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Sin comprometer la autonomía de sus organizaciones

Feministas brasileñas apoyaron candidatura de Lula

· Ninguno de los candidatos se comprometió públicamente con la Plataforma Política Feminista
· Hubo avances electorales pero las mujeres son sólo 12.5 por ciento en legislaturas

Madalena Guilhon *

 

Es la primera vez que las mujeres brasileñas son mayoría en el censo electoral -a pesar de que eran más del 50 por ciento de la población-, de esta forma, por tanto, pudieron definir el resultado de las elecciones con el peso de su voto.
En el caso de las feministas, la mayoría apoyó a Luis Inácio Lula da Silva, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT). Existe una historia común de las feministas junto al partido desde su fundación, en 1980: el PT fue el único partido que incluyó, desde el principio, una Comisión de Mujeres de tendencia feminista que, posteriormente, se transformó en la Secretaría Nacional de Mujeres del partido, con secretarías locales extendidas por todos los estados del país. Son estas instancias de partido las que tienen la responsabilidad de implementar la política feminista tanto dentro como fuera del partido. Ello provoca, en ocasiones, grandes conflictos con otras corrientes internas, principalmente con los grupos ligados a las iglesias.
El resultado de estos choques hizo que muchas feministas se fueran apartando de las actividades políticas, no sólo del PT sino también de otros partidos, durante estos más de 20 años de lucha. Continuaron, sin embargo, ligadas por lazos afectivos, de solidaridad y de actuación política con las feministas que seguían en los partidos, creyendo en la doble militancia.
La verdad es que las feministas están conmemorando no sólo la posibilidad de la llegada de Lula, del PT y de la izquierda al poder sino también otro dato de estas elecciones, realmente importante para el movimiento de las mujeres. Parece que la larga lucha de años por una mayor participación política de las mujeres (política de cuotas, campañas por la valorización de la mujer en la política y mayor conciencia del voto femenino) trajo, finalmente, resultados concretos. En estas elecciones hubo un crecimiento del 45 por ciento de mujeres en los escaños de diputadas federales: de 29 a 42 diputadas. Para el cargo de senadoras fueron electas más de ocho mujeres, además de las dos que continuaron con sus puestos en la Casa; lo que significa un 12.3 por ciento del total de los escaños del Senado Federal.
En las Asambleas Estatales también hubo un aumento significativo de mujeres electas.
Las diputadas estatales/distritales electas en 2002 fueron en total 133 en todo el país. Esta cifra representa un aumento del 25.5 por ciento, en relación a las electas en 1998 (106 diputadas), ampliándose la representación femenina del 10 por ciento al 12.5 por ciento en el conjunto de los mil 59 escaños de las Asambleas/Cámaras Legislativas en todo el país.
La veterana líder feminista y diputada estatal del PT, Heloneida Studart, de 70 años, no esconde su alegría por el resultado de las urnas: 舠Estamos luchando, desde 1975, para que las mujeres participen más en la política y en los proyectos de tranformación social舡. E Inés Pandeló, que fue alcaldesa de Barra Mansa, completa: 舠La política todavía es muy machista. Lo ideal sería tener 50 por ciento de hombres y 50 por ciento de mujeres, pero se necesita que los electores perciban la importancia de ello舡.
Solamente en Río de Janeiro, había cuatro candidatas al gobierno del estado, y aquella que ganó en el primer turno, Rosinha Garotinho, fue electa con el 51.3 por ciento de los votos. A pesar de que no todas están comprometidas con el movimiento feminista, muchas apoyan la lucha de las mujeres por sus derechos.
Analistas políticos destacan que el cansancio de los brasileños con la corrupción también ayudó a las candidaturas femeninas. 舠El hecho de ser mujer cada vez cuenta menos en la votación y los que antes se resistían a elegir a alguien del sexo femenino perdieron ese prejuicio. Las mujeres cuidan mucho de su reputación porque para ellas es más difícil construir una trayectoria política舡, explica la socióloga Almira Rodrigues, una de las directoras del Centro Feminista de Estudios y Asesoría, de Brasilia.
En junio de este año, el movimiento feminista, convocado por la Articulación de Mujeres Brasileñas (AMB) 舑que fue creada para la Conferencia de la Mujer en Beijing y continuó después-, lanzó nacionalmente la Plataforma Política Feminista en una Conferencia Nacional. En el encuentro se reunieron casi mil 500 líderes del movimiento de mujeres en el Congreso Federal de Brasilia, después del proceso de conferencias locales en los Estados, que movilizó a cerca de cinco mil mujeres. La Plataforma fue entregada formalmente a todos los candidatos aunque ninguno de ellos se comprometió públicamente con las demandas presentadas.
Circuló por la internet un Manifiesto de las Feministas Brasileñas de apoyo a la candidatura de Lula. Hasta antes de la segunda vuelta tenía cerca de 500 firmas. A pesar de tal apoyo, el documento estaba siendo firmado individualmente y no en nombre de las organizaciónes. Eso fue así porque las líderes del movimiento coincidieron en que, a pesar del entusiasmo por las posibilidades políticas que se abren, no era justo comprometer en este momento la autonomía de las organizaciones feministas, conquistada con tanta dificultad.


*Periodista y coordinadora de comunicación de CEMINA 舑 Centro de Proyectos de la Mujer.

Traducción: Yolanda Polo


Para quienes deseen consultar la Plataforma Política Feminista (en portugués) http://www.pagu.org.br y entrar al apartado Leituras

Manifiesto

Feministas de Brasil quieren a Lula como presidente
En nuestro país, las mujeres son el 51 por ciento de la población y del electorado, y prácticamente 45 por ciento de la fuerza de trabajo. Las mujeres organizadas de Brasil conforman un movimiento popular, nacional e internacional, que lucha con la certeza de que otro mundo es posible. En la víspera del segundo turno de las elecciones, el Movimiento de Mujeres es consciente de que se constituye en un sujeto político fundamental en la construcción de la democracia en Brasil.
Este año, cuando se conmemoran los 70 años de la conquista del voto femenino, nosotras 舑feministas de Brasil- reafirmamos nuestros compromisos con la construcción de un país en el que realmente se implante la democracia como sistema político. Más que eso, como una forma de organización de la vida pública y privada, en la cual prevalezca la igualdad de género y de raza, con justicia social, solidaridad y respeto a las diferencias.
Las mujeres -y de forma particular, las mujeres negras- sufren un grado diferenciado de explotación, discriminación y violencia en el contexto de las desigualdades sociales. Nuestra lucha por los derechos de las mujeres gana sentido en la búsqueda de ciudadanía para todas/os en Brasil. Por ello, queremos un gobierno nacional que simbolice una nueva etapa histórica. Un gobierno comprometido con un nuevo modelo de gestión de la economía, con una nueva forma de inserción de Brasil en el escenario internacional, y que produzca una reforma del Estado en dirección a garantizar las políticas sociales y la redistribución de la riqueza.
Brasil está viviendo un momento político extraordinario. Se trata de la organización de un nuevo tiempo en el espacio político. Tiempo para avanzar en la democracia participativa. Tiempo de negociar alternativas para el cumplimiento de los derechos. Tiempo de apoyar un proyecto político comprometido con la transformación social, a partir de la superación de desigualdades. Este es el tiempo de Luís Ignácio Lula da Silva 舑presidente de Brasil.
En la construcción de la realidad de hoy prevalecieron las políticas neoliberales dictadas por los acuerdos internacionales asumidos por el actual gobierno. Nosotras, mujeres organizadas, reconocemos la gravedad del marco político-económico por el que pasan Brasil y el mundo, bajo la hegemonía del pensamiento neoliberal, asociado en nuestras tierras al racismo y al patriarcado, conformando las desigualdades sociales y las injusticias practicadas contra las clases populares, las mujeres y, en especial, las mujeres negras.
Reconocemos en la candidatura de Lula el proyecto político que más se aproxima a las propuestas de la Plataforma Política Feminista, aprobada por aclamación en la Conferencia Nacional de Mujeres Brasileñas (Brasilia, junio de 2002). Ciertamente, tendremos que abrir más espacio para profundizar las transformaciones de género y raza; y eso será posible dentro de un gobierno que, sin duda, tenga como meta trabajar para superar esa inmensa y violenta desigualdad social que existe en nuestro país, consecuencia de este modelo global de economía de mercado, centrado en la especulación financiera y en la concentración de la riqueza.
La movilización social ocurrida en el primer turno no deja lugar a dudas: la mayor parte de la población brasileña quiere cambios. Nosotras, mujeres integrantes de varias redes, articulaciones, organizaciones, foros, sindicatos y asociaciones comunitarias, en todos los Estados del país, ----queremos a Lula como presidente, para juntas/os construir un Brasil más justo y solidario.

 

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