Juan Carlos Guasch
Entre las funciones de la Dirección General de
Construcción y Operación Hidráulica (DGCOH) está
la de suministrar agua potable a la Ciudad de México. El sistema
de agua potable de la ciudad cuenta con 12 mil kilómetros de redes
de tubería para lograr la distribución y el abastecimiento
a la población. Del caudal que se suministra, el 69 por ciento se
obtiene de fuentes subterráneas, 55 por ciento del acuífero
de valle de México y el 14 por ciento del de Lerma, en tanto que
el 31 por ciento proviene de fuentes superficiales, principalmente de la
cuenca del río Cutzamala. De ahí, el agua tiene que conducirse
a través de 127 kilómetros de longitud y se eleva mil 200
metros por medio de equipos de bombeo, para hacerla llegar a la ciudad.
Normatividad
El 18 de enero de 1996 se publicó por parte de la Secretaría de Salud, en el Diario Oficial de la Federación, la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA-1994 "Salud ambiental, agua para uso y consumo humano. Límites permisibles de calidad y tratamientos a que debe someterse el agua para su potabilización". El agua que cumple con los requisitos de esta norma se considera apta para consumo humano.
La norma establece los límites máximos para 42 parámetros que comprenden las características físicas y químicas del agua así como la presencia de bacterias del tipo coliforme identificadas como responsables de enfermedades gastroinstestinales. Sanciona también elementos procedentes de actividades humanas, como compuestos orgánicos sintéticos y el residual libre de cloro que debe de contener el agua en los sistemas de distribución para prevenirla de contaminaciones.
El cumplimiento de esta norma asegura que el agua no provocará ningún efecto nocivo en la salud del consumidor. Sin embargo, no califica el agua en términos de aceptación por sus características organolépticas. En este sentido, el agua puede ser de mala calidad y estar dentro de norma.
Existen estudios que establecen criterios para medir la calidad del agua con base en índices que se formulan con los parámetros relacionados al sabor, color y olor del líquido, de tal forma que en los sistemas de abastecimiento que cuentan con diversas fuentes, la calidad puede variar desde mala hasta excelente.
![]() Salto del Agua, remate del acueducto de Chapultepec, Ciudad de México |
De acuerdo con este concepto, el control de la calidad
del agua debe enfocarse primeramente a establecer las medidas preventivas
para que no represente un riesgo a la salud. Una vez cumplido el requisito
de norma, mejorar las características de calidad para satisfacer
los requerimientos de aceptación por parte de los consumidores.
Control de la calidad del agua potable
El compromiso de la DGCOH no sólo se limita a satisfacer
la demanda del servicio en términos de volumen de líquido
y desarrollo de infraestructura necesaria para cubrirla, sino también
garantizar la calidad adecuada en el agua, por lo que ha resultado indispensable
desarrollar mecanismos de vigilancia y control de calidad que garanticen
el cumplimiento de estos conceptos. Expresado de manera doméstica,
el usuario espera encontrar en el suministro de agua potable no simplemente
la existencia del servicio, sino también la garantía de la
adecuada potabilización que permita su consumo.
Calidad del agua
El término "calidad del agua potable", expresa
el conjunto de caracteres físicos, químicos y biológicos
que se deben de satisfacer con el fin de que el agua que se suministra
sea segura para el consumo humano y para todo uso doméstico habitual,
incluyendo la higiene personal. Ésta es la definición que
se expresa en las guías sanitarias y es empleada para efectos normativos.
Sin embargo, se complementa la definición de calidad en términos
de la percepción sensorial de los consumidores, quienes lejos de
poder identificar los componentes del agua, la califican en función
de su aspecto físico. De tal forma la responsabilidad en el suministro
del agua potable debe de atender los dos aspectos: que el agua esté
libre de gérmenes patógenos y además que sea aceptada
por el consumidor.
Vigilancia de la calidad del agua
Una exigencia de los habitantes de la ciudad es que la calidad del agua reúna las condiciones físicas, químicas y bacteriológicas requeridas para ser de consumo humano. Esta vigilancia se realiza con apoyo del Laboratorio Central de Control de la Calidad de Agua (LCCC). Se vigila el cumplimiento de los requisitos necesarios tendientes a evitar la presencia de organismos patógenos y sustancias contaminantes que puedan ser nocivas a la población, monitoreando puntos estratégicos de las fuentes de abastecimiento, tanques de almacenamiento, estaciones de rebombeo, plantas de potabilización y la red de distribución, y efectuando la inspección sanitaria de esas instalaciones.
Por otro lado, se tiene la vigilancia de 1) los contaminantes de las aguas de desecho para conocer la calidad de las aguas residuales que se desalojan del valle de México, y 2) de las que se envían para ser tratadas, de tal manera que se determine la calidad de los efluentes en los sistemas de tratamiento. Asimismo, el agua que ha sido renovada se utiliza actualmente para aquellas situaciones en las cuales no se requiere la calidad de agua potable: el riego de áreas verdes, llenado de lagos recreativos y canales, además del lavado de autos.
Lo anterior implica conocer y mantener determinada calidad con el fin de prevenir la contaminación y deterioro de los lugares donde se emplea y los daños a la salud que puede implicar su contacto directo o indirecto.
El Laboratorio Central realiza la evaluación e
implementación de las metodologías analíticas más
apropiadas para determinar parámetros físicos, químicos
y biológicos en muestras de agua potable, residual y tratada. El
laboratorio, dependiente de la Subdirección de Desarrollo, cuenta
en la actualidad con cinco oficinas: Control de Calidad del Agua Potable
(muestreo), Análisis de Agua Potable, Análisis de Agua Residual,
Análisis Biológicos y Control de Calidad Analítica,
además de las secciones de Autoanálisis, Absorción
Atómica, Cromatografía de Gases y Análisis Especiales.
Calidad del agua en el Distrito Federal
El control de la calidad biológica del agua en el Distrito Federal se inició en 1937 mediante la desinfección, práctica que hacia 1957 se volvió obligatoria para todas las fuentes de abastecimiento. En 1935 se realizaron las primeras mediciones de la calidad física, química y biológica del agua, las cuales se intensificaron a partir de 1955.
La práctica de controlar la calidad del agua en la ciudad tiene a la fecha seis décadas. La experiencia acumulada en este tiempo ha permitido llevar al sistema a condiciones de alta eficiencia. Este nivel ha sido avalado durante varios años por la entidad responsable de vigilar que los sistemas de abastecimiento suministren agua apta para el consumo humano. La Secretaría de Salud ha otorgado al sistema de abastecimiento de agua potable de la Ciudad de México el "certificado de calidad del agua para consumo humano" desde 1982 y hasta 1996.
![]() Acueducto de los Remedios, estado de México |
El otorgamiento de esta certificación ha implicado la revisión de los procedimientos que la DGCOH tiene establecidos en sus diferentes áreas para el control de la calidad del agua. La revisión incluye la inspección sanitaria de sus instalaciones, de los procedimientos de vigilancia, de las acciones de mantenimiento, la capacitación del personal técnico y operativo y el monitoreo aleatorio de las fuentes de abastecimiento y redes de distribución.
A partir de 1997 ha quedado pendiente el otorgamiento
de la certificación por la revisión que de la normatividad
sobre la materia está realizando la Secretaría de Salud.
Laboratorio Central de Control de Calidad del Agua
Con el objeto de mantener la adecuada y permanente vigilancia y control de la calidad de agua, la DGCOH puso en operación en 1982, el Laboratorio Central de Control de la Calidad del Agua, mismo que sustituye al ahora conocido como Antiguo Laboratorio de Xotepingo, que venía operando desde 1951.
En el laboratorio se establecen programas de monitoreo y análisis en todas las instalaciones de agua potable del sistema hidráulico del Distrito Federal y de los sitios en la red de distribución que diagnostican la calidad suministrada al usuario final. Igualmente se monitorean rutinariamente los principales drenes, plantas de bombeo, colectores y salidas de agua residual generadas en el DF y la calidad de los influentes y efluentes en las plantas de tratamiento y usuarios diversos del agua residual tratada.
Las posibilidades analíticas con que cuenta el
Laboratorio Central y que desarrolla en su labor de vigilancia y control
incluyen lecturas de cloro y la evaluación fisicoquímica,
bacteriológica (Vibrio cholerae, inclusive), de metales pesados
por absorción atómica, orgánicos sintéticos
por cromatografía de gases, mutágenos, virus, parásitos
y de elementos radiactivos en el agua. El personal del laboratorio realiza
también la inspección sanitaria de todas las instalaciones.
La evaluación de la calidad del agua potable contempla diferentes
niveles, que van de A a 4A, mismos que tienen diferentes
objetivos. Así, el nivel A se enfoca a detectar niveles de
contaminación biológica, incluyendo las determinaciones campo.
El nivel 2A permite obtener un perfil mínimo de calidad del
agua potable de acuerdo a las características fisicoquímicas
del sistema hidráulico del DF. En el 3A se cubren los parámetros
incluidos en Norma Mexicana de Calidad del Agua Potable sancionada por
la Secretaría de Salud. Finalmente, el nivel 4A proporciona
una imagen detallada de la calidad del agua analizada.
Suministro del agua potable
Para satisfacer la demanda de agua potable, la DGCOH mantiene en operación 651 pozos, 307 tanques de almacenamiento (con una capacidad conjunta de mil 600 millones de litros) 170 estaciones de rebombeo, 30 plantas potabilizadoras (25 de ellas a pie de pozo) y 360 dispositivos de cloraciones; se distribuye agua a través de 690 kilómetros de líneas de red primaria y más de 10 mil kilómetros de red secundaria. Operativamente, el Sistema Hidráulico del Distrito Federal se divide en: Lerma, Cutzamala, Chiconautla, Norte, Poniente, Centro, Oriente y Sur.
Esta infraestructura permite abastecer de agua potable entubada al 98 por ciento de los habitantes. El agua proviene de fuentes locales, como lo son los pozos profundos del valle de México (64 por ciento) y manantiales (dos por ciento) y externas, como los pozos de Lerma (14 por ciento) y el río Cutzamala (20 por ciento). Estos caudales de agua se destinan principalmente al consumo doméstico (67 por ciento). Se proporciona también agua a la industria (17 por ciento) y a los comercios y servicios (16 por ciento).
Datos abrumadores acerca de una realidad más abrumadora:
la demanda de agua potable es cada vez más apremiante y las fuentes
de abastecimiento, cada vez más escasas e inaccesibles; de subsanar
estas adversidades depende la sustentabilidad de la Ciudad de México.