Mimos y teatreros cierran el festival artístico

Concluyen 51 días de Arte 02; asisten 25 mil

Anthar López, organizador del encuentro, ofrece revisar los criterios de programación para la próxima versión

RENATO RAVELO

Los organizadores de cualquier festival deben revisar permanentemente sus criterios de programación, ya que se van desgastando, aseguró Anthar López, director del Festival Arte 02, que este fin de semana concluyó sus actividades en el Centro Cultural del Bosque, luego de 51 días de presentaciones y un acumulado de más de 25 mil espectadores.

El encuentro de más de 100 actividades, cuya segunda versión se organizó con un presupuesto de 2 millones 100 mil pesos, ha logrado sus tres objetivos, estima el promotor cultural, los cuales son consolidar la presencia de ese espacio cultural, atraer nuevos públicos y ser ventana de otras ofertas, alternativas, en los recintos del Centro Cultural del Bosque.

Para no competir con dichas ofertas, las actividades que se desarrollaron durante cinco meses tuvieron horarios distintos a los teatros. Así, por ejemplo, la Compañía Bajo la Luz se presentó el sábado a las 9:30 de la noche y la clausura se desarrolló entre la 13 y 18 horas de este domingo.

La última actividad se denominó El Parián de las Artes, en la que malabaristas, teatreros de calle y mimos hicieron suya la plaza Angel Salas y el estacionamiento, que pasaron de ser lugares de tránsito a puntos de encuentro con la sorpresa procurada, a veces con más tino, por quienes son tocados por el monstruo de la escena, sea en su modalidad de danza o teatro.

Fueron cinco temporadas: primero jazz abierto, luego encuentro con los niños, después una oferta denominada Identidad en movimiento que fue la que más espacios ocupó. Previa a ésta última, titulada Exploración Escénica, se presentaron espectáculos del Festival Cervantino.

Hace un año, durante su primera versión, que contó con un presupuesto cinco veces mayor, en el medio cultural se manejó que Arte 01 era la contrapropuesta del Cervantino. Se inauguraron los teatros de la antigua Unidad Cultural y Artística del Bosque, que habían sido remodelados, se habló de un nuevo corredor cultural y se programaron buena parte de las ofertas que se presentaron en Guanajuato.

Anthar López señaló al respecto: "no me voy a escudar en que las comparaciones son odiosas. En este caso sí lo es. Las características de cada festival son distintas. Lo que sí te puedo decir es que es importante que los organizadores de festivales revisen los formatos, no caer en la rutina de 'si siempre lo hemos hecho así', porque se va desgastando por extraordinario que sea. Debemos tratar de buscar las modalidades para llegar a nuevos públicos, así como trabajar mucho con los artistas para que sus propuestas se adecuen a los espacios. Arte 03 seguirá evaluando sus formatos. Si no lo hacemos así caeremos en rutinas costosas y gastadas".

Clausura con borlote

Escuadrón Jitomate Bola, El Gentío de Felipe, Velamen... Nombres que de entrada quieren anunciar a sus integrantes, actores y bailarines de calle, que casi en su mayoría estudiaron por esos rumbos. Ahora los ocuparon para enseñar sus preguntas y sus peculiares maneras de responderlas con fantasía.

Los de El Parián de las Artes jalan cables, invitan al borlote, hacen rondines, quieren que de alguna extraña manera todos los presentes recuperen la niñez, la malicia sana; cuentan la historia de el muchacho que se quería casar, "echan cohetes y toman pulque".

Se escenifican historias lineales o circulares, y justamente mientras una de ellas pasaba ocurrió uno de los pocos accidentes, cuando por evitar caer sobre un niño, mientras un saltimbanqui guiaba una procesión de manos enlazadas, la mamá de Artemio, el saxofonista que animaba la ronda, cayó sobre uno de los letreros y se fracturó el húmero.

Pero una vez que la Cruz Roja vino por ella, la atención volvió a la obra del muchacho casamentero, propuesta dirigida por Ignacio Miranda, que anunciaba la proximidad del cierre, precedido por música de banda, con un castillo de cohetes en esa forma tan nacional de terminar con ruido y luces, como un último regalo para el centenar de asistentes.