Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 16 de julio de 2002
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Política
ASTILLERO

Julio Hernández López

NI INTELIGENCIA, NI sensibilidad, ni oficio, ni proyecto, ni negociadores y, a veces, ni idea. Un gobierno federal tomado por sorpresa por un problema que tenía más de nueve meses manifestándose en las calles con machetes como distintivo. Un gobierno federal de reacciones paquidérmicas que, por fortuna, pasó de 72 horas de parálisis a una reacción de sobrevivencia que le llevó a allanarse a las exigencias de los ejidatarios para que Vicente Fox no tuviera que asomarse al espejo de Gustavo Díaz Ordaz, cuya muerte fue conmemorada ayer. Un gobierno federal panista, o de fachada panista, puesto en jaque en una entidad cuyo gobernador se ha especializado en la guerra contra presidentes municipales blanquiazules, a los que tiene en la cárcel o en el descrédito por sus andanzas mafiosas, y que, además, encabeza una de las facciones del priísmo más imaginativa para el tendido de trampas coyotescas a correcaminos con botas. San Salvador Atenco, que en cuestión de horas parecía convertirse en una sucursal de las Cañadas chiapanecas instalada a 30 kilómetros del Distrito Federal. La tragedia rondando a causa de la insensibilidad social, la ambición económica, la incapacidad política y la falta de visión jurídica de los empresarios que desempeñan sus funciones gerenciales en Los Pinos. El riesgo grave para una nación que pendió de los ánimos de líderes de visceralismo improvisado, de los ímpetus de los buscadores de revoluciones perdidas, de los aceleres de los ultras oportunistas y del batidillo de intereses políticos maltratados y retados sin nada más que fanfarronería agitadora de avisperos por el foxismo que no ha logrado sino enfurecer a las pandillas del echeverrismo, el salinismo y el labastidismo, a los que sólo ha tocado por encima y sin trascendencia, pero cuyas respuestas sólo están a la espera de escenarios propicios que desestabilicen lo que de por sí parece guardar poco equilibrio.

NO HUBO SANGRE, y eso es importantísimo, plausible. Fox tomó esencialmente la decisión correcta frente al problema concreto que tenía enfrente: negociar con las premisas de que su gobierno no podría mancharse las manos de sangre y de que entre más se tardara en cerrar esta fase del conflicto más caro y difícil le resultaría. Hubo, desde luego, en este tramo, y usando la figura mítica que tanto le gusta al Presidente de la República, cantos de sirena que le convocaban a la aplicación de medidas de mano dura. De hecho, a la hora de hacer el recuento de daños, habrá que tener muy en cuenta que Fox sacó al Ejército de sus cuarteles en el contexto de un conflicto político y social de dimensión nacional, cosa que nunca había sucedido desde 1968, pues los hombres de verde sólo habían sido movidos desde entonces para asuntos de seguridad pública (sobre todo en cuanto al narcotráfico) y de conflagraciones.

PERO, PARA DESGRACIA del Presidente, su gabinetazo y sus proyectos, el costo del episodio de San Salvador Atenco es muy alto. Para empezar, exhibió en pantalla gigante y con sistema modernísimo de sonido su monumental incapacidad: un Presidente solitario, valido sólo de su proverbial buena voluntad y su permanente disposición a enfrentar personalmente los problemas (si no él, ¿quién?), sin información actual, confiable y sistematizada, y sin proyectos, alternativas o soluciones posibles. Luego, la virtual cancelación de un amadísimo proyecto más: el presidente Fox hubo de reconocer en privado la misma noche del domingo que ningún aeropuerto se construiría en Texcoco si los ejidatarios inconformes no lo aceptan. (En Tizayuca, Jesús Murillo Karam y su representante de bienes raíces, Manuel Angel Núñez, deben de haber corrido de inmediato a retiquetar el precio del metro cuadrado que se habría caído terriblemente luego de haber perdido, meses atrás, el duelo de mafias entre el grupo Atlacomulco y el grupo Hidalgo.)

EL PUNTO MAS peligroso de las maniobras hechas por el foxismo es, sin embargo, el relacionado con el retorcimiento en público de las leyes y las instituciones (el tal estado de derecho) a causa de presiones políticas extremas. No se ha de hacer en esta sección descamisada una defensa llena de esdrújulos respecto de la importancia del derecho en la conservación del orden social; simplemente se habrá de decir que, en una situación social tan crispada como la que se vive en México, y frente a la evidencia de la inservibilidad de leyes e instituciones, el ejemplo de Atenco abre puertas infinitas a la rebeldía popular, que luego de estallar buscaría negociaciones para conseguir avances y cancelar castigos. El viernes pasado, por ejemplo, mientras todo mundo miraba hacia Atenco, en un poblado del Valle del Mezquital llamado El Alberto Dexthi, el Supremo Consejo Ñañú ordenó, conforme a sus usos y costumbres, que Juan Canales Espinoza y Carlos Olaf González, empleados del Sistema de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda, fueran "retenidos" para ser canjeados a las autoridades por los vehículos de procedencia extranjera y estancia ilegal que Hacienda había decomisado. El intercambio estaba programado para realizarse ayer por la noche en el poblado, que está a 90 kilómetros de Pachuca. En Las Cañas, Michoacán, la Unión Regional de Campesinos del Sur dijo, en su tercer aniversario, y frente a dos diputados priístas y uno perredista, y el secretario particular del gobernador del estado, que si no les cumplen sus demandas esa región se puede convertir en "un Salvador Atenco" o en un "Huécato", que es un poblado michoacano donde recientemente se enfrentaron soldados y labriegos y hubo varios heridos. Y en Puebla, también ayer, miembros de la Unión Campesina Emiliano Zapata Vive protestaron contra el Plan Puebla-Panamá y se declararon prestos para batallas venideras al estilo Atenco.

MIENTRAS TANTO, Y ya para cerrar, sépase que ayer la señora Marta tuvo peculiares intervenciones en Zamora, Michoacán, su tierra natal. Para empezar, pronunció inusitadas palabras de elogio para el gobernador, Lázaro Cárdenas Batel, y para su esposa, Mayra Coffigny. "Michoacán los necesitaba", les dijo y, por lo visto, también Beatriz Sahagún Jiménez, hermana de la señora Marta, quien preside la asociación Coopera, que será una especie de Fundación Vamos Michoacán, a cuya instalación viajó la esposa del Presidente y, también, para participar en la graduación del Tecnológico de Zamora, donde otra de sus hermanas, Teresa, es coordinadora del instituto de idiomas. No viajó la señora Marta en avión comercial ni sus gastos fueron cubiertos de su bolsillo, pero eso sí, se lanzó duro contra las políticas gubernamentales paternalistas, aunque nada dijo de las hermanistas. En ese viaje, la señora Marta dijo, y con ello finaliza la entrega de esta columna criticona y quejumbrosa: "No es lo mismo ser crítico que quejarse. La primera actitud mueve a la acción, a la construcción. De la mano de la crítica está la autocrítica. La crítica constructiva es un efecto de esperanza. En cambio, la queja, es un desahogo sin provecho. Después de la crítica, se espera la superación; después de la queja, el temporal alivio de un resentimiento." ¡Sácatelas, lo que provocan las indagaciones sobre peculado y, en especial, sobre el famoso libro contra las adicciones!

Fax: 55 45 04 73  [email protected]

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