Otra farsa del PRI

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) no cambia ni quiere cambiar. La última farsa de este organismo de complicidades mezquinas se verificó apenas el domingo pasado, cuando César Sotomayor Sánchez fue ungido por la vía del "dedazo" como presidente del Comité Directivo Municipal.
Durante meses la alta jerarquía tricolor en el estado divulgó a los cuatro vientos que su padrón de afiliados sería depurado y actualizado para utilizarse en la elección de puestos directivos en el partido, pero al final nadie se acordó o todos fingieron olvidar la existencia de dicha lista nominal.
Pese a su inexperiencia política, su falta de conocimiento del PRI y sus bases, César Sotomayor Sánchez fue impuesto, a la vieja usanza priista, como líder pues contaba con un mérito sobrado: ser amigo intimo de Fernando Morales, hijo del gobernador Melquiades Morales Flores, a quien conoció en un gimnasio.
De esta forma, el PRI sigue la ruta que tantos fracasos le ha redituado en los últimos años: poner a un yuppie, un completo desconocido y desconocedor de la política, en un alto puesto partidista, para después tratar de encumbrarlo en algún cargo popular, cosa que las bases no perdonan y castigan en las urnas.
De la compañera de Sotomayor Sánchez, Silvia Elena del Valle, no hay mucho que agregar.

Baste decir que la hoy secretaria general del PRI municipal pasó sin pena ni gloria por la dirigencia de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.
El único atributo que se le reconoce a esta mujer es su arrebato a la hora de los discursos, pues fue campeona de oratoria, cosa que se nota cuando llega a usar términos rebuscados y cursis. (Acuérdese, lector,de cuando la ex líder del sector popular llamó "tartufos" a los enemigos de su partido).

Vuelve Margot Meza

Margot Meza Cabrera, titular de formación de docentes en la Secretaría de Educación Pública no ha sido ratificada en el cargo desde que Carlos Alberto Julián y Nacer tomó el control de esa dependencia. Los que la conocen dicen que la profesora anda que no la calienta ni el sol y busca por todos los medios conservar sus espacios de influencia y poder.
Meza Cabrera es protagonista de la disputa política que desde hace meses se vive en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) campus Teziutlán. En ese centro de estudios protege a Octavio Aguilar Mestizo, cuyo grupo pretende imponer a Víctor Manuel Castillo Rojas como director, pese a la inconformidad de un amplio sector de maestros afiliados a la Sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

La oposición de los sindicalistas es comprensible si se considera que sobre Aguilar Mestizo pesan multiples sospechas de corrupción -por desfalcos y venta de plazas laborales, por ejemplo-, pero especialmente porque a Castillo Rojas se le trata de otorgar el mando de la UPN por la vía de la más burda ilegalidad.
Resulta que Víctor Manuel Castillo fue una de las personas que firmó la convocatoria para competir por la dirección de la institución educativa, y también fue el único candidato que se registró para contender. En pocas palabras, fijo las reglas del juego en la que fungió como participante único. Las malas lenguas aseguran que incluso don Víctor Manuel fue miembro de la comisión electoral calificadora que validó el proceso en el que "resultó electo", lo cual no sería nada difícil.
¿Y cómo entra Margot Meza Cabrera en todo este entuerto? Bueno, pues la funcionaria es nada más y nada menos que la encargada de rendirle un informe a Carlos Alberto Julián y Nacer sobre la situación de la UPN en Teziutlán, para que el secretario decida cómo resolver el problema: respetando el "triunfo" de Castillo Rojas, convocando a nuevas elecciones o designando a un director interino.
La gente del SNTE 23 tiene fuertes sospechas de que Margot Meza hablará pestes de la organización gremial y se desvivirá en elogios para Víctor Manuel Castillo.