Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 11 de agosto de 2002
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Sociedad y Justicia
En riesgo, la sobrevivencia de 3 millones de familias indígenas, advierten expertos

Crisis del café, amenaza para la paz social

Bajos precios y excedente de producción, problema central, dicen en foro de Casa Lamm y La Jornada

ANGELES CRUZ

Lejos están los tiempos en que el cultivo del café en México representaba no sólo una forma de vida, sino la preservación de la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas. Actualmente, la crisis en este sector es una amenaza para la paz social; están en riesgo la integridad y la sobrevivencia de alrededor de 3 millones de familias que siembran el grano en las zonas más pobres del país.

Desde hace dos siglos, cuando México empeñó parte de su futuro agrícola en el cultivo de caña de azúcar, hule y café, estos productos tuvieron un peso importante en las economías del sur-sureste del país. El del café ha sido el más importante en términos sociales y económicos, destacó Josefina Aranda, investigadora de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Durante el foro organizado por La Jornada y Casa Lamm, la especialista resaltó la importancia de que se apliquen acciones encaminadas a la recuperación económica del grano, porque no sólo se trata del rescate de un café de muy alta calidad, reconocida a escala internacional, sino de la supervivencia de 365 mil productores y sus familias, habitantes de Oaxaca, Chiapas y Veracruz, principales estados productores.

Los bajos precios y el excedente de producción han llevado a la desarticulación de las familias indígenas. En la cosecha anterior, dijo Aranda, se vieron salidas masivas de campesinos en busca de mejores oportunidades. Hay abandono de los cultivos, que a la larga representa una seria amenazada para la conservación de los ecosistemas, alertó.

Para Fernando Celis, asesor de la Confederación Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), la crisis del aromático tuvo en parte su origen en el empeño de cinco empresas trasnacionales y organismos financieros en que se aumentara la producción, situación que se registró en México, Brasil y Vietnam. Hoy, dijo, hay más café, pero de mala calidad, mismo que se utiliza en la industrialización para obtener, por ejemplo, café soluble, el cual se vende a gran escala en centros comerciales.

Celis resaltó que en los últimos tres años se han perdido 20 mil millones de dólares a causa de esta problemática, y que sólo se requieren mil millones para revertirla y recuperar el equilibrio. Para ello se debe destruir 5 por ciento del aromático de baja calidad y definir precios de compra.

Aunque reconoció el esfuerzo del gobierno para apoyar a los productores, Celis rechazó que ésta sea la mejor alternativa, porque la solución a la crisis del sector está en el mercado, con la aplicación de las medidas señaladas. En realidad, los recursos del sector público apoyan los intereses de empresas como Nestlé, apuntó.

Otra alternativa para mejorar los precios y la comercialización del grano está en no importarlo para consumo nacional, y en cambio, que se promueva el café puro, de calidad, producido en México.

En el ciclo 2001-2002 se obtuvieron 4.1 millones de sacos de 60 kilos en el campo mexicano, equivalentes a un promedio de 5.6 por hectárea, lo que refleja el abandono de los cultivos. En los últimos años la mayor producción se logró en el ciclo 1999-2000, con 6.3 millones de sacos.

Roberto del Razo, director del Consejo Mexicano del Café, informó que el consumo anual del aromático en el país es de 1.1 millones de sacos, equivalente a 650 gramos per cápita anual, mientras en naciones nórdicas y europeas es de 12 a 15 kilos en el mismo periodo.

Por otra parte, Fernando Celis destacó la necesidad de retirar al menos 100 mil hectáreas del cultivo de café, porque son de mala calidad. No están en las zonas altas ni tienen la humedad que se requiere para asegurar un producto bueno.

De acuerdo con los primeros datos del padrón cafetalero, en México existen 365 mil productores, con 730 mil hectáreas, es decir, cada uno de ellos posee dos hectáreas. Además, 65 por ciento del total son indígenas de 25 grupos étnicos diferentes.

Lo anterior, aunado al bajo consumo nacional, conforma la compleja problemática del aromático, que a decir de los expertos requiere de la participación conjunta de los campesinos, la industria y el gobierno.

Roberto del Razo comentó algunas de las acciones oficiales que se han emprendido para recuperar el sector, entre ellas la aplicación de 543 millones de pesos para apoyar el levantamiento de la cosecha 2002; mil 440 millones de pesos que se distribuirán en 20 dólares por quintal (250 kilos), recuperables cuando los precios en la Bolsa de Nueva York se coloquen entre 85 y 140 dólares. Además, están disponibles 300 millones de pesos para financiar proyectos productivos, principalmente para mejorar la comercialización, así como para asistencia técnica.

Los ponentes resaltaron que cuando la cajera nos pregunta a la salida de los supermercados: ¿encontró lo que buscaba?, "a todos nos corresponde decir no, no tienen café orgánico de la empresa comercializadora de Chiapas o Oaxaca". Con ello se estaría apoyando la comercialización del buen café, así como la recuperación económica y social de las familias indígenas.

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