Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de noviembre de 2002
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ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

šPaso al cachondeo!

EN EL ARGOT taurino, cachondeo es sinónimo de burla, de alarde grotesco, de engaño pretencioso pero obvio, de un hacer el ridículo con entusiasmo, casi con convicción, aunque sin cargo de conciencia.

EL ARTE DE lidiar reses bravas ha sido siempre reflejo del profesionalismo comprometido o del cinismo de los llamados taurinos -empresas, ganaderos, toreros, autoridades, críticos y público- así como neurómetro fiel de la comunidad donde está inmersa, de su nivel de percepción objetiva de realidades específicas y de su autoestima.

EN LA CUARTA corrida de la temporada "grande" 2002-2003 en la antigua Plaza México, hoy Cecetla (grábatelo lector: Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje), el sólido cachondeo acumulado por el oropelesco inmueble alcanzó niveles sin precedentes, incluso en la época del tricolor.

COMO DIJERA UN viejo aficionado: "El público actual no distingue una burra preñada de un toro de lidia", a lo que habría que agregar: las autoridades tampoco, principales responsables de velar por los intereses del público y de garantizar un espectáculo acorde siquiera con lo que anuncian, y por lo que cobran unos empresarios tan autorregulados como ineptos.

EN APENAS CUATRO festejos, el director del Cecetla quemó todos los cartuchos de nuestra arrugada baraja, con excepción de Rafael Ortega, que se presenta el próximo domingo, aunque no con El Juli sino con El Fandi, pues está visto que en México las empresas taurinas pagan pero no mandan, al menos, a los llenaplazas importados.

EL ENCIERRO DE Teófilo Gómez jugado ayer, disparejo de presentación, manso y débil, por decir lo menos, permitió confirmar no sólo la alternativa española del tijuanense Alejandro Amaya, sino la capacidad de evolución tauromáquica de sus alternantes, que apenas si lograron hacer poco menos de media entrada, prueba de que su capacidad de convocatoria va en descenso.

JORGE GUTIERREZ, INSTALADO ahora en el el diestro sustituto más prestigiado, se arregló por fin con el Cecetla y pudo hacer el paseíllo en lugar de David Silveti. Para abrir boca, según me relató atento monosabio, en la ceremonia de confirmación Gutiérrez le dijo a Anaya: "y que el maestro Ponce nos sirva de guía". Luego, con otro manso perdido, el hidalguense realizó una faena tan machacona como aburrida -una cosa es esperar un burro y otra aguantar una locomotora- por la que un pueblerino pero cachondo juez Ricardo Balderas le concedió dos orejas.

ANTES, EL PLUSMARQUISTA Enrique Ponce había recibido su par de apéndices en derroche de insistencia ante otro manso que, por órdenes del matraquero juez, recibió los honores del arrastre lento. Por último, Alejandro Amaya acusó una frescura de expresión que ojalá logre preservar enmedio de tanta cachondería.

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