Jornada Semanal, domingo 5 de enero de 2003          núm. 409
LAS ARTES SIN MUSA
Pat Metheny en México

ALONSO ARREOLA

Obsesionado con su vieja fórmula, el guitarrista Pat Metheny volvió con su nuevo disco (Speaking of Now) a las praderas en donde cientos de ovejas se hartan de ocasos y amaneceres dulzones, repetitivos. Cada vez menos interesado en experimentos como los que hiciera en The Sign Of 4, Zero Tolerance For Silence y Song X, el otrora compañero de Jaco Pastorius va del trío acústico al sexteto eléctrico pisando sobre seguro y proponiendo poco. Pero bueno, seamos justos: su concierto en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México en el pasado mes de noviembre fue extraordinario.

Virtuoso y certero, Metheny es el mejor ejemplo de que el estudio de grabación jamás logrará capturar lo que nace en un show inspirado, y de que se pueden hacer concesiones para la venta de discos siempre y cuando haya libertad sobre el escenario. Acompañado por los indispensables Lyle Mays (piano) y Steve Rodby (contrabajo), el guitarrista añadió tres piezas al combo más rentable del jazz; tres músicos de distintas procedencias y mundos sonoros que enriquecen al Pat Metheny Group de manera definitiva. 1) Con ascendencia asiática aunque nacido en Seattle está el joven Cuong Vu, cuyo primer álbum con el sello Knitting Factory, Come Play With Me, lo reveló como uno de los más originales intérpretes de la trompeta en los últimos años. 2) Nacido en Camerún y avecindado por un tiempo en Francia, Richard Bona es el músico más solicitado en los grupos de jazz de la actualidad. Las razones: además de su escandalosa técnica en el bajo eléctrico, Bona canta como el mismísimo Baaba Maal y toca guitarra, percusiones, vibráfono y kalimba como si fueran sus instrumentos primarios. Un genio probado que suma ya tres discos en solitario. 3) Finalmente aparece la sexta parte del Pat Metheny Group, un elemento que puso de pie al Metropólitan llenándolo de orgullo y satisfacción: el baterista Antonio Sánchez, primer músico mexicano en formar parte de un grupo de tanta fama y de tan alto nivel. Y es que antes de su relación con Metheny, ¿quién pensaría en contratar a un músico mexicano habiendo tanta competencia y tantos alumnos inundando las escuelas norteamericanas? Desde aquí una felicitación a uno de los mejores, más interesantes y más originales bateristas del planeta.

LA OTRA CUBA

En la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara se vivieron algunos momentos políticamente difíciles. Propiciado por algunos detractores de la revista Letras Libres, surgió el debate contra las voces que cuestionaron la pluralidad de una delegación artística de Cuba formada y aprobada bajo el régimen castrista. Historia con larga cola, no hablaremos aquí de política ni de literatura, sólo de la parte musical bautizada en esos días como "la ola cubana".

Formada casi en su totalidad por músicos políticamente correctos (que no necesariamente criticables), la llamada Ola trajo consigo a los exponentes que usualmente nos visitan año con año: Silvio, Compay, Eliades, Isaac Delgado, Amaury Pérez, etcétera. Músicos de calidad pero que dejan a la sombra otras propuestas de mayor riesgo y valor evolutivo. ¿Pasa lo mismo con otras artes cubanas? Es posible. El ejemplo musical más a la mano es el grupo Síntesis. Con su más reciente disco Habana a flor de piel nominado al Grammy Latino, el noneto se presentó en el Auditorio Nacional y en diferentes plazas de Guadalajara sin recibir una promoción previa acertada ni un juicio posterior que los desempolvara. Con algunas visitas a nuestro país (nunca tantas como las de sus coetáneos soneros), el grupo liderado por Carlos Alfonso y Ele Valdés tiene ya veinticinco años surcando el continente americano y europeo sin que se concrete su fama. ¿Por qué? Porque el mundo entero, así como las altas esferas del poder cubano, sólo se interesan por la música "popular", no "elitista", "comprometida" con la historia y que no dé muestras de influencias externas. Así, más allá de justo –porque lo es– resulta sospechoso que los sonidos de mayor éxito fuera de Cuba sean los que producen los Afro Cuban, el Buena Vista, Los Van Van y demás orquestas y bandas fundadas por hombres y mujeres envejecidos que han vivido lo suficiente bajo el régimen –y que se han beneficiado lo suficiente– como para no pensar ya en abandonarlo.

¿Acaso no es lógico pensar que en un país tan musical existan y convivan otra clase de músicas y sonidos? Desde aquí una invitación a investigar, cada quien por su cuenta, la otra cara de la música cubana.

ETHOS, UN NUEVO TRÍO MEXICANO

Piedra inicial en la nueva colección de jazz del sello clásico/folclórico Urtext, el primer álbum del trío Ethos (Ethos) se nos aparece como una sabrosa revelación.

Es cierto que tras los primeros compases de "All The Things You Are", track número uno, un sentimiento de desazón inunda al expectante oído: "otra vez un disco de standards", pensamos. Pero no. Examen introductorio, la pieza de Jerome Kern y T.B. Harms calienta motores y da muestra de la fina interpretación del trío al tiempo que atestigua una buena producción en estudio. Entonces llegan seis composiciones originales de Javier Reséndiz (piano), José Gurría (batería) y Arturo Luna (contrabajo); seis obras complementadas por dos clásicos más: "Straight No Chaser" de Monk y "My Favorite Things" de Rodgers y Hammerstein, obras que suenan aquí por influencia y por dejar en claro que se ha hecho la tarea, más que por ser necesarias frente a la creatividad que el trío logra desplegar en sus propias creaciones. Así las cosas, de las piezas originales destacan "Sammarkanda", "Amnios" y "Worm", ricos ejercicios de libertad; "Ethos 11.09.01", homenaje bien logrado y "Air", bello reto dinámico y sutil. Obras en las que la creatividad pianística de Reséndiz (con un toque monkiano lleno de sorpresas), el swing de Gurría (sereno y maduro) y la sencilla calidez de Luna (sabe para qué se hizo el bajo), suman sus cantos contribuyendo a un rompecabezas de difícil y gozoso entramado. Muy recomendable y muy bien editado.