lunes 26 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n En 1966 les pagaron el precio de un huevo por cada metro cuadrado
El progreso nunca llegó a Almecatla, pese a que cedieron sus tierras a transnacionales

Fermín Alejandro García / Primera parte n

Volkswagen (VW) y sus provedoras, ubicadas en el parque Finsa, aportan el 40 por ciento del Producto Interno Bruto de Puebla y más de 20 mil fuentes de empleo. Esa riqueza ha sido ajena a los campesinos de San Lorenzo Almecatla. De nada sirvieron las intimidaciones y el convencimiento del gobierno para que, en diferentes momentos, cedieran docenas de hectáreas a favor de esas empresas a cambio de recibir "el progreso", si éste nunca llegó. En los últimos 30 años, esta comunidad ha vivido en la pobreza, sin servicios públicos, en medio del desempleo y, lo que es peor, a muchos labriegos nunca les pagaron sus predios o les pagaron el metro cuadrado al mismo precio que un huevo.

En 1966 existió un movimiento en San Lorenzo Almecatla para no vender las tierras a Volkswagen. El clero católico, los sindicatos oficiales y el gobierno del estado convencieron a la gente de entregar sus tierras -a 30 centavos el metro cuadrado- a cambio de que la mayoría de los pobladores fueran empleados en la armadora alemana, y además, en la localidad se construyera un mercado y vías de comunicación modernas. Nada de eso se cumplió.
La única concesión que se respetó es que ahora a algunos campesinos les dejan vender madera para hacer embalajes en la empresa germana y les permiten comprar a siete pesos cada uno de los toneles de desechos de los comedores de VW, cuyo contenido sirve para alimentar cerdos.
Lo que es peor, de los 6 mil habitantes de San Lorenzo Almecatla, actualmente únicamente unos 100 laboran en VW y Finsa, la mayor parte de los jóvenes emigra a Estados Unidos o el Distrito Federal, señala un grupo de seis ancianos -entrevistado por La Jornada de Oriente- que son parte de la autoridad ejidal del pueblo; uno de ellos, Pascual Vázquez, fue presidente auxiliar entre 1966 y 1969. A ellos, a unos con engaños, a otros con intimidaciones, los obligaron a vender sus tierras a intermediarios, y éstos las entregaron a Volkswagen. En el presente, forman parte del frente que lucha contra el despojo -de 20 hectáreas- de que fueron objeto en 1997 para darles tierras a las empresas alemanas Lagermex y Bralemex.

El clero, la CTM y Budib

San Lorenzo Almecatla está a un kilómetro de la autopista MéxicoPuebla, a cinco minutos de la calzada Hermanos Serdán de la Angelópolis y a un costado de VW y de Finsa. Pese a que desde la década de los años 60 inició en esa zona uno de los desarrollos industriales más importantes del estado, dicha comunidad ha carecido de lo elemental. El primer centro de salud se instaló hace cuatro años. En 1976 inició la construcción del primer sistema de agua potable y hasta hace unos años la mayor parte de la población tuvo el servicio. La carretera se modernizó no para los habitantes de ese pueblo, sino para permitir la entrada de camiones de carga a compañías del parque Finsa, como es el caso de Siemens.
Un campesino de nombre Aarón Salinas narra que en la década de los años 60 perdió 13 metros cuadrados por la construcción de la autopista MéxicoPuebla. Durante varios meses recorrió todo tipo de oficinas públicas buscando que le pagaran sus tierras, nunca lo hicieron. Se desistió de exigir sus derechos pues trasladarse a la capital del estado le significaba dos horas de camino, ya que el pueblo no estaba conectado a la nueva vialidad.
A sus 86 años, Pascual Vázquez tiene recuerdos precisos. Narró para este diario que en 1966 llegó a San Lorenzo Almecatla un grupo de "oficinistas" a comprar 192 hectáreas para Volkswagen. Los encargados de convencerlos eran trabajadores del gobierno, pero las operaciones de compraventa se hacían con representantes del empresario textil Rodolfo Budib Name y de la familia Muñoz Cano.
"El pueblo se dividió en dos, los que estaban a favor y en contra", recuerda el señor Vázquez. Para contrarrestar el movimiento opositor, el entonces sacerdote de la comunidad, Silverio Aguilar, junto con miembros de la Confederación Revolucionaria de Obreros de México (CROM), prometió a los pobladores que todos tendrían trabajo en VW, "los hombres aunque sea de barrenderos y las mujeres lavando overoles de obreros".
El movimiento -continuó Pascual Vázquez- que estaba en contra siguió creciendo hasta que la Policía Estatal encarceló a los dos principales dirigentes, Pedro Crustica y Filomeno Ramírez. ònicamente estuvieron tres días en la cárcel, pero eso sirvió para que la mayoría de la gente fuera intimidada y accediera a vender. Otra medida de presión fue que muchos varones del pueblo trabajaban en empresas textiles -algunas de Rodolfo Budib- y ahí los amenazaron con que se podían quedar sin empleo si no cedían sus tierras de cultivo.
Finalmente se llegó a un acuerdo con el aval del entonces gobernador de Puebla, Aarón Merino Fernández. Los beneficios que se obtendrían por la venta de las tierras eran: se daría preferencia a los habitantes de San Lorenzo Almecatla para ser empleados en VW, además de ser capacitados en escuelas técnicas. La comunidad sería dotada de alumbrado público, caminos pavimentados y un mercado.
El precio de las tierras se fijó en 30 centavos el metro cuadrado. Las dos mujeres que estaban presentes en la entrevista, Modesta Hernández y Lorenza Hernández López, corrigieron a Pascual Vázquez: "fueron 28 centavos", ya que de los 30 centavos pactados, "nos descontaron dos centavos para las escrituras". ¿Es decir que ustedes costearon las escrituras de quienes les compraron, en lugar que fueran los empresarios que adquirieron las tierras?, preguntó el reportero, a lo que todos respondieron afirmativamente con un movimiento de cabeza.
Gontram Luna, un hombre de 73 años de edad, agregó: los intermediarios -es decir, Budib- compraron en 30 centavos y ellos vendieron a 5 pesos el metro cuadrado.
31 años después se repitió el mismo esquema, señalaron los entrevistados, llegaron enviados del gobierno del estado para intentar convencerlos de que vendieran sus tierras a dos empresas provedoras de VW, Lagermex y Bralemex. La transacción se haría con un particular. El precio del metro cuadrado que pagaban era de 27 pesos, aunque después subió a 90 pesos. Pese a que no quisieron vender, finalmente les quitaron las tierras -mediante una expropiación- y fueron transferidas a intermediarios que las comercializaron hasta en mil 600 pesos el metro cuadrado. "Siempre nosotros perdemos", comentó Miguel García, actual comisario ejidal de San Lorenzo Almecatla.

Sin trabajo

De figura delgada y mostrando el coraje en la voz, Gontram Luna narra que él y otros cuatro vecinos de San Lorenzo Almecatla fueron los primeros en ser contratados por VW, cuando se construía la armadora. Los pusieron a cuidar una caballeriza. Apenas habían empezado las obras surgió el primer conflicto laboral; el entonces dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Blas Chumacero Sánchez, peleó y ganó que su organización fuera la única que contratara a los trabajadores que intervenían en esa obra. Con ese hecho, dijo, a él y sus compañeros los despidieron.
Posteriormente, aseveró Pascual Vázquez, hubo el compromiso de que unos 100 jóvenes de San Lorenzo Almecatla serían capacitados y les darían trabajo en la fábrica de autos. Se cumplió la promesa. Pero sucedió lo mismo que cuando se construyó la armadora, la CTM se quedó con el contrato de VW y sacó a los que no eran de esa organización, entre ellos los hijos de quienes eran los dueños de los terrenos en donde se instaló la factoría germana.
Cuando le CTM fue desplazada por el actual Sindicato Independiente de VW, es cuando más habitantes de Almecatla entraron a la compañía en cuestión, pero después los desplazaron, agregó.
Pascual Vázquez durante dos años, siendo presidente auxiliar de San Lorenzo, mandó a oficios a distintas autoridades pidiendo que se cumplieran los acuerdos suscritos con VW. "Nunca hicieron nada", concluye.