Jornada Semanal, domingo 25 de agosto del 2002        núm. 390
 


NAIEFYEHYA

OPERACIÓN CAMBIO DE RÉGIMEN:
LA SEGUNDA GUERRA DEL GOLFO

La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia
Donald Rumsfeld
Nada refleja mejor la determinación intransigente del gobierno de George Bush Júnior para lanzar un ataque, invasión y "cambio de régimen" en Irak que la frase del ministro de la defensa, Rumsfeld, citada en el epígrafe. Tras intentar fallidamente incriminar a Irak en los ataques del 11 de septiembre, las razones que se han dado hasta ahora para la inminente guerra contra Irak son tan frívolas como incoherentes. Según el Pentágono este "cambio de régimen" beneficiará a la región, en especial si se trata de un golpe de Estado y no de una insurrección popular, o como lo puso el Departamento de Estado en 1996: "el régimen de Saddam sin Saddam". Aparte de doblegar al "eje del mal", de acuerdo con los analistas de Jane’s Information Group de la conocida publicación Jane Defense Weekly, el triunfo implicará: 1. Una llamada de atención a otros "líderes extremistas" (como Bashar al Asad, de Siria y Muammar Khadafi, de Libia). 2. El reconocimiento de la frontera de Kuwait con Irak. 3. Rodear a Irán con una pinza prooccidental. 4. Garantizar la estabilidad del reino Hashemita de Jordania. 5. Estados Unidos ya no tendrá que depender tanto de Arabia Saudita y podrá estacionar en Irak parte de las tropas que ahora están en el reino saudita.

Además, estos analistas predicen que dadas las enormes reservas iraquíes, la nación bajo un régimen amigable se recuperará muy pronto de los estragos de la guerra.

El pretexto de las armas

La justificación para la agresión es impedir que Irak pueda manufacturar, usar y/o proveer a grupos terroristas de armas de destrucción masiva, biológicas, químicas y nucleares. Pero basta analizar las acciones recientes del gobierno estadunidense para ver la frivolidad de dicho pretexto. Antes que nada tenemos las recientes declaraciones del ex marine Scott Ritter, uno de los inspectores más exigentes que trabajaron en Irak, quien tras haber descubierto que había sido utilizado por la cia para sus operaciones de espionaje en Irak ha lanzado una campaña para denunciar los falaces argumentos del gobierno de Bush. Según Ritter, desde 1998 Irak carece de las capacidades para desarrollar armas biológicas, químicas y nucleares. Si bien Hussein podría haber recuperado ese poder, eso no descarta el hecho de que las inspecciones tuvieron éxito al detectar y eliminar armas de destrucción masiva, hasta que fueron retiradas por Bill Clinton antes de su operación Zorro del desierto. Rahul Majan señala en www.Znet.com que en diciembre de 2001, paradójicamente tras los ataques del 11 de septiembre y el posterior ataque con ántrax, George W. Bush aniquiló la propuesta de la onu para crear mecanismos que no sólo inspeccionaran el cumplimiento de la Convención de Armas y Toxinas Biológicas, de 1972, sino que también obligaran a las naciones a respetarlo. Estados Unidos había tratado de sabotear más o menos discretamente la creación de dichos mecanismos desde 1995, pero el actual régimen lo hizo de manera determinada ya que, de aprobarse, numerosas corporaciones estadunidenses involucradas en la biotecnología bélica se verían amenazadas. En marzo de 2002, tras numerosas amenazas y una salvaje campaña de desprestigio conducida por Estados Unidos, José Bustani, el director de la Organización para la Prevención del uso de Armas Químicas, fue despedido. Bustani había luchado por incluir a Irak en la Convención sobre Armas Químicas, con lo que ese país sería sujeto a inspecciones regulares. El punto más importante que ninguno de los supuestos expertos que han comparecido ante el Comité del Senado de relaciones extranjeras ha podido explicar, es por qué se arriesgaría Hussein a ser borrado del mapa.

Las víctimas de las sanciones

La segunda guerra del Golfo no es más que la continuación de una década de torpe y genocida política bélica. Las sanciones y los incesantes bombardeos "aliados" han costado más de medio millón de vidas iraquíes en los últimos diez años. Además, las sanciones han afectado también a Estados Unidos, ya que no han podido aprovechar las riqueza petrolera de Irak, que fue el motivo real de la guerra. Por las sanciones, las ganancias del petróleo son depositadas en un banco en Nueva York y administradas por el Consejo de Seguridad de la onu para pagar a empresas extranjeras. Si las sanciones son retiradas es previsible que el gobierno de Hussein optará por hacer negocio con quienes lo han apoyado, como Francia y Rusia, y no con sus enemigos. Este es el verdadero motivo detrás de las intenciones bélicas de Bush y su urgencia de imponer un régimen títere en Bagdad.