Jornada Semanal, domingo 6 de octubre del 2002        núm. 396

NAIEFYEHYA
LA DOCTRINA BUSH (I)

Bravuconería en inglés
llano y simple
Al comenzar esta entrega siento la tentación de escribir sobre los recientes descubrimientos acerca de la naturaleza de la antimateria o bien sobre la revelación del fraude cometido por los laboratorios Bell, los cuales provocaron un escándalo tremendo pues falsificaron resultados en varios estudios en el campo de la física. Pero me es imposible pensar en algo más que la triste situación por la que pasa el mundo. Vivimos tiempos extraños y violentos, la era de la Doctrina Bush, en la que Estados Unidos se encuentra estancado en un estado de alerta permanente, en que las autoridades quieren que los ciudadanos se conviertan en informantes y que nadie cuestione la infalibilidad presidencial ni la legitimidad de los tribunales secretos ni la constitucionalidad de las cárceles improvisadas, repletas de gente culpable solamente de pertenecer al grupo racial equivocado o de practicar la religión inapropiada. El 20 de septiembre, Bush Jr. hizo pública su nueva estrategia de acción preventiva en contra de Estados hostiles y grupos terroristas que desarrollen armas de destrucción masiva. Hasta ahora la idea de un ataque preventivo se ha considerado, bajo cualquier estándar, como una agresión. El documento argumenta que Estados Unidos usará su poder militar y económico para fomentar sociedades libres y abiertas. Esta doctrina pretende justificar los esfuerzos de cambio de régimen que el gabinete de Bush piensa llevar a cabo en Irak, con el modelo de lo hecho en Afganistán. También este documento hace a un lado los tratados internacionales contra la proliferación de armas, para imponer su propia versión: la contra proliferación, la cual en esencia consiste en asumir que las armas de destrucción masiva que tienen Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Israel, Pakistán, India, China y Rusia no cuentan, pero que cualquier otro que se sospeche que pretenda tenerlas pueda ser blanco de los misiles Cruise. Sin duda el elemento de la doctrina que ha sacudido a medio planeta es la afirmación nerónica de que no se permitirá a ninguna potencia alcanzar a Estados Unidos en términos armamentistas. De acuerdo con la Casa Blanca, Bush quería que el documento estuviera escrito en "inglés simple", lo cual explica a medias el patético puerilismo del texto que pretende que olvidemos décadas de intervencionismo (internacionalismo, diría Condoleezza Rice, la asesora de seguridad nacional), guerra sucia, cambios violentos de regímenes y depredación-extorsión económica llevada a cabo por el fmi y el Banco Mundial, los mismos organismos que supuestamente se dedicarán a promover las mieles de capitalismo.

A nivel doméstico

El pasado 12 de septiembre, tres hombres de origen árabe estaban comiendo en un restaurante en Calhoun, Georgia, cuando una mujer, Eunice Stone, los escuchó decir que si los americanos creían que el 11 de septiembre había sido un golpe duro, no tenían idea de los que les esperaba el 13 de septiembre. Stone oyó que hablaban de tirar algo (bringing it down) y que se burlaban de las víctimas de los ataques del año pasado, por lo que los denunció a las autoridades. Los sujetos fueron arrestados y mientras las cámaras transmitían en vivo a la televisión, la policía revisó cada centímetro de su auto. Los hombres resultaron ser estudiantes de medicina en camino al Hospital Comunitario Larkin, en Florida, donde comenzarían su residencia. Estos hombres tuvieron suerte de no terminar en celdas aisladas como decenas de árabes, paquistaníes y musulmanes, pero tras el incidente el hospital declaró que a pesar de que los estudiantes eran inocentes le era imposible recibirlos debido al escándalo causado. Este es sólo un ejemplo de la paranoia que se ha intensificado a más de un año de los ataques del 11 de septiembre, con los incesantes anuncios del departamento de defensa de que se prepara un inminente ataque (muy probablemente con armas biológicas y en específico con viruela, por lo que ya se habla de una campaña de vacunación masiva que promete que cada estado vacunará hasta un millón de personas en los primeros diez días del ataque) y los numerosos arrestos de presuntos terroristas vinculados con Al Qaeda en Estados Unidos (en particular la "célula" de Búfalo) y en el resto del mundo (de Singapur a Hamburgo). Las campañas de denuncia civil son muy características de las sociedades fascistas de izquierda y derecha; inevitablemente son inútiles y sólo sirven para dividir, crear una atmósfera de persecución, propiciar más prejuicios y dar lugar a incontables ajustes de cuentas y venganzas.