque es por el bien de la nación. Esta lucha es asunto de todos los mexicanos para rescatar el campo y dar otro rumbo a la nación."

Un grupo de mujeres también participa en el ayuno. Una de ellas, Valeria Vidales, es representante de la Asociación Nacional de Mujeres Organizadas en Red, que agrupa a 8 mil 500 campesinas de dos estados.

Valeria dice que están solidarizándose con sus compañeros porque ellas también trabajan en el agro. Originaria de la Mixteca poblana explica: "Es importante el papel de las mujeres, ya que uno de los efectos del TLCAN es que el campo se está femenizando por la migración de los hombres al norte. Nosotras nos quedamos en los pueblos y tenemos que trabajar con nuestros hijos las tierras abandonadas.

"Queremos que el gobierno se toque el corazón para ver qué está pasando, hacia dónde queremos llegar, porque la pobreza se agudiza cada vez más y la migración crece. Tengo familiares que trabajan en el campo de Estados Unidos, y sus productos los venden a México; ellos aportan su mano de obra y generan divisas para el país. Nosotros también aportamos algo a la nación con nuestras parcelas. Esperamos que se revise el apartado agropecuario del TLCAN y nosotras como mujeres participemos en la discusión, porque no somos ajenas al problema."

Pide mandar un mensaje a la sociedad: "Esperamos que los mexicanos de la ciudad no sea tan fríos, porque el problema del campo y esta lucha son de todos".

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