La Jornada Semanal 6 de octubre  del 2002                           396

 E N S A Y O


DE LA LEYENDA

IVÁN CRUZ OSORIO

Ezra Pound,
El artista serio y otros ensayos literarios,
Selección y traducción de Federico Patán
UNAM,
México, 2001.
A Yolanda Cruz y José Luis Cruz


Tanto se ha dicho, escrito, polemizado respecto a la personalidad de Ezra Pound en la literatura, que lo observamos atentos con un halo de leyenda y difícilmente podemos abstraernos de conocer de él. Crítico, poeta de vanguardia, traductor, Ezra Pound es una de las figuras más brillantes, significativas, controvertidas y revolucionarias de las letras de lengua inglesa. Pound, al igual que T.S. Eliot, nacido intelectualmente en Estados Unidos, sale a Europa, pasa un breve tiempo en Veneciay luego se establece en Londres.

Este éxodo a Europa puede comprenderse: primero como la búsqueda de un aire cultural de mayor amplitud, y en segundo termino acaso a la mayor identificación de Pound con los escritores europeos (John Yeats) que con los estadunidenses (Walt Whitman). El mismo Pound declararía años más tarde en una entrevista: "Fui a Londres porque pensaba que Yeats sabía más de poesía que cualquier otra persona." Y aunque la realidad pudo ser algo distinta respecto a Yeats, y aunque haya intentado un acercamiento con los escritores de su país en su poema "Una tregua", donde escribe: "Hago contigo una tregua, Walt Whitman.../ Ya te detesté por tiempo suficiente." Pound jamás disminuyó su apasionamiento por la cultura europea.

Tiempo después Pound encontraría el estrechamiento de lazos con la cultura de su país en las figuras de T.S. Eliot, del cual diría: "Eliot ha enviado el mejor poema que haya leído yo escrito por mano de un estadunidense", refiriéndose a "La canción de amor de J. Alfred Prufrock", y de Henry James, del cual alaba sus novelas. Pound fue un gran promotor de la cultura. Es ya legendaria su participación en el pulido de La tierra baldía y, como amigo de Joyce, ayudó para que Ulises llegara a publicarse.

Toda esta agudeza intelectual, crítica y sensitiva, se hace tangible en El artista serio y otros ensayos literarios, seleccionados y traducidos por el ojo aguzado de Federico Patán, el cual nos ilustra inequívocamente desde el prólogo, donde habla de la personalidad inasible de Ezra Pound. El presente libro inicia con el ensayo "Provincianismo, el enemigo", donde critica la uniformidad que empezaba a ser insoportable, siguiendo con "El artista serio" y "En cuanto al imaginismo", concepto que aquí explica con mayor amplitud que en su célebre Arte de la poesía. Aquí, Pound se revela como la conciencia invulnerable de la cultura occidental de su tiempo, lo cual era y es discutido. Sin embargo, nadie niega que cuando él hablaba los demás tenían que escuchar.

Además de los ensayos ya mencionados aparecen "Los trovadores: sus variedades y sus condiciones, Montcorbier alias Villon", el revelador "Qué siento respecto a Walt Whitman", y las críticas y observaciones atentas respecto a las obras de Henry James, Remy de Gourmont y T. S. Eliot.

Haciendo referencia a lo mucho que ha escrito sobre arte, escultura, pintura y poesía, Pound dijo: "Preferiría que la gente viese las esculturas de Brzeska, y los dibujos de Lewis, y que leyese a Joyce, a Jules Romains, a Eliot, a que leyesen lo que yo he dicho sobre ellos, o a que me pidan que vuelva a publicar ensayos argumentativos o reseñas." Este juicio no carece de razón; sin embargo, sin la participación activa de sus reseñas y ensayos, muchos de esos escritores que él mencionó yacerían en el olvido, así como parte de la honestidad de la cultura occidental. El peso especifico que tuvo Ezra Pound en su tiempo se puede resumir en estas palabras de T.S. Eliot: "Pound es responsable de la revolución poética ocurrida en el siglo xx en mayor medida que cualquier otro individuo."

Criticado por su filiación al régimen fascista de Mussolini, que le valió ser recluido en un hospital para enfermos mentales, Pound nunca claudicó de su labor cultural. Desde donde estaba continuó su labor como crítico, poeta, pensador y revolucionario de su tiempo:

Lo único que el crítico puede hacer por el lector, o el público, o el espectador, es enfocarle la vista o el oído. Bien o mal, creo que mis exposiciones y ensayos han logrado su objeto, y que hay ahora más individuos que irán directamente a las fuentes que los que leerán este libro •