Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 17 de octubre de 2002
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Cultura
Al poder le tengo considerable desconfianza, señala el Premio Planeta 2002

Escribir es lo único que puedo hacer por Perú, opina Bryce Echenique

Si mis personajes fueran yo mismo, sería un hombre en franca decrepitud, advierte

''Despreciar la cultura en mi país, parte muy calculada de la estupidización de Fujimori''

CESAR GÜEMES Y AGENCIAS

En su primera aparición ante los medios, luego de ser galardonado con el Premio Planeta 2002, el escritor Alfredo Bryce Echenique fue categórico al referirse al posible vínculo que para él existe entre política y creación literaria: ''Lo mejor que puedo realizar en favor de Perú es escribir. Por mi país es lo único que debo hacer, y además es lo que esperan mis compatriotas de mí; no gusto de intervenir mucho en política, porque al poder le tengo una considerable desconfianza".
brice
Ante la pregunta de que si El huerto de mi amada, la novela que le valió el Premio Planeta 2002, era autobiográfica o al menos autorreferencial, Bryce negó rotundamente la posibilidad: ''Si algunos de mis personajes fueran yo mismo, ya sería un hombre en franca decrepitud. Aunque es curioso, cuando hice la primera parte de mis Antimemorias, que son desde luego autobiográficas, me señalaron incontables ocasiones que era una novela. ¿Quién los entiende?"

No obstante, aceptó más adelante que ''toda ficción basada en la memoria seguro será pura invención, porque los hechos cobran realidad conforme se cuentan y no como sucedieron".

Encuentros con los jóvenes

Una de las labores desarrolladas por Bryce Echenique desde que volvió a su país en 1999, y que piensa mantener en el futuro, ha sido ''viajar por las provincias y tener encuentros con los jóvenes", una iniciativa, remarca, a título privado que intenta paliar, en parte, el hecho de que ''en Perú no hay política cultural, no hay ministerio de cultura y el desprecio por ésta fue parte muy calculada de la empresa de estupidización de la dictadura de Fujimori".

El huerto de mi amada, como algunas otras de sus obras narrativas, versa sobre el enamoramiento, en este caso de una pareja formada por un adolescente y una mujer adinerada y poderosa que le duplica la edad. La trama, dice Bryce, se desarrolla en el Perú de mitad del siglo XX y narra lo que el autor ha dado en llamar ''la historia inverosímil de aquella época, que desde luego no se puede abordar sin humor".

Bryce también aborda la idea del ''fracaso", obsesión de los escritores peruanos, desde Mario Vargas Llosa hasta Julio Ramón Ribeyro, cuyo diario íntimo se titula La tentación del fracaso.

Esa idea de la derrota, entendida como la imposibilidad de llegar al destino final, flota sobre Perú, explica el narrador, ''se habla de esta nación como un país adolescente, como algo que no se acabó de plasmar; el propio Melville se refiere a Lima, en Moby Dick, como la ciudad más triste y fea que se pueda ver".

Una fealdad que habla más de su moralidad que de su belleza, pues como evoca el autor de La vida exagerada de Martín Romaña: ''Recuerdo en mi infancia que las iglesias de Lima eran las únicas en las que no había bancos, sino alfombras, donde hombres y mujeres fumaban y cortejaban".

La música de Siboney que suena de fondo en las páginas de El huerto... traslada al lector a un hecho real, ''al primer tocadiscos que hubo en mi casa y un elepé de Bing Crosby, que cantaba esa canción".

Además de la esperada lectura de su nueva obra, la crítica pretende que las nuevas generaciones aborden algunos de sus libros, como Un mundo para Julius y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, así como de sus libros de relatos Huerto cerrado y La felicidad, ja, ja, que fueron decisivos para el desarrollo de las letras hispanoamericanas al cierre del siglo XX.

Tras un periodo de ''confusión" con frecuentes viajes a ciudades alemanas e italianas, y la próxima gira de promoción por el premio Planeta -que le ocupará tres semanas-, Bryce Echenique piensa en retomar sus ''antimemorias".

''Si en el primer volumen los recuerdos se amontonan por orden del azar conforme me vienen, sin un nexo lógico, en el segundo, que está muy avanzado, en el capítulo 'Domesticando el sueño' recojo mi educación sentimental", apunta.

El narrador incluirá en sus antimemorias ''lo que ha sido mi segundo retorno a Perú, experiencia maravillosa y tierna, y al mismo tiempo horrorosa, por lo que necesito tranquilidad para poder narrar desde la objetividad y no desde la amargura".

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