Son dos de los tres partidos que este año estrenan registro. Cada uno podrá disponer de unos 70 millones de pesos (entre gastos corrientes y gastos de campaña) para las elecciones federales del próximo año. Uno, el Partido Liberal Progresista, busca el voto de “los liberales de México” y no esconde sus lazos con el PRI. El otro, Fuerza Ciudadana, presume no tener resabios pasados ni haber nacido de una fractura. Los dos, empero, tienen algo en común: se les ve como aliados en potencia del partido que dirige Roberto Madrazo. Ninguno de los dos lo descarta

LO PRIMERO QUE SE VE al entrar a la sede del Partido Liberal Progresista (PLP), próximamente Partido Liberal Mexicano, es una foto de la fracción parlamentaria del PRI en la 57 Legislatura de la Cámara de Diputados. Lo segundo es un enorme busto dorado de Luis Donaldo Colosio. La sede del partido, uno de los tres que este año estrenan registro, es una vieja casona de tres pisos en la colonia San Rafael. En sus paredes cuelgan imágenes de José María Morelos, Francisco Zarco, Guillermo Prieto y Benito Juárez, iconos de la separación de poderes y del Estado laico. La fachada, igual que los documentos básicos, conserva el emblema del Frente Liberal Mexicano, una agrupación política concebida hace 10 años por las logias masónicas de México.

El “partido de los masones”, como mejor se le ubica, nació de una corriente del PRI. Su dirigente, Salvador Ordaz Montes de Oca, fue maestro de políticos en el Instituto de Formación Política, trabajó con Fernando Gutiérrez Barrios, quien lo hizo diputado, y actualmente es senador suplente del ex tesorero de Pemex (y unos de los involucrados en el Pemexgate), Ricardo Aldana. Hace más de dos años renunció al PRI, según ha declarado. Pero no ha roto los lazos.

En 1997 y 2000 el Frente Liberal hizo alianzas con sus ex compañeros y de ahí surgieron la diputación de Esther López Cruz, ex regidora de Ecatepec, y la senaduría suplente del propio Ordaz. En la organización alegan que se trata de un “partido en construcción”, próximo a cambiar de sede y de nombre. Pero su propuesta de “liberalismo social” no termina de distanciarse de la cuna tricolor. “Planteamos un liberalismo con enfoque social”, dice el yucateco Guadalupe Huchim, recién nombrado secretario general.

¿Qué puede tener en común este partido con Fuerza Ciudadana, el partido que presume no tener cordón umbilical político y que alza la bandera de la “izquierda moderna”?

“Fuerza Ciudadana –dice su presidente, Jorge Alcocer Villanueva– es un partido de base cero”. Es decir, presume el economista y ex asesor de Francisco Labastida, “no es producto de un desprendimiento ni de una fractura de otro partido, y eso le da una capacidad de adaptación con la sociedad”.

Jorge Alcocer tiene un discurso cimentado en años de trabajo en las filas de la izquierda (se formó en el Partido Comunista, fue dirigente del PSUM y del PMS, y fundador del PRD), pero la legitimidad de sus argumentos es cuestionada por sus relaciones políticas y de amistad con el sistema que fue reprobado el 2 de julio de 2000. Fue el principal asesor de la campaña de Francisco Labastida, quien había sido su jefe en la Secretaría de Gobernación. Su esposa es la senadora priísta, Silvia Hernández, quien ya busca ser candidata a la gubernatura de Querétaro. Y el propio Alcocer no ha tenido empacho en reconocer su fe en el proyecto político de Labastida.

En los corrillos, sus afirmaciones no dejan duda de que Fuerza Ciudadana será un espacio de reposicionamiento del grupo labastidista, y que al igual que el PLP será un “partido satélite” del PRI, “como en los buenos tiempos del PARM”. Alcocer Villanueva ni se inmuta. “Son especulaciones –dice–, han especulado un año y se van a quedar especulando”.

En 1998, Salvador Ordaz Montes de Oca fue acusado de usar pistoleros para apoderarse de la Logia Masónica del Valle de México, la más importante del país. Es un hombre con estudios de maestría en administración pública, doctorado en filosofía, y licenciatura en pedagogía, sicología y derecho, que ha tenido una vida pública poco notoria. En su natal Veracruz lo ubican como un hombre del equipo de Fernando Gutiérrez Barrios (su cargo más importante en la administración pública fue el de director de Programación, Organización y Evaluación Política de la Secretaría de Gobernación, de 1988 a 1993). Un político veracruzano, masón, que lo conoce de muchos años, lo define así: “No ha hecho nada malo y tampoco nada bueno”.

Ordaz Montes de Oca fundó el Frente Liberal y fue su único dirigente durante siete años. La organización, por cierto, fue la primera agrupación a la que retiraron el registro debido a que no pudo comprobar 497 mil pesos en gastos ni ingresos por 687 mil pesos. Lo que sí se supo entonces, es que un solo proveedor concentró más de la mitad de los gastos de la agrupación. El partido que dirige ahora tiene –según Huchim– 106 mil afiliados, y su principal influencia está en Veracruz, San Luis Potosí, Puebla, Tlaxcala, Guanajuato, Distrito Federal, estado de México, Michoacán, Hidalgo y Jalisco.

Masiosare solicitó durante varias semanas una entrevista con Ordaz, que nunca se concretó. Las disculpas fueron la apretada agenda del presidente y el cambio de sede. Huchim se explaya en aclarar que su partido no es un apéndice del PRI, sino que tiene una propuesta ideológica que no estaba presente en ninguno de los ocho partidos que ya existían. Y por supuesto, tampoco en los otros dos nuevos. “Nosotros no estamos hablando de resucitar la propuesta liberal del siglo XIX, sino de retomar sus principios con el paradigma de la democracia y la justicia social. Lo que planteamos es un liberalismo que tenga prioritariamente un enfoque social”, dice, y machaca con la idea de que están en su derecho de ser escuchados: “Los nuevos partidos son expresiones aceptables de la sociedad, lo menos que puedes hacer es reconocer el derecho del otro a decidir la mejor opción”.

–¿Son los masones una especie de secta que excluye a las mujeres y mata gatos en las noches?

–Nunca lo había pensado como una organización cuasivampiresca, pero es una buena imagen de cómo se ve la masonería –dice divertido–. Sin embargo, aclara, hay un error en pensar que éste es el partido de los masones. Ni todos los masones están aquí, ni todos aquí son masones”.

La masonería busca la elevación del hombre a través del conocimiento, aclara. “Pero precisamente estamos buscando salir del encasillamiento, porque no podemos aspirar a ser un partido político si sólo se apoya en un sector de la población”.

En eso, al menos, tiene razón. Huchim puede extenderse hablando de los principios liberales del siglo XIX y su evolución en el mundo, pero evade los temas de la relación de su partido con el PRI y una posible alianza para el proceso electoral en el 2003. “Vamos a trabajar bajo la premisa de competir solos. Si alguna coyuntura planteara la posibilidad de una alianza sería evaluada por la dirigencia”, dice llano.

–Pero no sería con cualquier partido...

–Bueno, no podríamos aliarnos con alguien distinto a nuestra propuesta ideológica.

–¿Eso descarta al PAN y a cuál otro?

–No quisiera adelantarme. Las decisiones, como le digo, las tomará en su momento la directiva.

Otro que no quiere hablar de alianzas por el momento es Jorge Alcocer, quien acepta la entrevista en las oficinas del Centro de Estudios para un Proyecto Nacional, donde también se edita la revista Voz y Voto.

Alto, de barba canosa, Alcocer tiene tipo de académico bonachón. Sus ex aliados, en cambio, no lo ven así. Un ex compañero del Partido Comunista recuerda que le decían “El Búfalo”, porque “donde ve, embiste”. Así lo ubican, como “un tipo duro y difícil”, que tiene amplios conocimientos de temas electorales. Alcocer reconoce el mote, pero dice que se remite a un grupo de amigos que apoyaban a los búfalos de la Universidad de Wisconsin.

Durante la primera parte de la charla, repite lo que ya ha dicho hasta el cansancio: “Compartimos con muchos el desencanto por los partidos políticos y por la política en México”. Luego defiende la existencia de 11 partidos políticos: “El derecho de asociación política es un derecho constitucional. ¿Son muchos o pocos? Es al electorado al que le toca decidir”. Es un tema que domina, sin duda. “El sistema de partidos en México está en tránsito y los que hay no son producto del cambio –dice–. Son partidos de mucha historia, que han logrado convertirse en articuladores del sistema político, pero son de una etapa anterior”.

De los otros cinco (PT, PVEM, Convergencia, PSN y PAS) “ninguno ha logrado emerger con el peso electoral y la influencia suficiente en el sistema político mexicano”.

¿Cuál es la oferta de Fuerza Ciudadana?

“Es un partido de base cero, que no es producto del desprendimiento de otro partido. En segundo lugar, es un partido federado, con una estructura horizontal y no piramidal, que más que tener un programa acabado, busca vincularse con la sociedad y que sea la sociedad la que estructure el programa. Y cuatro, el espacio y la importancia que le estamos dando a los jóvenes y las mujeres”.

–Parece el discurso de México Posible (otro de los nuevos partidos, que dirige Patricia Mercado)...

–Nosotros tenemos claridad e interés en la promoción de los derechos de las minorías, pero aspiramos a intereses más amplios...

–¿También se pelean la bandera socialdemócrata?

–Fuerza Ciudadana es un partido progresista, identificado con las causas mayoritarias, con una apuesta por el trabajo y por la cultura. No estamos con la disputa por las etiquetas...

El partido tiene 130 mil afiliados en Sonora, Sinaloa, Nuevo León, Tamaulipas, Distrito Federal, estado de México, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Chiapas y Yucatán. Según Alcocer, tienen la estructura suficiente para mantener el registro y tener una fracción parlamentaria en las elecciones federales del año próximo.

¿Solos?

–Las alianzas las va a decidir la comisión nacional en su momento.

–¿Con cualquier partido?

–No. No puede ser una alianza sin principios, con alguien con quien no tengamos coincidencia de visión. Y mira, en México de pronto nos cerramos las puertas. Pero en todo el mundo democrático las alianzas hacen los sistemas políticos.

“Lo que tenemos que plantear –sigue– es ¿cómo nos imaginamos en el 2003? ¿Como un solo partido reconstituyéndose como mayoría política o con un electorado plural ante distintas opciones? Tenemos que pensar en un país en el que la nueva mayoría no sea monolítica como en el pasado, sino producto de las alianzas”.

Alcocer fue diputado federal entre 1985 y 1988. Dos años después renunció al PRD en medio de críticas al “caudillismo” de Cuauhtémoc Cárdenas y se convirtió en impulsor del proyecto socialdemócrata con Gilberto Rincón Gallardo; pero finalmente optó por adherirse a una aventura diferente y aceptó la subsecretaría de Desarrollo Político en la Secretaría de Gobernación que el ofreció Francisco Labastida. La idea de las alianzas, sobre todo “para acabar con la reacción”, no es nueva en su discurso. Tampoco su rechazo a una posible alianza con el PAN. Las preguntas sobre la posibilidad de que su partido sea un espacio político para el gran derrotado del 2 de julio ya ni siquiera le incomodan. “No hay gente de la campaña aquí”, resume.

–¿Qué piensa de Roberto Madrazo (aquel que dijo que su ex jefe es un “perfecto fracasado”)?

–Es un dirigente que me merece respeto, con el que tengo una relación constructiva, como con todos los partidos políticos.

–¿Ese nuevo PRI que dirige Madrazo tiene esa coincidencia de visión de la que habla con Fuerza Ciudadana?

–El PRI o el PRD...

–¿Los otros no?

–No creo. Hay una realidad que está ahí y tenemos que ser prácticos.

Además de su aversión al partido de Vicente Fox y sus lazos vigentes con el PRI, hay otra cosa en común entre Fuerza Ciudadana y el Partido Liberal: Los dos tendrán alrededor de 70 millones de pesos –entre gastos corrientes y gastos especiales– para la campaña federal del próximo año. El dinero, empero, no garantiza el 2% de la votación que requieren los partidos políticos para mantener su registro. Sobre todo, considerando la diversidad de ofertas. En el caso de Alcocer, algunos priístas aseguran que ya hay un acuerdo con Roberto Madrazo, incluso, dicen, se llamará Alianza por la Democracia Social.

“Son especulaciones”, dice el economista, quien, sin embargo, no deja de insistir: “En el mundo democrático las alianzas hacen los sistemas políticos”.