Tres
poemas
Fernando
Ferreira de Loanda
Fernando
Ferreira de Loanda, poeta portugués nacido en Angola y que escribió
en Brasil toda su obra, murió en Río de Janeiro hace unos
meses. Mucho pensaba en México. Estos tres poemas demuestran la
enorme valía del autor de la Oda a Bartolomeu Días.
Saga
para Olga Orozco
Ya no florece el árbol en que ahorcaron
a Peter Farrow, en sus ramas ya no anidan los pájaros ni cantan
en sus proximidades.
Acusado de robo de caballos, asalto a
mano armada y brujería, Peter Farrow sólo llevaba consigo
38 dólares, la Biblia, un desencuadernado libro de poemas y algunos
manuscritos en los que hablaba de la soledad y ponía en duda la
existencia de Dios.
Convivía en paz con águilas
y coyotes, era amigo de conejos y gamos, sabía de la lluvia y de
las plantas medicinales; de las virtudes y flaquezas humanas, de las nubes,
a las que llamaba caballos; y de los caballos, a los que llamaba nubes.
El cerezo aún existe en una región
desértica y abandonada de Kentucky, donde el viento gime como gemía
Patricia Knolles, novia de Peter Farrow. Hay quien dice que el gemido es
el grito de la propia Patricia Knolles en su afán de revivir al
ahorcado.
Algunos cazadores que inadvertidamente
pasaron por allí aseguran que en las noches de luna seis vaqueros
cuentan monedas, en tanto que otro lee en voz alta textos para ellos casi
ininteligibles.
Y dicen que de una de las ramas pende
una cuerda fría e inmóvil, tensa y ellos no lo saben porque
sostiene el cuerpo de Peter Farrow que a nadie le es dado ver.
Huampani
Afloras, cutánea, cristalina
como la fuente y la metáfora,
soleada en mis venas;
la noche empieza en tus cabellos,
en tus ojos está mi soledad
y la certeza de no haber vivido.
Paso, anónimo, con paso breve,
tengo la fuerza de todas las semillas
que buscan la luz del sol: amo.
Chichén
Itzá
La piedra habla y es paisaje, aquí
cayó la lluvia, la secó
el sol,
el viento la barrió, lápida.
Este polvo fue piedra
no llenó la onda de David:
se dispone en columna, no sombrea
la caminata de Trajano.
Piedra sobre piedra,
la palabra se hace y se dice.
Dice que la piedra es piedra,
no sueño ni deseo.
Bajo presión, fosilizado
y biológicamente transformándose,
el hombre al fosilizarse
con el cincel modela la piedra.
Versiones
de José Emilio Pacheco
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