Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 23 de septiembre de 2002
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Espectáculos

Esencia romántica

Montaner, hasta la cima del centro capitalino

ARTURO CRUZ BARCENAS

En dos días, Ricardo Montaner vio compensado en México su trabajo de cantautor: se presentó el pasado viernes en el Auditorio Nacional -ante unos 9 mil 500 asistentes- y el sábado en el Zócalo capitalino -frente a 25 mil personas-. El repertorio fue casi el mismo. Inició con Corazón fracturado y se despidió con La cima del cielo.

Casi las mismas frases domingueras; tan sólo algunas variantes. Lo meloso de las baladas envolvió a un público anhelante de melodías de amor abandonado, con ironías y pequeñas revanchas. La esperanza de que las cosas salgan bien, como es el caso de Será, una de sus composiciones más coreadas.

El venezolano lleva 17 años de trayectoria artística y ocho de difundir su obra en México. Ahora, en su disco Suma, experimenta con el bolero, género al que respeta y en el que no se siente ajeno. Conoce los detalles estilísticos, el sentimiento de barriada que dio origen a una de las formas de romanticismo más importantes de Latinoamérica.

Ha colocado varias de sus creaciones en los primeros sitios de popularidad, las cuales fueron repetidas por seguidores que van del fan que canta con los ojos cerrados, hasta los que gritan y lloran, y burlan la vigilancia con tal de darle un beso, como ocurrió la noche del viernes, en el Auditorio.

"šMiren, qué bandera tan hermosa!", dijo al público reunido en el Zócalo. Frases como esa provocaron aplausos, risas. En medio del bando que dictaminaba la obligación de la ley seca, Montaner instaba a cantar y a que "cuando esto termine, vámonos de parranda. Yo puedo hacer que esta ley acabe a las 10 de la noche".

Me va a extrañar hizo que varias parejitas apretaran sus cuerpos. A cada frase un beso.

Tomó una cámara de video y grabó al público, su canto, en Sólo con un beso. No todo fue romanticismo lento. Hubo unos minutos de tropicalísimo ritmo, con Muchacha, Cachita. Pero la esencia es una y la misma, y las aguas regresaron a su cauce con Déjame llorar, El poder de tu amor.

Fueron 90 minutos de actuación en el Zócalo que Montaner jamás olvidará.

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