Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 28 de noviembre de 2002
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Cultura

Olga Harmony

Canek

Jacinto Uc de los Santos fue un indio maya que en el siglo XVIII encabezó una efímera revuelta contra los dominadores españoles. Josefina Oliva de Coll, en La resistencia indígena ante la Conquista (Siglo XXI editores), narra cómo fue educado en un convento franciscano -del que fue expulsado según el Diccionario Enciclopédico de México, de Humberto Musacchio- lo que le dio un conocimiento de la historia de su país, aunado al tiempo mágico de los indios, que lo convirtió en un ser singular a pesar de que su condición de indio lo obligó a ejercer oficios menores. Cuando ya no soporta más las injusticias y convoca a la rebelión, sus coetáneos ven en él un enviado de los dioses, lo proclaman rey colocándole el manto azul de una virgen y su corona. Entonces toma los apellidos de Uc Canek -por el último rey guerrero de los itzáes de Petén- Chichán Moctezuma, con lo que simboliza la gran variedad de etnias que se rebelaron, ya que enviados de varios pueblos le rendían pleitesía. Vencido, cruelmente ajusticiado, pasa a la historia y a la leyenda con el nombre abreviado de Jacinto Canek.

Ermilo Abreu Gómez retoma al personaje en su multieditada -y traducida a varios idiomas, como ruso y portugués- novela Canek. Por su formación ideológica, el autor no ofrece una biografía lineal sino que, convencido de que los mayas seguían sufriendo en su tiempo la muy marcada diferencia de castas en Yucatán, elabora un texto de gran lirismo en que revive recuerdos de su infancia en la hacienda familiar. Así, el niño Guy es una especie de alter ego del propio Abreu Gómez; Exa es una niña que se llamó Ofelia y la tía Charo es una caricatura de una tía real llamada de la misma manera. El novelista hace mayor hincapié en la relación de Jacinto con Guy, quizá para acentuar su cercanía con la leyenda del héroe, y recrea muchas de sus sentencias conservadas por la tradición oral. Divide su relato en varias partes, cada una compuesta por pequeñas estampas y precedida de algún texto maya, como Los personajes, La intimidad, La doctrina, La injusticia y La guerra.

Perla Szuchmacher, muy reconocida como autora de teatro para niños y jóvenes, adaptó la novela de Abreu Gómez para la escena. Toma a los personajes centrales y alguno sólo como referencia, como ese padre Matías que el autor original basó en un cura de pueblo, claro antecedente de la Teología de la Liberación. La dramaturga respeta mucho de los diferentes cuadros, pero les da otro orden temporal. Abre el texto con uno del final: ''Cuando Jacinto Canek subió al patíbulo..." e intercala la figura del héroe preso, diciendo algunas sentencias de su doctrina, en el cuerpo de los cuadros íntimos del sirviente de la hacienda con su señora y los niños de diferente extracción que se hacen amigos. Asimismo, forma parlamentos con partes de la novela que no lo son y hace que la tía Charo dé el grito angustiado de šSe han sublevado los indios!

El resultado es un texto muy teatral. Y, por cierto, muy actual, porque la injusticia vivida en la Colonia, y aun en la vida del autor, persiste de mil maneras para nuestros pueblos indios. Escenificarlo ahora, para un público masivamente juvenil, cobra muchísimo sentido, un poco a la manera de las Cinco dificultades para decir la verdad, de Brecht, porque aunque algunos de esos espectadores sean reacios a pensar políticamente, otros tendrán muy presentes los incumplidos Acuerdos de San Andrés.

En el espacio muy neutro -un cuadrángulo que se hunde de manera inclinada- que diseñó Fabiola Hidalgo y cuyas áreas muy nítidamente corresponden a la acción de cada cuadro, la tía en un margen superior, los otros personajes dueños de todo el ámbito, Canek preso en otro margen superior, con la iluminación de Matías Gorlero que matiza tiempos y espacios, Alberto Domínguez mueve con mucha limpieza de trazo a sus actores, (Gerardo Taracena, Liliana Flores, Marisa Rubio y Monserrat Marañón), al tiempo que los dota de pequeñas tareas que ellos cumplen con sensibilidad e inteligencia. Las narraciones de injusticias dadas por Exa jugando con calzado o con sombreros a modo de títeres, muestran clara influencia de la autora y son excelentes. Se completa el montaje con el vestuario diseñado por Martín López y el diseño sonoro de Aurelio Tello.

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