Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 14 de octubre de 2002
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Mundo

Grupo vinculado a Al Qaeda, entre los sospechosos del atentado que provocó 187 muertos

Resurgen en Occidente llamados a la lucha antiterrorista tras el ataque en Bali

Washington retira personal diplomático en Indonesia, informa el Departamento de Estado

Países vecinos acusan de débil la actitud del gobierno de Yakarta hacia militantes islámicos

AFP, REUTERS Y DPA

Washington, 13 de octubre. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, condenó este domingo el atentado en Bali, que dejó casi 200 muertos, al señalar que "los terroristas apuntaron a inocentes, esta vez en Indonesia", en un "acto que apunta a sembrar el terror y el caos".

Al menos 187 personas, la mayoría turistas extranjeros, murieron y más de 300 resultaron heridas en el atentado que ocurrió la noche del sábado. Según las primeras investigaciones, se trató de un chochebomba que habría estallado frente a una discoteca de la isla turística de Bali, Indonesia, informó la policía. Hubo otra explosión cerca de la sede del consulado estadunidense, pero en ese caso no hubo heridos, sólo daños materiales.

"En nombre del pueblo estadunidense condeno este acto atroz, ofrezco mis profundas condolencias a las familias de las víctimas de este crimen, originarias de diversos países, y nuestro deseo de que los heridos se recuperen completamente", afirmó Bush en un comunicado.

El mandatario estadunidense aprovechó la ocasión para reforzar su llamado a una campaña global contra el terrorismo, mientras su gobierno acrecienta las presiones sobre los países aliados para lograr consenso para una acción militar contra Irak, al que Washington acusa de poseer armas de exterminio masivo y de vínculos con el terrorismo.

"El mundo debe enfrentar esta amenaza que es el terrorismo. Debemos recoger el desafío y hacer fracasar la idea de que el asesinato de inocentes puede hacer progresar una causa o respaldar cualquier aspiración. Y debemos llamar a este hecho infame por su nombre correcto: asesinato", sostuvo.

La Casa Blanca ofrece ayuda

Bush ofreció ayuda a las autoridades de Yakarta para "llevar a esos asesinos ante la justicia". Elmdf35832 diario The New York Times indicó que un equipo de la FBI está en camino a Bali, pero la policía federal estadunidense no confirmó esa información. Asimismo trascendió que un equipo de inteligencia británico se trasladó a Indonesia.

Luego del atentado, Washington redujo su presencia diplomática en Indonesia, informó el departamento de Estado, que instó a los ciudadanos estadunidenses a abandonar ese país, el de mayor población musulmana del mundo.

Al menos ocho australianos murieron, al igual que tres ciudadanos de Singapur, dos británicos, un ecuatoriano, un francés, un holandés y un alemán, según fuentes médicas indonesias, que ya identificaron 26 cuerpos.

La presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, quien voló a Bali luego de una reunión de emergencia que sostuvo con su gabinete, declaró que las explosiones eran una advertencia de que el terrorismo es una amenaza contra la seguridad nacional. Pero no dio pistas sobre los posibles culpables que tienen en mente las autoridades.

El Ministerio de Seguridad informó que se enviaron soldados a custodiar las principales instalaciones de petróleo y gas, algunas de ellas operadas por compañías multinacionales, por temor a más ataques.

El atentado, no reivindicado hasta el momento, ocurre en momentos en que diplomáticos estadunidenses habían expresado sus temores sobre el riesgo de nuevos ataques terroristas en Indonesia, relacionados con Al Qaeda, red dirigida por el fundamentalista islámico Osama Bin Laden.

En Australia las fuentes de inteligencia apuntan hacia el grupo Yemaá Islamiyá, que ha sido vinculado con Al Qaeda.

Esa organización, que opera en el sureste asiático, planeó atentados en Singapur que fueron impedidos a tiempo, y su presunto líder, Abu Bakar Baasyir, actúa con libertad en Indonesia, según autoridades de Malasia y Singapur. Yakarta, sin embargo, afirma que no posee pruebas para detenerlo.

Asimismo, el atentado en Bali surge días después de la explosión en el petrolero francés Limburg, en las costas de Yemen, que los investigadores calificaron de acto terrorista, y la muerte de un militar estadunidense a manos de kuwaitíes identificados como simpatizantes o miembros de la organización de Bin Laden.

Países vecinos criticaron duramente a Indonesia por su renuencia a detener a militantes islámicos. "Nos gustaría ver un máximo esfuerzo por parte del gobierno para tratar dentro de sus fronteras con el problema del terrorismo", dijo a los periodistas el primer ministro australiano, John Howard, luego de conversar telefónicamente con la presidenta de Indonesia. "Ha sido un problema durante mucho tiempo", agregó.

Australia anunció una revisión de la seguridad nacional tras los atentados en Bali y ofreció ayuda al gobierno de Yakarta. Por lo pronto, Canberra envió aviones Hércules C-130 a Bali para trasladar a los ciudadanos de su país heridos que puedan hacer el viaje.

El primer ministro australiano evitó asociar los atentados al fanatismo musulmán.

A su vez, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, condenó el atentado en Indonesia y se declaró escandalizado y horrorizado, según un comunicado. Estos ataques contra civiles "violan todos los estándares aceptados de moralidad, así como toda ley internacional y nacional, y no pueden ser justificados por ninguna causa o ideología", señala el texto.

El presidente ruso Vladimir Putin estimó desde Moscú que este atentado "confirma que la comunidad internacional debe coordinar de manera más estrecha su combate contra el terrorismo internacional".

Condena internacional

El primer ministro británico, Tony Blair, se declaró "horrorizado" por la matanza en Bali, y el ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, puso a disposición de su par indonesio, Hasan Wirayudha, expertos en la lucha antiterrorista para seguir la pista de los autores del atentado.

El presidente francés, Jacques Chirac, expresó igualmente su "horror y consternación", y también ofreció al gobierno indonesio su disposición para "otorgarle toda la ayuda posible".

Similares condenas hicieron los gobiernos de España, Alemania y Portugal, al tiempo que el alto representante para la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, consideró que el atentado prueba que "la lucha contra el terrorismo está lejos de terminar".

En Asia, el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, pidió a la comunidad internacional erradicar el cáncer del extremismo religioso, al tiempo que se informaba que una persona murió y 10 resultaron heridas cuando presuntos militantes islámicos arrojaron granadas contra una multitud que participaba en un festival hindú, en Bongaigaon, cerca de la frontera con Bangladesh.

Analistas señalan que el atentado en Bali puede asestar un golpe terrible al turismo, que hace llegar al país 5 mil millones de dólares al año, así como a las inversiones extranjeras. "El corazón turístico de Bali fue golpeado. Para nosotros es sencillamente un desastre", declaró I Gede Wiratha, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Bali.

Precisamente el mayor corredor turístico mundial, el consorcio alemán TUI, anunció que suspendió sus vuelos a Indonesia previstos para los próximos días. Mientras, centenares de personas se concentraron en el aeropuerto de Bali para abandonar la isla.

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