Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 12 de agosto de 2002
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Política
LAICISMO Y EDUCACION

Indignación por la exclusión de autores de la lista de libros para bibliotecas de aula

Las omisiones de la SEP, "crimen de lesa humanidad": Carlos Fuentes

Los niños ideales de la Secretaría de Educación no serán lectores nunca, señala Monsiváis

ANGEL VARGAS Y ERICKA MONTAÑO

El escritor Carlos Fuentes calificó de "crimen de lesa humanidad" la omisión de varios clásicos "imprescindibles" de la literatura universal, como Las mil y unas noches y El Quijote, en la lista de libros que integrarán las bibliotecas de aula de educación básica en México.

Subrayó que excluir obras claves como La Ilíada o La Odisea "resulta imperdonable", como es también la ausencia de grandes autores, entre ellos García Márquez, Kakfa, Dostoievsky, Faulkner y Alejandro Dumas, "indispensables para nuestra formación en la infancia o en la juventud, como lo son Julio Ver-ne, Mark Twain, Salgari y Ed-mundo de Amicis", por mencionar algunos de una lista de apariencia interminable.

"Esos son sólo algunos de los autores que considero esenciales para la formación como lectores de los niños de educación básica, porque los libros abren la imaginación, y el fin de la lectura es precisamente ése, porque la imaginación es la fuerza más poderosa de la vida y tratar de oscurecerla o arrojar un velo sobre ella es un verdadero crimen de lesa humanidad", agregó el escritor en exclusiva a La Jornada desde su casa en Londres.

"El papel de los libros en esas primeras edades, reitero, consiste en abrir la imaginación, y qué imaginación puede rendirse a las maravillas de El Quijote o Las mil y una noches, y ésos son sólo un par de ejemplos."

"Me siento halagado"

La lista de libros fue presentada hace unos días por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y en ella no aparecen tampoco obras de los Nobel Octavio Paz y Gabriel García Márquez, o clásicos mexicanos como Alfonso Reyes y Jaime Sabines, o títulos imprescindibles de la literatura universal como algunos de los ya mencionados. Los libros de Carlos Fuentes también quedaron fuera.

"No sé quién se haya encargado de esa selección, pero respeto los criterios de las autoridades. Me siento halagado por la exclusión, y creo que deberían estarlo también Gabo y Paz, porque quiere decir que nuestros libros se leen y se seguirán leyendo sin necesidad de apoyo oficial alguno", dijo el autor de Aura, obra que, cabe recordar, indignó al secretario de Trabajo, Carlos Abascal, el año pasado, cuando impidió leerla a una de sus hijas por considerarla obscena.

"Ni las obras de Paz, ni de García Márquez, ni las mías dependen de listas de este tipo, porque, por fortuna, tenemos lectores independientes y abundantes. De manera que, en el fondo, es una exclusión que no me atañe", concluyó.

En un comunicado, la Secretaría de Educación Pública explica que la obra de Fuentes sí forma parte de la selección. Su cuento Chac Mool está incluido en una antología, precisa la dependencia.

Para Elena Poniatowska, autora entre otras obras de La noche de Tlatelolco y Lilus Kikus, la lista de la SEP fue "hecha al vapor y es ofensiva para los escritores mexicanos, que se han se preguntar para qué escriben, para qué se matan. Es una cosa espantosa, la más arbitraria y descuidada que he leído en mucho tiempo".

Y resalta: "me parece que la mayor ofensa es para Octavio Paz; es muy lamentable que no figure nuestro premio Nobel. Me pareció asombroso que no estén tampoco Alfonso Reyes, López Velarde, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, José Revueltas, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Sabina Berman.

"Faltan también obras como Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez; Canek, de Ermilo Abreu Gómez; Cartucho y La mano de mamá, de Nelly Campobello; o Gabriel Fernández Ledezma, con Viaje alrededor de mi cuarto."

Esas ausencias, reitera Poniatowska, son "ofensivas. Me parece que la lista fue hecha por gente que desconoce totalmente lo que es la literatura y lo que hay que hay que hacer por ella".

Carlos Monsiváis, por su parte, dice no comprender el criterio empleado por la SEP para seleccionar los 292 títulos que formarán parte de las bibliotecas de aula, y puntualiza:

"Más que protestar por la exclusión de clásicos inevitables como Alfonso Reyes o García Márquez, lo que me intriga es la imagen de alumno que diseñaron ahora en la SEP. Es un alumno que se propone no tener imaginación, que se ajusta a modelos de lectura que no lo acompañarán el resto su vida, que lee para olvidar.

"Es una lista, supongo, para ayudar a la industria editorial española, que algo lo ha de necesitar, porque la mayoría de los títulos corresponde a editoriales de la península. Pero también eso es lo menos.

"Lo más angustioso es darme cuenta que los niños ideales de la Secretaría de Educación no serán lectores nunca, no tendrán entre sus patrimonios el gozo del idioma, nunca se enfrentarán seriamente a la necesidad contemporánea de conocimientos de ciencia y tecnología, creerán religiosamente en la cultura visual por sobre cualquier herejía de cultura escrita, darán vueltas en torno de lo elemental que, al repetirse, se vuelve lo absolutamente banal, y sólo por accidente se toparán con libros valiosos como los de Arreola, Rulfo, Pacheco, Ibargüengoitia...

"La lista me parece un producto de la confusión, del amor por lo pueril y del asombro ante lo que pueda efectivamente resultar formativo para los estudiantes de primaria y secundaria. No es un problema de exclusiones, insisto, aunque las hay muy evidentes, sino de algo más básico. Con esta lista la SEP confirma que ignora cuál es el proceso formativo de la enseñanza pública. Espero que no caigan en la tentación de hacerle caso a la noción del laicismo preconizada por el presidente Fox, que cree, por lo visto, que el laicismo es aferrar una Constitución virtual mientras besa el anillo papal.

"Lo que me queda claro es que la SEP lleva mucho tiempo de ignorar cuáles son los verdaderos procesos formativos. Lo que está en juego es la responsabilidad primordial del Estado. Por lo pronto, lo que veo es el afán caótico de puerilizar la niñez, y la niñez no puede ser nunca la edad pueril, sino la del inicio de la imaginación, la crítica, el gozo del idioma y la alegría del conocimiento."

Cierra Monsiváis: "lo que la SEP ha propuesto no es una biblioteca básica, sino una más de las bibliotecas de aluvión que responden al azar y las improvisaciones".

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