Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 3 de julio de 2002
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Mundo

Rechazo social en toda la zona al huracán privatizador

Se esperan grandes movilizaciones durante la cumbre del Mercosur

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 2 de julio. A escasas horas de la visita del presidente de México, Vicente Fox, a Argentina para participar además en la cumbre de mandatarios del Mercado Común del Sur (Mercosur) con sus colegas de Bolivia y Chile -socios semiplenos-, la situación en la subregión es una de las más complejas de los años recientes.

Algunos comentarios mencionaban la posibilidad de que también apareciera como cuarto invitado el jefe de Estado de Venezuela, Hugo Chávez, pero hasta ahora nada de esto se confirma. La crisis argentina, que es analizada por el premio Nóbel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, como una muestra del fracaso del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país que fuera su "mejor alumno", ha repercutido en toda la región, donde muchos analistas sospechan que esta situación fue desatada "premeditadamente" para imponerse sin cortapisas a todos los países, especialmente a los díscolos mayores como Brasil.

Las políticas del FMI son además señaladas como la causa de la dramática situación social que vive toda la región, especialmente Argentina, en estas horas. Por eso la rebelión social tiene como eje a los gobiernos y al FMI, y tuvo picos asombrosos cuando en las primeras semanas de junio pasado movimientos campesinos paraguayos unidos a otros sectores impidieron al Congreso votar por las privatizaciones de las escasas "joyas de la abuela" y los ajustes en ese país.

Y ese es el espejo que se refleja en la región. Si Argentina quería ser mostrada por el FMI como ejemplo de cómo se castiga a un país, literalmente vaciado, se encontró con una enorme contradicción: nadie quiere parecerse a su vecino y por eso, tanto en Uruguay como en Bolivia, Brasil y otros países, el huracán privatizador y de ajustes fondomonetaristas encuentran ahora una barrera de movilizaciones populares nunca vistas.

Mientras se realice la reunión del Mercosur, toda la región será un hervidero, y los cacerolazos en Uruguay son un muro de contención para el presidente Jorge Batlle, quien desde sus comienzos se declaró entusiasta seguidor del proyecto estadunidense del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y manifestó su menosprecio por el esfuerzo integrador regional. Pero no lo salvó tampoco su enrolamiento activo con Washington, a tal punto de ser la cabeza del voto contra Cuba en Ginebra recientemente.

Lo mismo le pasó al gobierno de Eduardo Duhalde, que hizo todos los deberes fondomonetaristas para escuchar en estas horas que el titular del FMI, Horst Köhler, diga que uno de los problemas más difíciles de superar en Argentina es "la falta de confianza en el gobierno y en el sistema político".

Cuando esté llegando el Presidente mexicano, estará en las calles la marcha de todos los movimientos de desocupados que dejaron de lado sus diferencias, apoyados por una de las mayores coordinaciones de unidad de otros sectores para condenar masivamente la represión del pasado 26 de junio. Durante los dos días previstos para debatir temas económicos y demás, habrá movilizaciones aquí y en todos los países que integran el Mercosur.

En los pasillos, a veces laberínticos, de este organismo integrador, existe la eterna sospecha sobre los caballos de Troya enviados por Washington para impedir su crecimiento, papel que en en los años 90 representó Carlos Menem, obstaculizando políticas con la intención de calmar las aguas y llevarlas sumisas hacia el ALCA. Lo cierto es que la mayoría de los analistas estiman que el Mercosur ya no puede seguir siendo lo que fue, ni dudando, ni dejando las respuestas inconclusas ante la gravedad de la situación.

Los días 4 y 5 de julio la verdad deberá ser colocada sobre la mesa porque las circunstancias económicas, políticas y sociales no dejan lugar a evasiones diplomáticas. La pobreza y la marginación dejan atrás el sueño del gran mercado consumidor, cuando cada vez son menos los sectores que consumen.

La visión de los presidentes reunidos en Argentina, sin antes haber logrado una posición común y donde el gobierno de Duhalde -que lleva seis meses sobreviviendo- es visto excesivamente débil ante las presiones del FMI y el Tesoro estadunidense, no es la mejor. Aunque los mandatarios saben que deben dar un paso hacia Argentina, ya que también se trata de su propia salvación. El 15 de abril pasado el secretario del Tesoro Paul O'Neill lo dijo claramente cuando advirtió que "no habrá más rescates para los mercados" emergentes.

"El Mercosur está pagando los costos y las consecuencias de una profunda contracción económica internacional provocada por un retiro deliberado y masivo de capitales. Esta mengua en las inversiones latinoamericanas comenzó con la estampida de 25 mil millones de dólares entre septiembre de 1998 y octubre de 1999. Se agudizó los primeros cinco meses de 2001 con un derrumbe de 9 por ciento sobre 88 mil millones de dólares, seguido del freno abrupto del consumo en Estados Unidos y su honda recesiva", señala el analista Emilio Guerrero.

El temario de esta cumbre es mixto, económico y político, de coyuntura y estrategia, de estructura y funcionamiento, todo al mismo tiempo. Se espera la firma del tan negociado Pacto Automotor, que podría multiplicar "en forma trilateral la venta de autos entre Argentina, Brasil y México a sumas que podrían superar el medio millón de dólares anuales".

Esto sería considerado como una resurrección del Mercosur, que ahora tendrá también detrás la serie de acuerdos que se firmarían entre México y Argentina. El analista Raúl de la Torre sostiene que a diferencia de la crisis del tequila, México tiene ahora capacidad para quedarse con varias empresas, entre las que se menciona Telecom, que podría ser absorbida por Telmex, y la panificadora Bimbo integraría a la local Fargo. La integración a largo plazo de México y la solicitud venezolana del ingreso en la formula 4+1, dan un renovado espíritu a esta reunión, donde Brasil -que ha soportado una ofensiva fuerte de Washington- tratará de que en el documento final llegue una respuesta clara a todos estos intentos de destruir el esfuerzo regional. Seguramente estará en la mesa el tema del último golpe en Venezuela y, por supuesto, lo que Estados Unidos ha impuesto por debajo como el tratamiento de la unidad antiterrorista, que rechaza 90 por ciento de los habitantes de la región.

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