Carta abierta a la Conferencia Episcopal Mexicana
En conocimiento del Mensaje emitido por el Consejo Permanente de la Conferencia
Episcopal Mexicana, las participantes en la 1ª Cumbre de Mujeres
Indígenas de las Américas tienen a bien manifestar lo siguiente:
1.- El interés que la Conferencia Episcopal ha demostrado por
este evento evidencia el reconocimiento de su trascendencia y la preocupación
de la iglesia católica por las conclusiones a las que podemos arribar;
construyendo un estímulo adicional para llevar nuestras deliberaciones
a profundidad, con la responsabilidad y el entusiasmo que han caracterizado
a este esfuerzo desde el origen de su convocatoria.
2.- Sin embargo, el mensaje del Episcopado Mexicano vierte críticas
que son, lamentablemente, apresuradas y se fundan en documentos preliminares
que no tienen otro propósito que el de desatar el debate que no
hemos hecho más que comenzar 舠Por sus frutos los conoceréis舡,
dice el evangelio, y lo menos que pedimos es que esta Cumbre sea juzgada
por sus resultados y no por frases aisladas tomadas fuera de contexto
de algunos de sus documentos referenciales.
3.- El mensaje de los obispos desconoce la pluralidad de opiniones que
existen en el seno de los pueblos indígenas del Hemisferio y de
las más de 300 delegadas a esta Cumbre, así como nuestra
capacidad de someter nuestras opiniones a un debate genuinamente democrático
para construir los consensos que han permitido a nuestros sobrevivir a
la historia de imposiciones que queremos dejar atrás.
4.- Reivindicamos nuestro derecho a aprender de nuestras propias experiencias,
a sistematizar nuestros avances y a labrar un camino propio y libre de
cualquier injerencia.
5.- Reafirmamos nuestro derecho como pueblos a la libre determinación
como medio y nuca como fin en sí misma, y la validez de nuestra
lucha pacífica por alcanzarla.
6.- Si de verdad 舠ahora舡 la iglesia nos pretende imponer el
evangelio, podría demostrar un verdadero respeto por nuestra propia
espiritualidad y estar dispuesta a un diálogo horizontal.
7.- La iglesia se preocupa por la ideologización de nuestras críticas
a la globalización, como si la globalización no conllevara
en sí misma una propuesta ideológica que prolonga y exacerba
las relaciones de marginación y exclusión que nuestros pueblos
han padecido durante siglos.
8.- El mensaje de la iglesia se preocupa también por los valores
subyacentes a algunos de nuestros debates , ignorando que nuestra relación
con la vida 舑con las vidas- tiene un valor sagrado, por lo que no
requerimos de ninguna doctrina ajena para defender nuestros derechos y
los de nuestras generaciones futuras.
Las delegadas de: Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia,
Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras,
México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.
Rigoberta Menchú Tum
PRESIDENTA

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