Jornada Semanal, domingo 17 de noviembre del 2002        núm. 402

NAIEFYEHYA

TERRORISMO Y CONTRATERRORISMO

EL RESCATE FUE CASI UN ÉXITO
Nadie puede a estas alturas saber si los cincuenta milicianos chechenos que el 23 de octubre tomaron por asalto un teatro, hubieran podido ser disuadidos pacíficamente de sus intenciones de volar el recinto con todo y 750 rehenes. Era claro, desde el inicio de la crisis, que el gobierno de Putin no cedería a las demandas de los rebeldes (la retirada de las tropas rusas de Chechenia) y que las negociaciones sólo conducirían a una inevitable tragedia. La sorpresa fue que el desenlace no fue un baño de sangre, sino que los comandos del Ministerio del Interior convirtieron el teatro en una inmensa cámara de gases, donde en vez de rescate perpetraron la ejecución masiva de 120 rehenes y cincuenta chechenos (sólo dos rehenes murieron por heridas de bala), además de que otros 150 se encuentran en condición de gravedad (muchos de los cuales estuvieron tirados en el piso de los hospitales durante horas, a pesar de que supuestamente había más de mil camas disponibles). Resulta una extraña coincidencia que en un momento en que el gobierno del presidente estadunidense George W. Bush trata de convencer al mundo de la urgencia de "cambiar el régimen" iraquí debido a la amenaza que representan sus armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y biológicas), por un lado tenemos la insólita confesión norcoreana de que tienen un programa de armas nucleares y por otro los rusos emplean un gas tóxico (al que se niegan a considerar como un arma química) para resolver problemas domésticos. Los detalles del rescate aún siguen siendo secretos. No obstante, se sabe que el gas usado se conoce como bz, un derivado del fentanilo, un glicolato que según el gobierno es sólo un poderoso sedante. El New York Times reportó que fuentes estadunidenses piensan que el fentanilo se encontraba mezclado con otra sustancia tóxica. El bz paraliza el sistema nervioso central, pero de acuerdo con el ministro de salud ruso, Yuri L. Shevchenko, "no es considerado letal si se aplica de manera correcta." Debido a una paradójica omisión, agentes como el bz no son sancionados por la convención internacional de armas químicas. El propio ministro aseguró que las muertes se debieron a que los rehenes estaban débiles por el hambre, la deshidratación, enfermedades existentes y el estrés. Aunque sea posible esta tesis descabellada, la posibilidad de consecuencias semejantes debió ser considerada antes de lanzar la ofensiva. En todo caso, varios de los milicianos chechenos sobrevivieron al gas, se enfrentaron a las tropas y obviamente no hicieron estallar el edificio, por lo que podemos suponer que tal vez había otros cursos de acción posibles.

UN GAS MORTAL QUE NO ES LETAL
El antídoto es una droga denominada naloxone. Lamentablemente, ni el personal de socorro ni los hospitales tenían idea de qué debían hacer, ya que no se les informó qué sustancia incapacitadora había sido usada (a pesar de haber contado con más de sesenta horas para planear el golpe y prevenir muertes innecesarias). El personal médico esperaba tratar heridas de bala y quemaduras, por lo que muchas vidas se perdieron en las horas de confusión que siguieron al rescate. A pesar del enorme costo humano, la masacre fue calificada como un triunfo por el gobierno de Putin y por Bush junior. No sólo se trató de una batalla más en contra del terrorismo internacional (léase islamismo militante) sino que fue un experimento con armas no letales, las cuales interesan tanto a Estados Unidos como a otros países involucrados en la guerra contra el terrorismo.

PREDATOR VS. TERMINATOR
Un reporte de 1997 del Defense Science Board establecía: "Datos históricos muestran una fuerte correlación entre la participación de Estados Unidos en situaciones internacionales y un incremento en el número de ataques terroristas en contra de Estados Unidos." Pero esas conclusiones no tienen la menor importancia para el régimen de Washington, el cual acaba de dar un nuevo paso en la guerra contra el terrorismo al lanzar en Yemen un misil contra un auto en el que supuestamente viajaban seis miembros de Al Qaeda, incluyendo el Qaed Salim Sinan, a quien se responsabiliza del ataque al barco Cole. La operación se llevó a cabo con un avión a control remoto Predator, equipado con misiles Hellfire. Este acto de la cia evoca asesinatos similares realizados cotidianamente por el ejército israelí, y que hasta hace poco eran criticados por el gobierno estadunidense. Tras el espantoso atentado de Bali y otros actos de terrorismo recientes, resulta interesante que tanto Estados Unidos como Israel hagan gala de violencia excesiva con la certeza de que la opción militar sólo incita a más actos de terrorismo.