Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 11 de septiembre de 2002
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Política

Arnoldo Kraus

Tiempos modernos: vejez y soledad

Hace poco tiempo, al leer la ficha de identificación de una enferma, encontré que el renglón edad había quedado vacío. Los demás -nombre, escolaridad, domicilio, etcétera- revelaban que la paciente era una persona con estudios profesionales, de clase socioeconómica alta. Calculé que tendría aproximadamente 75 años. Después de indagar algunos tópicos necesarios le pregunté por qué había dejado en blanco el espacio correspondiente a edad. Me respondió, más o menos, lo siguiente: "Es infrecuente que a los viejos se nos haga caso, que se nos escuche. Quizá así usted se interese más en mí".

Las quejas de la enferma eran múltiples y abigarradas. Después de escucharla concluí que el problema fundamental era una mezcla de situaciones depresivas asociadas a soledad. La vejez como depresión, o la depresión como fuente de soledad, o el abandono aunado a la vejez son queja frecuente en estos tiempos.

Esta trilogía -vejez, abandono y depresión- es sino de nuestra época y espejo del progreso y de la modernidad. El abandono y la soledad son probablemente más frecuentes en las clases adineradas y más comunes en las ciudades que en los pueblos. En los renglones iniciales de El malestar en la cultura se lee: "No podemos eludir la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus apreciaciones, pues mientras anhela para sí y admira en los demás el poderío, el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida le ofrece". Estas líneas de Freud fueron escritas en 1930. Aunque en este ensayo no habla específicamente de la vejez, bien pueden releerse 70 años después para cuestionar los vínculos entre vejez y cultura, entre progreso y soledad, entre "los valores genuinos que la vida ofrece" y la realidad.

La paciente tenía razón y Freud también: no existe espacio para la vejez. Entonces, Ƒpara qué la vejez? Entonces, Ƒpor qué incrementar las expectativas de vida? Entonces, Ƒcuáles son las responsabilidades de la sociedad y de la cultura hacia los adultos en edad madura? Y, finalmente, Ƒvale la pena envejecer?

La anécdota de la enferma, que además había tratado de detener el tiempo por medio de cirugías plásticas, cobra valor cuando se lee que en Madrid, un nonagenario mata a su esposa -también nonagenaria- y después se suicida arrojándose al vacío desde un sexto piso. Cobra valor al leer el editorial de El País del 24 de agosto pasado, que recapitula sobre "Ancianos en soledad" y explica que "el año pasado murieron en Madrid, solos en sus domicilios, 76 personas mayores de 65 años (...) lo más doloroso de estos datos es la certeza de que muchas de estas personas pudieron haber sido ayudadas a tiempo para salvar sus vidas o que sufrieron largas agonías sin apoyo médico o sin el consuelo de una compañía amiga". Agrega el rotativo que por medio de la teleasistencia -en México no existe este servicio- se hubiesen podido evitar algunas muertes. La realidad es que no es la falta de teleasistencia la culpable: lo es el esquema actual de las relaciones entre familia, sociedad y modernidad.

El problema podría también formularse de otra manera. Es cierto que (muchos) viejos mueren solos y abandonados, pero lo inverso también es cierto: la soledad es el factor que en muchas ocasiones precipita la muerte. No es que la soledad como tal sea una enfermedad y una causa frecuente de muerte, pero sí es posible que ésta sea suficiente para precipitar otras causas que aceleren el proceso final. Es decir, la soledad es un factor que rompe el endeble equilibrio de la vejez.

Si se acepta que una gran parte de la vejez es memoria -Norberto Bobbio dice que el mundo de los viejos es el mundo de la memoria- y que la soledad impide que el placer y las virtudes de la memoria y de los recuerdos se compartan, se entiende, entonces, por qué la soledad puede ser una de las causas que aceleran la muerte en las personas de edad avanzada. De hecho, los viejos que conviven con jóvenes, que hablan y se mantienen "un poco" al tanto de lo que sucede en el mundo, son personas que enferman menos y que probablemente mueren "mejor".

Dentro de la gran aventura de todos los apartados que conforman la modernidad, el espacio para muchos sectores de la comunidad se ha reducido. Uno de éstos, el de la vejez, no tiene cabida dentro de este mundo. Los viejos son recuerdos y memoria. La modernidad es prisa y vacío. ƑQué hacer para que la modernidad recuerde o reinvente el tiempo de los viejos?

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