Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 12 de enero de 2003
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

Borrador de proyecto

Me entusiasmó mucho la expresión que formulara Armando Bartra en su balance de 10 años presentado ayer en La Jornada. Vale la pena meditarla a fondo. Con la resistencia ciudadana, con la resistencia social al cambio del gobierno del cambio, se va delineando una propuesta alternativa de país.

Y es que, efectivamente, se ha incrementado la oposición a la contrarreforma en el campo; se ha frenado una reforma energética regresiva; se ha detenido un cambio fiscal empobrecedor; se presenta una oposición firme a una regresión laboral sin precedente; se repudia ampliamente la desnacionalización creciente de nuestra economía; se desconfía ampliamente de la similarmente creciente cercanía con el gobierno estadunidense.

Y frente a todo eso, y acaso como un bosquejo tenue pero con puntos bien definidos que delimitan su trayectoria, surge un borrador de proyecto de país que la mayoría ciudadana anhela, añade Armando: reformas al sistema energético en la línea de ponerlo al servicio de las prioridades nacionales; cambios fiscales progresivos que incrementen la captación y disminuyan la dependencia respecto de la renta petrolera; ley del trabajo que tutele los derechos laborales propiciando la democracia e independencia de los sindicatos; estrategias de desarrollo nacional e integración regional socialmente comprometidas y atentas a nuestras prioridades; políticas agrarias filocampesinas que restablezcan la seguridad alimentaria y laboral perdidas. Y ahí, presente siempre, la permanente desiderata de justicia económica y social como soporte de la democracia política.

ƑQué, en particular, tenemos en nuestra vida energética? Una verdadera urgencia -según acotan varios especialista petroleros y eléctricos que merecen todo nuestro respeto- de incrementar, por una parte, nuestra exploración petrolera con recursos nuestros que, evidentemente, representan un enorme sacrificio social, que se compensaría ampliamente con mucho petróleo y mucho gas natural, realmente muchísimo, aseguran algunos de ellos que conocen nuestro subsuelo como la palma de su mano; y, por otra, de profundizar las enormes habilidades y aciertos de obreros y técnicos de las empresas públicas de electricidad, para ratificar la misión del integral servicio público de electricidad. Vale la pena, entonces, subrayar que algunos de estos compañeros de gran respeto técnico y profunda honradez social aseguran que, efectivamente, tenemos mucho petróleo, por cierto no sólo en la Sonda de Campeche; y que, frente a ciertas ideas recientes, también aseguran que tenemos mucho gas natural, y no sólo en la Cuenca de Burgos, donde se alientan los absurdos contratos de servicios múltiples, ni sólo en el norte de Veracruz, donde se ubica el riquísimo yacimiento Lankahuasa, sino en muchas otras zonas del país, incluido el noroeste fronterizo.

Y ante esto uno vuelve a preguntarse si la irrenunciable presencia de México en el nuevo mundo de la globalización y de la integración energética de América del Norte obliga a renunciar a que ese petróleo y ese gas natural sea explorado, explotado y, consecuentemente, utilizado por mexicanos. O si el necesario concurso de México en este nuevo mundo internacionalizado fuerza a renunciar a la enorme solvencia técnica y financiera (finalmente el usuario paga la electricidad que consume) de nuestras empresas públicas de electricidad e impide ratificar -no sin ajustes, revisiones y reformas impostergables, sin duda- la misión bajo la cual se creó, primero, la Comisión Federal de Electricidad y, segundo, se nacionalizó la industria eléctrica: prestar indiscriminadamente un servicio público de electricidad al que todos los mexicanos tienen derecho, un servicio público que contribuya a la independencia y seguridad energéticas nacionales y -que, por favor, esto nunca se nos olvide- en vinculación estrecha con Petróleos Mexicanos para alcanzar un óptimo energético nacional de manera conjunta que garantice el desarrollo y el bienestar de la nación, como repetidamente lo formulara el presidente Lázaro Cárdenas. Y esto -de veras- es algo más que palabras y más, muchísimo más, que el cambio regresivo que el gobierno del cambio y la contrarreforma impulsa.

Sí, es de entusiasmar profundamente la invitación de Bartra a impulsar ese borrador de proyecto nacional. Y también es razón de mucho entusiasmo esa profunda seguridad que proporcionan los renovados juicios técnicos de respetables especialistas petroleros y eléctricos. Tenemos mucho petróleo y mucho gas natural. También tenemos una gran fortaleza en nuestras empresas públicas de electricidad. Estas son irrenunciables. šNo tiremos al niño con el agua!

NB. No cabe duda que la reunión que realiza hoy la OPEP es muy importante para México. Nuestro país puede tener una actuación muy inteligente y muy digna en el mercado petrolero de hoy para cubrir la baja en Venezuela y la posible merma de la producción en Irak y ayudar a estabilizar los precios del crudo (los primeros 10 días de enero promedian tres dólares sobre el promedio de diciembre, y sube tres dólares encima del de noviembre), que también tienen al gas por arriba de los cinco dólares por millón de unidad térmica británica (BTU). Vale la pena hacerlo.

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