Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 1 de julio de 2002
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Sociedad y Justicia

Sólo 30% del personal cumple con su labor: paciente

Hospital Juárez, espejo de la problemática de salud en México

ANGELES CRUZ

Durante los últimos tres años, don Joaquín Moreno Fernández ha estado en el Hospital Juárez de México de uno a 20 días cada mes. Lo conoce bien y no ha tenido otra alternativa. El cáncer múltiple que padece su esposa únicamente puede ser atendido ahí. En Tlaxcala, donde viven, no existe el servicio médico de especialidades.

A este hombre de 54 años de edad, dedicado al campo "o a lo que se pueda" para mantener a su mujer y cuatro hijos, no le duele su pobreza o que a veces no tengan para comer o no pueda pagar la medicina. Su salario es de 40 pesos al día. "Siempre hemos sido pobres."

Lo que sí lo hiere es llegar a un hospital como el Juárez y encontrar malas caras, malos tratos, descuido. "Uno se siente muy solo", dice con voz entrecortada, pero enseguida se repone para afirmar que peleará con quien sea con tal de que Macrina recupere su salud.

Ya aprendió que así tiene que ser porque calcula que no más de 30 por ciento del personal realmente cumple con su labor. Ahí están como ejemplo la doctora Tejeda y el doctor Rico -así los conoce-, a quienes "no tengo con qué pagarles ni agradecerles lo que hacen por mi esposa".

Desde el primer día que llegó al Juárez tuvo que pelear. Macrina ingresó al nosocomio con los dos brazos fracturados. Era fin de semana y el médico de guardia pretendió impedir que Joaquín se quedara con ella para ayudarla. Le dijo que regresara el lunes y entonces pidiera su pase de visita. Ese médico llegó al extremo de pedir al personal de vigilancia que sacara al señor. Pero no tenía razón y al final le entregó un pase provisional.

Joaquín recuerda varias anécdotas de lo que ha experimentado y de lo que otros enfermos han vivido en el hospital. En su memoria están muy presentes los fines de semana. Se van todos, dice, y no hay quien ayude a los enfermos graves. Hubo una Semana Santa en que "nomás veíamos desfilar a los muertos... uno tras otro... no había doctores para ayudar a esa gente".

La existencia del Hospital Juárez de México se remonta al año de 1847, cuando recibió a los heridos que combatieron durante la invasión estadunidense a México. Después, durante la intervención francesa, en 1863, se convirtió en el centro de curación de los lesionados.

Desde entonces, el nosocomio adquirió prestigio en el campo de la cirugía. De hecho se le considera la cuna de esta actividad clínica. Con el paso de los años se desarrollaron diferentes ramas de la medicina hasta convertirse en el hospital de tercer nivel que es actualmente.

Originalmente llevó el nombre de San Pablo, pero al día siguiente del deceso de Benito Juárez, el 19 de julio de 1872, se decidió rebautizarlo con el nombre del Benemérito de las Américas. Según expertos, esta unidad es de las mejor equipadas dentro del sector público.

Allí llegan las personas de escasos recursos del país en busca de atención especializada a un costo de 35 pesos la consulta. Los médicos tratan desde partos hasta enfermedades del corazón o males neurológicos y oncológicos.

Originalmente el inmueble se ubicaba en el Centro Histórico, pero luego del derrumbe de la torre de hospitalización con los sismos de 1985, fue reconstruido en avenida Instituto Politécnico Nacional e inaugurado el 19 de septiembre de 1989. Cuenta con 69 consultorios, 400 camas censables y 10 quirófanos, para resolver problemas relacionados con ocho especialidades distintas.

Está abierto a la población más desprotegida, como don Joaquín y su esposa Macrina. La señora padece de mieloma múltiple, tipo de cáncer que se reproduce en cualquier parte del organismo. A ella le afectó primero la mejilla izquierda, luego la cabeza y al parecer es lo que ahora le ocasiona la pérdida de la vista.

Sus citas son ahora con el oftalmólogo y dentro de 15 días regresará para recibir el tratamiento de radiación con el que combate el mieloma múltiple.

La enfermedad se caracteriza por la alteración de las células plasmáticas, en particular los linfocitos B de la sangre. Ataca la médula ósea y en general todo el sistema óseo del organismo.

Los huesos se perforan y quienes sufren de mieloma múltiple no requieren más que una torcedura o una caída para sufrir severas fracturas.

Y esa es la razón de que en los últimos tres años la mujer haya pasado por las diferentes especialidades con que cuenta el nosocomio. Ha estado hospitalizada en varias ocasiones y hasta por tres semanas. Don Joaquín tiene la autoridad moral para opinar sobre la atención que ahí se da y aclara: "no me quejo porque el sistema está bien. Lo malo son algunos médicos y sí me gustaría que alguna autoridad se interesara por lo que sentimos nosotros que venimos y casi vivimos en el hospital".

Hoy, Macrina vive atada a una silla de ruedas. Su esposo y sus hijos son su único apoyo. En realidad, quienes la han ayudado a sobrevivir. "Porque somos una familia. A veces la dejamos sin medicina o sin comer porque no alcanza, pero estamos en las buenas y en las malas... y yo me peleo con quien sea necesario para que la atiendan", dice don Joaquín.

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