Los instrumentos
son los mismos: guitarra, vihuela, guitarrón, violines y trompetas,
pero quienes los ejecutan no son varones dizque bragados y machos, esta
vez son ocho mujeres que "le hacen a la música vernácula"
por la pura conciencia de que eso no es sólo "cosa de hombres",
sino de quien le guste... Son el Mariachi Femenil Xóchitl, de
los pocos que hay de puras mujeres en nuestro país. 
Sin modestia, su
directora, Ramona Madera Gálvez, asegura que a la gente le gusta
tener un mariachi femenil en sus fiestas: "lo sienten como de lujo
y así debe ser porque no hay muchos". Por lo mismo, son
novedad y el público les dice que cantan bonito. Aunque no falta
el prietito en el arroz, aquel que les dice que "se vayan a la
cocina, que se regresen al metate". Esos, dice Marisol Segura Patiño
-encargada de rascarle a la guitarra- "son gente que no se civiliza,
quienes todavía no están ubicados en la realidad".
El Mariachi Xóchitl tiene cerca de 18 años de haberse
constituido; está integrado por mujeres originarias de Guerrero,
Guanajuato, Jalisco, estado de México y Distrito Federal. La
más joven es Eugenia Jiménez Arellanes, tiene 21 años
y toca el violín. Su tía fue el contacto para que entrara
al grupo y como a ella no le gustó la escuela, cuando concluyó
la secundaria se fue de mariachi.
Algunas de ellas son casadas y tienen en promedio dos hijos, aunque
aseguran que ello no ha sido obstáculo para que realicen lo que
les gusta. Sin embargo, en algunos lugares les han sugerido que oculten
su estado civil porque el público prefiere que sean solteras.
Han participado en programas televisivos y novelas, así como
en películas, además de que han efectuado giras internacionales.
Cuentan con cuatro LP's y un promocional.
Entre Ramona y su hermana, Socorro Madera, realizaron cerca de 30 composiciones,
no muy conocidas porque "no han contado con la publicidad necesaria".
En Estados Unidos -adonde por cierto, tienen pendiente una gira para
agosto-, comentan, la canción Osito Polar es una de sus creaciones
exitosas y de las más solicitadas por la gente.
Funcionan como grupo-show, son un mariachi que en cuanto a precio por
presentación están en "un punto intermedio":
por una hora de canciones generalmente cobran dos mil 800 pesos.
Aunque están por cumplir dos décadas de existencia, la
historia de este Mariachi Femenil arranca por los años 70, cuando
Ramona y Socorro formaban parte de un mariachi mixto en Nogales, Sonora.
En ese tiempo conocieron a Guadalupe Hernández, quien las invitó
a formar un grupo musical de mujeres.
"Convencimos a mi mamá para que nos dejara venir a la ciudad
de México porque éramos muy jóvenes, teníamos
13 y 15 años, pero lo del grupo no era verdad, no tenía
ningún mariachi; nos dejó en su casa y ella, como era
solista, se iba a sus giras", recuerda Ramona.
Su ilusión cuando era niña -la cual se está haciendo
realidad poco a poco- era trabajar en los escenarios, salir en la televisión,
en las películas y ser entrevistada por las/os periodistas, por
ello, cuando formó parte del mariachi en el que participaban
hombres y mujeres, no le agradaba mucho, además de que le incomodaba
cantar en los bares, en donde, aunque "no le tenía miedo
a los borrachos", le daba vergüenza que las chicas de su edad
la vieran entrar a esos lugares.
Con el tiempo logró conjuntar a las integrantes del mariachi,
invitó a una por aquí, otra por allá, a otras más
les vieron cualidades y las enseñaron a tocar para incluirlas
en el grupo.
A Lupita Jiménez Santiago, por ejemplo, la conocieron en Acapulco.
Antes de ser mariachi, cuidaba los hijos de Ramona y Socorro, "vimos
que le gustaba la música, la veíamos agarrar la guitarra
y cantar, entonces le dijimos que si le gustaba la música le
podíamos enseñar", recuerda la primera.
Ahora Lupita también toca la trompeta, es mariachi desde hace
12 años. Tiene una niña de seis años y un niño
de tres y está preocupada por la gira que tienen en puerta porque
tendrá que buscar quién los cuide, pues su esposo "no
puede porque su profesión de médico le absorbe mucho tiempo".
Ramona es la única del grupo que se asume como feminista, porque
admira a las mujeres que se "atreven a estar en todas partes",
como ella, que además toca la trompeta en el Hipódromo
de las Américas.
"Estoy en un área que la ocupó un hombre durante
muchos años y cuando les dieron la idea de que fuera una mujer,
a muchos les gustó pero otros pensaban que no se iban a hacer
bien las cosas porque es lo primero que piensan de la mujer, pero debemos
demostrarles que podemos hacer las cosas como los hombres o mejor si
nos lo proponemos. Por eso yo también apoyo mucho a la mujer
para que se abra paso".
Les gusta cantar y tocar los sones, los zapateados "que se oigan
fuerte, que alegren", pero también son románticas.
Las canciones machistas de José Alfredo Jiménez, o las
que cantaba Pedro Infante y otros más, sí las interpretan
porque "le gustan a la gente" aunque aseguran que "no
se aplican en la actualidad" y sólo deben verse como "canciones
históricas", porque pensar que las mujeres siguen viviendo
lo que dicen esa letras "sería de risa", comenta Marisol.
La del guitarrón, Delfina López, las violinistas Sonia
Mena Arteaga y Heidi Vázquez, junto con Ramona, Socorro, Marisol
y Eugenia, están ahí pa' tocar y cantarles, ¿cuál
quieren que se echen? (Aleyda Aguirre)