Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 18 de septiembre de 2002
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Política

Carlos Martínez García

Los mayas galácticos llegaron ya

Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando cha-cha-chá", decía la rítmica canción de los años 50 del siglo pasado. Parece que ahora se impone una adecuación de letra y música para los tiempos que corren, y mi aportación es que podría quedar el estribillo de la siguiente manera: "Los mayas galácticos llegaron ya, y llegaron bailando reggae y ska". A ver si a Santiago Pando, destacado publicista en la campaña foxista y en la Presidencia de la República, previo pago de mis regalías por la idea aportada, le parece bien mi brain storming y la incorpora a la nueva misión que en poco tiempo consumirá todo su interés.

Chacoteo aparte, las revelaciones que Pando hizo al reportero Rodolfo Montes (Proceso, 15/IX/2002) nos sirven, por si hacía falta, para hacernos una imagen más nítida de las ideas y características personales del equipo que trabajó arduamente para posicionar electoralmente a Vicente Fox en las conciencias de los mexicanos. Santiago Pando anuncia que va a renunciar a su puesto en la Presidencia para cumplir un llamado que seres extraterrestres le han hecho con el propósito de que se sume a una transformación espiritual que tendrá su centro en nuestro país. En sus palabras: "debía seguir la luz de los mayas galácticos y ser su vocero en la revolución de conciencias que ya se gesta en México y el mundo".

En la entrevista, el exitoso publicista narra su conversión, por la mediación de un chamán, al misticismo maya galáctico y su posterior incorporación como publicista en la campaña de Fox. En una coincidencia con el gurú mayor de los tibetecas, Antonio Velasco Piña, y su mística lectura del 68 mexicano en Regina, 2 de octubre no se olvida, Pando asegura que el cambio mundial en las conciencias le toca encabezarlo a México, porque el "Tíbet le acaba de pasar el faro del mundo, ya que México es un entorno clave; primero, porque está debajo de la bestia, es decir, Estados Unidos; segundo, porque es la conexión con toda América Latina debido a su conexión con las naves de Teotihuacán, las ruinas mayas y porque es una zona escogida como un área sagrada".

Cada quien es libre de tener o no tener sus propias convicciones místicas y religiosas; para nada impugno ese derecho. La cuestión que resalto es cuando una determinada creencia comienza a desbordar el ámbito personal y se vierte hacia la arena pública con afanes totalizantes. Tal vez este no sea el caso de Pando y sus mayas de otros mundos; sin embargo, sí me parece localizar muy nítidamente en buena parte del gabinetazo foxista, y otros mandos importantes en el equipo gubernamental, una tendencia hacia el pensamiento mágico en sustitución del análisis de las condiciones realmente existentes y sus posibles soluciones concretas.

Tenemos el caso del secretario del Trabajo, Carlos Abascal, para quien el arreglo del intrincado panorama laboral en la nación, y acaso en el país todo, estaría a la vuelta de la esquina si todos los secretarios de Estado fueran católicos comprometidos y los trabajadores mexicanos se consagraran de corazón a la virgen de Guadalupe. Ahí está Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social, decidida partidaria de las técnicas de autoayuda y autora de un libro (Dios mío, hazme viuda por favor) de superación personal, que hace caso omiso del contexto adverso que enfrentan millones de mexicanos. Y qué decir de Marta Sahagún, quien con sus discursos saturados de positive thinking instruyó a quienes conformarían el nuevo gabinete a tomar cursos de alta empresa, de contenidos seudofilosóficos inspirados por el misticismo de los profetas del marketing. Ya como presidenta de Vamos México anda repartiendo homilías por todas partes, usando fondos públicos para una organización privada.

Personajes como los mencionados, y muchos otros incrustados en puestos clave de la administración publica, no están solos y descoordinados. Responden a una convicción del propio Vicente Fox, quien con su estilo dicharachero y bonachón ha dado reiteradas muestras de que todo en México estaría mejor si, por ejemplo, los mexicanos y las mexicanas siguiéramos el modelo de vida de Juan Diego y le echáramos hartas ganas a lo que cada uno emprendemos.

No son acciones anecdóticas ni folclóricas, sino evidencia de certezas profundas de un Presidente que cree sinceramente que generalizando sus convicciones religiosas entre la ciudadanía estaríamos cerca del paraíso. Por eso su recurrencia a frases efectistas, mágicas, que deben explicarse más allá de técnicas mercadológicas bien probadas, ya que reflejan un núcleo de creencias religiosas concebidas como una especie de tónico para levantar conciencias adormiladas.

Tan dañinos para la sociedad mexicana y su pluralidad cultural, social, ideológica y política fueron los modelos caciquiles priístas, como pueden serlo las nuevas maneras del revoltijo espiritual foxista y su anhelo de guiar el país hacia realidades que se pueden alcanzar con sólo desearlo profundamente. El pensamiento mágico desdeña la cruda realidad, hace promesas inalcanzables y siempre culpa a otros por no obtenerlas. Minimiza las causas estructurales de una situación dada y ofrece salidas místicas, que ilusionan a la gente, pero que casi siempre la dejan en un nuevo fracaso.

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