La Jornada Semanal,   domingo 6 de octubre del 2002        núm. 396
H.A.T.

Gary Cooper y el macartismo

Gary Cooper avanza con paso lento y seguro por la calle que lo conducirá al precario triunfo en el tiroteo final y a su renuncia al puesto de sheriff de un pueblo de cobardes. De la misma manera, el autor del guión de High Noon, el escritor Carl Foreman, se encontró, al final de la calle, con el pistolero y senador McCarthy y su alicuije Richard Nixon. Este temible citatorio estuvo a punto de cancelar el proyecto de filmación de uno de los western fundamentales de la historia del cine. Zinnemann, Gary Cooper, Katy Jurado y Grace Kelly, la recién casada cuáquera, apoyaron en secreto a Foreman y High Noon se cumplió. H.A.T. nos cuenta estas aventuras con cherifes y pistoleros del Oeste o del senado imperial.

En abril de 1951 el escritor Carl Foreman estaba preparando el libreto de una película que se llamaría High Noon, cuando recibió un citatorio del Comité parlamentario sobre actividades antiamericanas. Debía presentarse en junio para declarar sobre sus presumibles contactos con el Partido Comunista. La audiencia fue después diferida a septiembre, lo que le dio tiempo para terminar su libreto y diseñar una estrategia política. Aunque Foreman no era entonces comunista, se negó a declarar si lo había sido en una fecha anterior, porque eso le habría obligado a mencionar los nombres de otros comunistas de su conocimiento. En septiembre no quiso contestar a esa pregunta y el resultado fue que Foreman ingresó de inmediato a la Lista Negra de la época, lo que le condujo a su exilio y a una nueva carrera en Inglaterra.

Otro resultado fue subrayar en High Noon la alegoría del tema, que pasó a ser una metáfora de su problema personal. En el argumento, el sheriff de la pequeña aldea, que está a punto de retirarse (Gary Cooper) recibe la noticia de que ochenta minutos después llegará en el tren un criminal a quien capturó hace cinco años y que ahora regresa buscando venganza. Esa mañana el sheriff se ha casado con una chica cuáquera (Grace Kelly) y se ha visto rodeado por el cariño de los personajes importantes de la aldea. Pero cuando recibe la amenaza y pide ayuda, todos ellos le dan la espalda. Se fuga el juez que condenó a aquel criminal (Otto Kruger), se esconde el amigo cobarde (Harry Morgan), se niega a colaborar el ayudante despechado que habría querido el puesto de sheriff (Lloyd Bridges). Hasta el amigo que parece más sensato (Thomas Mitchell) sólo propone que el sheriff también se vaya cuanto antes, para no poner en peligro a los pobladores. En una entrevista tras otra, el sheriff descubre su soledad, hasta que se resuelve a enfrentar la amenaza, sin ayuda alguna, en el tiroteo final. Triunfa en esa batalla, pero finalmente arroja al suelo la insignia de sheriff, como desprecio a un pueblo que no lo quiso ayudar. (En 1972, Clint Eastwood arrojaba al suelo su insignia de policía, al final de Dirty Harry.)

Foreman estaba descubriendo en sí mismo una soledad similar a la que dibujaba en el sheriff. Desde el comienzo de las investigaciones parlamentarias en Hollywood (1947) ya sospechaba que también él caería entre los cineastas interrogados. Trasladaba esa sospecha cuando escribió en 1948 los primeros bocetos del tema, luego modificados y ampliados. En abril de 1951 la citación del Comité ratificaba esa idea. El ensayista Rudy Behlmer, que años después entrevistó a Foreman, cuenta la confirmación: "Mientras él escribía el libreto, comenzó a sentir que la vida reflejaba al arte y éste a la vida. Buena parte de lo que había en el libreto era comparable a lo que le ocurría en persona. Algunos amigos lo dejaron de lado o daban vuelta la cara si lo encontraban en la calle."

LA CONSECUENCIA

Lloyd Bridges, Katy Jurado, Gary Cooper y Grace Kelly en High Noon, 1952La citación oficial a Foreman puso en riesgo la existencia misma de High Noon, cuyo trabajo estaba muy adelantado. Pero no se interrumpió el rodaje. Con la aprobación del director Fred Zinnemann, de Gary Cooper y de todo el elenco, Foreman completó su tarea como coproductor, vigilando libreto, montaje y música. Sin embargo, la citación política alcanzó para que se disolviera su sociedad con el productor Stanley Kramer. Vendió su parte, supo que no podría seguir trabajando en Hollywood, viajó a Inglaterra y comenzó de nuevo su carrera, primero con seudónimo. La película quedó a cargo de Kramer. Se estrenó, fue ponderada por la coincidencia entre los tiempos de la acción y de la exhibición (ochenta y cinco minutos), fue elogiada por su ritmo y su cuota de suspenso. Algunos objetaron a la dispareja pareja central (Cooper de cincuenta años, Kelly de veintidós), y el director Howard Hawks objetó el tema, porque no le pareció verosímil un sheriff que pide ayuda para cumplir su deber. En la ceremonia del Oscar, la película tuvo siete candidaturas que derivaron en cuatro premios, por música, canción, montaje y actuación de Gary Cooper.

Poco después del estreno, el profesor Howard A. Burton publicó un interesante ensayo sobre High Noon. Había encontrado el antecedente del tema en una obra medieval y anónima, llamada Everyman, fechada hacia 1500 y calificada de morality play, es decir, una pieza teatral con moraleja. El texto tiene novecientas líneas y cuenta cómo el Hombre Común es citado por Dios para enfrentar a la Muerte. El protagonista pide ayuda al Saber, a la Belleza, a Cinco Sentidos, a Buenas Obras, a la Discreción, a los Ingenios. Todos dicen querer ayudarle, pero todos terminan por abandonarle, con lo cual el protagonista enfrenta solo a la Muerte. En su artículo, el profesor Burton ve los paralelos entre la pieza medieval y la película, primero por el asunto y después por la similitud entre los personajes de una y otra obra. Ve algo más, porque una de las primeras líneas de la pieza teatral dice: "I will not forsake, thee..." (no te abandonaré) y la canción que se escucha desde el comienzo de la película, cantada por Tex Ritter y reiterada en el fondo musical, dice exactamente esas palabras ("Do not forsake me, oh my darlin"). Fue compuesta para el filme por Dimitri Tiomkin y Ned Washington, que con ella lograron su Oscar. La observación del profesor Burton, que parece muy documentada, no fue recogida por numerosos críticos e historiadores que se ocuparon de High Noon. Pero la película dejó su marca singular en la historia del cine del Oeste. Medio siglo después, una nueva versión de High Noon fue rodada en Canadá, con Tom Skerritt y María Conchita Alonso. Resultó más larga, más complicada y más conversada que la versión original, pero no deforma el asunto y luce una buena dirección por Rod Hardy. Fue exhibida en televisión por cable como Venganza a mediodía.

UNA CARRERA

Foreman en el set de High NoonForeman se acercó al cine en 1941, con tareas menores como libretista, pero se entusiasmó con el oficio cuando trabajó junto a Frank Capra en documentales de guerra (Know Your Enemy, Japan, 1945). En la posguerra inició su sociedad con Stanley Kramer, quien en la época fue un adelantado de la llamada "producción independiente". Mucho después, en una entrevista realizada en Inglaterra (1958), Foreman señaló que su tema preferido junto a Kramer había sido la oposición entre un individuo y la sociedad cercana. Ese individuo pudo ser el boxeador Kirk Douglas (en Champion, de Mark Robson), el soldado negro James Edwards en un pelotón de camaradas blancos (Home to the Brave, también de Robson), el inválido Marlon Brando en un hospital de heridos de guerra (The Men, de Fred Zinnemann), y hasta el narigón José Ferrer en el clásico Cyrano de Bergerac, de Michael Gordon). Tras esos precedentes de 1948-1950, la descripción es válida también para High Noon, donde la oposición entre individuo y ambiente aparece cargada con una mayor crítica social en años de Listas Negras y del senador McCarthy.

El exilio trajo problemas a Foreman, comenzando por un divorcio, luego por trabajos con seudónimo y aún después con su nombre borrado de los créditos de El puente sobre el río Kwai (1957). En 1958 consiguió salir de las Listas Negras y figuró oficialmente como libretista y productor en el cine inglés, con La llave, Los cañones de Navarone, Los vencedores (también director), El joven Winston.

VIEJAS CUENTAS

La separación de Foreman y Kramer ocurrió en 1952. El primero falleció en 1984 y el segundo en 2001. Un cable de Hollywood (17 de abril de 2002) notifica ahora la curiosa reactivación de aquel conflicto. Un documental de Lionel Chetwynd, titulado Darkness at High Noon (Oscuridad al mediodía) recorre la carrera de Foreman e invoca una carta suya, fechada en 1952, donde se habría quejado de Kramer, quien se quedó con los créditos y beneficios de High Noon en desmedro de su autor y coproductor. Esto provocó a su vez la protesta de Karen Kramer, viuda de Stanley, alegando que Chetwynd está reescribiendo la historia, que Foreman no había sido sincero con su socio y que Kramer siempre procuró proteger a las víctimas de las Listas Negras, por lo cual es incorrecto que se le adjudiquen posturas reaccionarias.

Medio siglo después de los hechos, con mucha gente fallecida en el medio, sería tan difícil como inútil establecer la verdad. Igual que el Oscar a Kazan hace tres años, esa nueva controversia prueba que las Listas Negras siguen siendo un tema vigente y doloroso.