Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 2 de noviembre de 2002
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Política

El movimiento es especialmente evidente en la carretera Palenque-Lagos de Montebello

Pese a la aparente calma en Chiapas, no cesa el trasiego de vehículos militares

Grupos priístas han mejorado su nivel de vida al respaldar acciones del Ejército

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Crucero Chancala, Chis. 1Ɔ de noviembre. Aún en la "calma" (sería mucho hablar de "paz foxista") resulta imposible ocultar tanta tropa. En los cerca de 500 kilómetros de la carretera Palenque-Lagos de Montebello, como en las demás vías de la región, el trasiego de vehículos militares no cesa. Lo mismo cargan vituallas que tropa, combustible, maquinaria, brigadas de trabajo; o bien realizan patrullajes disimulados. A veces, se trata de recambio de personal.

Miles de soldados federales viven literalmente en las comunidades de la selva Lacandona. En ciertas partes disponen de grandes centros habitacionales o campamentos estables y bien instalados; hasta parecen colonias de los pueblos que ocupan con la fuerza de las armas. De a R-15 por cabeza, mínimo.

Se asientan en tierras de labranza y las riberas de ríos y lagunas, con o sin la autorización de las comunidades. Siempre que es posible, el Ejército federal compra directamente al dueño particular el suelo ocupado. También hubo expropiaciones. Cuando el partido, el gobierno y el Ejército eran una misma cosa, se dieron casos de comunidades priístas que "donaron" la tierra para las bases militares.

Hoy el PRI ya no es gobierno federal ni estatal, pero sigue proporcionando el "respaldo" civil al Ejército federal. Visiblemente, la población "aliada" ha mejorado su nivel material de vida; se adapta a los nuevos "vecinos", sacando alguna ventaja (al menos comparativamente con los que no).

En ciertas comunidades con tropa próxima se forman grupos de civiles armados. Ejemplos: Taniperla, Monte Líbano, Nueva Palestina, pueblos de Chenalhó, Sabanilla y Tila. Nunca se acepta que sean
paramilitares.

En general, las comunidades u organizaciones acostumbradas a ser oficialistas obtienen beneficios, al menos indirectos, y al caer en una "economía" paralela se vuelven dependientes de la presencia castrense.

En San Quintín, Santo Domingo y Nueva Palestina, comunidades importantes selva adentro, hay hoteles, restaurantes y otros servicios urbanos, inimaginables en las comunidades en resistencia donde el dinero rifa mucho menos, si acaso hay.

Incluso centros urbanizados como Chancalá y su crucero, y las ciudades de Palenque, Ocosingo y Comitán, se benefician con esta economía de guerra.

Es tal la penetración de las Fuerzas Armadas en las montañas indígenas de Chiapas que uno se pregunta cómo funcionan aquí las instituciones civiles del gobierno. En la selva, los Altos y la zona norte, a despecho de una aparente "normalidad", existe un "gobierno" de excepción (y carácter federal). Siempre se ha dicho que a Chiapas lo quieren gobernar desde el centro. Por eso tanto gobernador designado, interino o sudiademuertos_03stituto. Desde 1994, el Ejército federal adquirió en Chiapas un poder considerable, que el régimen zedillista no hizo sino incrementar.

Aún ahora, que tiene un gobierno no priísta, electo y legítimo, la tercera parte de Chiapas (el territorio indígena) vive circunstancias de excepción. De guerra.

Por lo demás, el PRI controla el congreso estatal y los municipios constitucionales clave (es decir, donde funcionan los municipios autónomos). No obstante la grave crisis de corrientes y cacicazgos que atraviesa a nivel estatal, algunos observadores consideran que el tricolor podría "llevarse" la elecciones estatales de 2003.

Susto parejo

poza rica, chis. "Allí estamos pidiendo aventón a los carros en la carretera internacional. Se para entonces una picop blanca. Le dijimos que vamos a Guadalupe Tepeyac, y el que manejaba dice 'yo voy a San Quintín'. Está bueno, le decimos, allí nos baja en el crucero de la pista, junto a Tepeyac, y ya se va para su destino. Le pareció bien.

"Nos trepamos a la camioneta. Cuando llega al crucero, que se da vuelta para Tepeyac y se mete en el pueblo. Va rápido, no entendemos. Y que sale ya del pueblo y agarra para El Carmen", recuerda Ciro lo que le ocurrió hace dos días.

"Ibamos tres compañeros bases de apoyo zapatistas. Nos preocupamos. Me arrimé a la cabina para decirle que pare, y no me hacía caso. Entonces que lo voy mirando que es militar, nomás su camisa es de civil, cintura para abajo trae el uniforme. Nos engañó, pensamos.

"Vamos en camino a Veracruz cuando un señor y su señora le hacen parada. Frena y ahí aprovechamos para saltar, medio espantados, medio encabronados. El militar sube a la señora en la cabina. El señor trepa atrás, donde veníamos.

"Arrancó pues. Pudimos ver las placas. De Oaxaca. Creo que era un oficial. Unos metros adelante, se para en seco. Vemos que se bajan la señora y el señor que acaban de subir. La camioneta echa reversa y da vuelta en U. Cuando pasó donde nosotros acelerando, subió los vidrios y bajó el seguro de la portezuela. La señora contó que ella le dijo que iba en sentido contrario a San Quintín y el oficial se espantó. Estos son los zapatistas, dijo, y pidió a la señora que bajara".

No escapa a Ciro lo irónico de la situación. Por error, el militar se había internado en una zona preponderantemente zapatista, y sus pasajeros se sacaron de onda. El susto fue parejo, aunque ahora al relatarlo, a Ciro le parezca divertido.

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