Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de noviembre de 2002
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Mundo

Con 54.4 por ciento de votos derrota al derechista Alvaro Noboa, quien obtuvo 45.6 por ciento

Triunfa Lucio Gutiérrez en las presidenciales de Ecuador

Ofrece un gobierno de concertación, pero advierte que su llamado a la unidad "no esperará por siempre"

AURELIO FERNANDEZ FUENTES ENVIADO

Quito, 24 de noviembre. Las bocinas se escuchaban esta noche por todo Quito cuando los automóviles se dirigían al lugar en el que el ex coronel Lucio Gutiérrez celebraba su elección como presidente de Ecuador, tras derrotar al magnate derechista Alvaro Noboa con 54.4 por ciento de los votos, contra 45.6 por ciento, escrutada más de 98 por ciento de la votación.

Sin embargo, no obstante el entusiasmo de los seguidores del militar retirado por su triunfo sobre el hombre más rico del país, no existe aquí la sensación de que Ecuador cambiará con su llegada al poder, a pesar del apoyo popular que ha recibido, en especial por parte del movimiento indígena.

Para muchos este ingeniero de 45 años ha cambiado su discurso desde la primera ronda que ganó el 20 de octubre, con el apoyo de grupos como la combativa Confederación de Nacionalidades Indígenas.

Ha asegurado que continuará los compromisos establecidos por sus antecesores, como la dolarización de la economía, a pesar de lo que representa para el erario y la inestabilidad estructural; ha prometido que el pago de deuda externa se mantendrá puntualmente, al igual que la posibilidad de privatizar áreas estratégicas, y ha señalado que se mantendrá la base militar de Estados Unidos en la zona de Manta. De todos modos, quizá lo que más espera la gente en primer lugar es que se cumpla con la promesa de abatir la corrupción que ha aumentado de manera dramática en los últimos años, y que llevó al descrédito y a la derrota de la clase política tradicional.

"Mi gobierno va a ser de concertación social. Voy a romper esos paradigmas que nos dividían a los ecuatorianos entre izquierda y derecha", dijo en una entrevista televisiva el ex militar, quien además prometió dejar el traje verde olivo que utilizó durante la campaña, durante la cual criticó el Plan Colombia y prometió trabajar por la integrecuador_votes_syuación latinoamericana. Pero también advirtió, tras sus llamados a la unidad, que "no va a esperar por siempre".

Durante la jornada, cuando los resultados lo daban como ganador de esta segunda vuelta, advirtió que ahora "falta la tercera, que será la de gobernar", y agradeció "a Dios, a mi familia (su esposa Ximena, doctora elegida hoy diputada, y sus dos hijas), a mi partido (Frente Patriótico) y a los ecuatorianos" el haber llegado al poder.

También dio a entender que el área económica de su gobierno será cubierta por "alguien muy representativo de los sectores productivos", y la social por "alguien de los movimientos populares". Esta afirmación fue interpretada como un mensaje de integración de dos sectores opuestos, el empresarial y bancario en lo económico, y el indígena en lo social.

La carrera política de Gutiérrez comenzó el 21 de enero de 2000, al mismo tiempo que terminó la militar, ya que se le pidió la "disponibilidad" como resultado de desobedecer órdenes superiores de reprimir el movimiento indígena que ocupó Quito en esa fecha, ante una serie de medidas impopulares, y que culminó con la salida del entonces presidente Jamil Mahuad.

La paradoja es que ahora Gutiérrez se convierte en el jefe máximo de las fuerzas armadas ecuatorianas, aunque de aquellos generales que lo destituyeron y le dieron seis meses de cárcel queda solamente 10 por ciento.

El ejército es en Ecuador una pieza fundamental, casi sustituyendo al Estado en algunas de las funciones civiles básicas. "Es la columna vertebral del país", considera el coronel retirado Ney Belástegui, coordinador de campaña de Gutiérrez, y por ello "es una prioridad para nosotros contar con las fuerzas armadas". En la sala de prensa organizada por el Tribunal Supremo Electoral los soldados se arremolinaban frente a los monitores que daban los avances de resultados y comentaban entusiasmados el incremento de la ventaja de Lucio sobre el rey del banano, como se conoce a Noboa. Lo mismo opinan, por ejemplo, los taxistas y meseros, listos para dar declaraciones, en el sentido de que el candidato triunfador debe estar con los militares para poder hacer los cambios que ha ofrecido.

Nadie en este país ha puesto en entredicho el proceso electoral, cuyo único incidente fue la suspensión hasta el otro domingo en Riobamba, afectada por la explosión de un depósito militar el miércoles. Se discute la validez de procedimientos tales como la obligatoriedad del voto, que no pudo evitar que el índice de abstencionismo llegara a casi 30 por ciento de los ocho millones de electorales, pero los comicios no han sido cuestionados ni siquiera por los espectaculares denuestos de Noboa contra Gutiérrez en los medios de comunicación.

El candidato derrotado, quien apareció en 1999 en la revista Fortune en la lista de "los dueños de América Latina" y que se califica a sí mismo de "un rico que está en favor de los pobres, no un pobre que está en favor de los ricos", llegó a gastar en la campaña por la segunda vuelta más de un millón de dólares, contra unos 284 mil dólares de Gutiérrez.

Ahora, ya con la victoria, en el equipo de Lucio Gutiérrez reina la prudencia.

No habrá grandes cambios

Ney Belástegui, coordinador de campaña del Partido Frente Patriótico, y Estuardo Peñaherrera, director de ese partido en la provincia de Pichincha, en la que se encuentra Quito, explicaron a La Jornada por qué no se plantean grandes cambios.

"No cometeremos los errores de Hugo Chávez (el presidente de Venezuela) de distanciarse tanto con Estados Unidos", mientras que "sí nos convino el triunfo de Lula y simpatizamos con él, pero respetamos las diferentes formas de gobernar de cada país, incluido Cuba", señalan. Sostienen que el presidente electo no se opondrá al ALCA, porque considera que hay algunos años para determinar si es conveniente o no para el país, además de que "no es posible oponerse al proceso de globalización ni aislarse de los demás países", señala Peñaherrera.

Sin embargo, se proponen reivindicar el sector agrícola del país, porque es parte muy importante de su economía -Ecuador es el mayor exportador de banano del mundo-, y la crisis del campo es "la crisis del país".

Pese a cierta apatía y las dificultades que enfrenta este país, sumido desde 1998 en una grave crisis, Ecuador tiene con su nuevo presidente una nueva esperanza. Pero para muchos también una incógnita, pues Lucio Edwin Gutiérrez Borbúa, que se dice "sin ideología" y que ascendió en su carrera política por la alianza con el poderoso movimiento indígena del país, es calificado por varios analistas universitarios ecuatorianos de más proclive a medidas de derecha que de izquierda. Tendrá la oposición del Poder Legislativo, comandado por el ex presidente León Febres Cordero y dominado por los partidos tradicionales, la presión de la expectativa de quienes esperan mejoras en un país con casi 80 por ciento de pobres, y al mismo tiempo la presión decidida de quienes quieren que todo siga igual.

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