La Jornada Semanal,   domingo 30 de junio del 2002                núm. 382
 Roberto Garza Iturbide

Tierra de nadie

Tierra de nadie, la película del bosnio Danis Tanovic, tiene más de una lectura, como bien explica Roberto Garza en este análisis de la ganadora de un Oscar y del premio al mejor guión en Cannes. Hay un día clave: el 28 de junio, al que Tanovic alude no casualmente. Desde 1389 y hasta la actualidad, esa fecha tiene un significado especial para serbios y bosnios, y Tierra de nadie puede ser vista, según la perspectiva, como un alegato pacifista o como la apología de un conflicto aparentemente irresoluble.

Danis Tanovic (Bosnia Herzegovina, 1969), director y guionista de Tierra de nadie (No Man’s Land, 2001), cinta premiada este año en Hollywood con el Oscar a la mejor película extranjera y el pasado en Cannes por el mejor guión, conoce y domina la retórica de la imagen.

Sólo el atento cinéfilo –y de buena memoria histórica– caerá en cuenta del peso que tiene la siguiente escena: durante la guerra en Bosnia, un militar de alto rango de la onu observa un noticiario de televisión en el que se está cuestionando la labor humanitaria de Naciones Unidas en dicho país. En un momento de la nota se alude a la repentina visita del presidente francés, François Mitterrand, a Sarajevo. La imagen del estadista no dura más de cinco segundos en el televisor. ¿Por qué decidió el director incluir en su película la visita de Mitterrand? En una primera y superficial lectura, podemos suponer que se trata de una simple referencia histórica para ubicar la fecha exacta en la que suceden los hechos de la película, es decir, el 28 de junio de 1992, día escogido por Mitterrand para realizar aquella visita relámpago a Sarajevo. Ahora bien, ¿por qué escogió Tanovic el 28 de junio? Sin duda, porque se trata de una fecha simbólica para los pobladores de los Balcanes. 

Veamos algunos datos: 1. El 28 de junio de 1389 los turcos otomanos derrotaron al príncipe serbio Lazar en Kosovo Polje (en serbio, Kosovo significa "pájaro negro"; y Kosovo Polje: "el campo de los pájaros negros"). Esta derrota desencadenó la conquista de toda Serbia por parte de los turcos. 2. El 28 de junio de 1914, un nacionalista serbio asesinó en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando de Austria, crimen que, semanas después, desencadenó el estallido de la primera guerra mundial. 3. El 28 de junio de 1987, el entonces líder del Partido Comunista Serbio, Slobodan Milosevic, declaró –en clara alusión a la histórica derrota de 1389– durante un encuentro con sus serbiófilos seguidores en Kosovo Polje: "Nadie, ni ahora ni el futuro, tiene el derecho a derrotarte." Poco después, ya como presidente yugoslavo, Milosevic instrumentó una brutal guerra de limpieza étnica en contra de los musulmanes balcánicos. 4. Consciente de la importancia de la fecha, el 28 de junio de 1992 Mitterrand se desplazó a Sarajevo para advertir al mundo sobre el peligro del conflicto iniciado en 1991 con la declaración de independencia de Eslovenia y Croacia, y del recién estallado en Bosnia en abril de 1992. El 28 de junio de 2001, Milosevic ingresó a la cárcel del Tribunal Penal Internacional de La Haya, Holanda, donde hoy afronta un proceso penal por crímenes de guerra. 

Que Tanovic retome en su película la fecha histórica no es gratuito. Por el contrario, la referencia, aparentemente simple, contiene una carga simbólica que le da una dimensión política que no debe pasar inadvertida. Sin ambages: aludir al 28 de junio para ironizar el odio étnico en los Balcanes es una franca provocación. Si no, ¿por qué la violenta reacción por parte de los serbios en Bosnia después de que la Academia en Hollywood le otorgó el Oscar a la cinta de Tanovic? Si bien esta ola de protestas –que, por cierto, tuvo una mínima cobertura informativa– fue una reacción social inmediata en contra de la decisión "política" de Hollywood –no merecía ganar–, más de un serbio se ha sentido agredido porque se trata de una película que, además de evidenciar la barbarie de sus fuerzas armadas y ridiculizar a sus soldados, contiene referencias subtextuales que no deben causar la menor gracia a los serbios. 

No deja de llamar la atención que Tierra de nadie fue rodada precisamente cuando Milosevic perdía la elección federal en Yugoslavia, y su contrincante Vojislav Kostunica hacía un llamado a la desobediencia civil de los belgradenses para derrocar definitivamente al tirano. Tanovic, que conoce bien la historia del conflicto –fue responsable del archivo fílmico del ejército bosnio y documentalista de la guerra–, seguramente recuerda la imagen fotográfica que retrata al hoy presidente Kostunica portando orgulloso un fusil Kalashnikov en el Kosovo de 1998, o el servil apoyo dialéctico a los serbios en Bosnia, así como la feroz crítica a la intervención de la otan en la guerra de Kosovo. Kostunica nunca le reprochó a Milosevic la arremetida militar en contra de los albaneses de Kosovo. No está de más recordar que durante la campaña electoral de septiembre de 2000 a menudo se deleitó con cizañeras remembranzas a las traiciones históricas de los musulmanes al pueblo serbio. 

Si a la estocada en la llaga abierta de la memoria del pueblo serbio sumamos la exagerada ridiculización del soldado serbio –un novato cabeza dura– que coprotagoniza la cinta, y el hecho de que la víctima final la encarne un bosniomusulmán –un hombre con una mina imposible de desactivar (del tipo bouncing) debajo del cuerpo–, es entonces posible afirmar que Tierra de nadie es una película con un evidente cariz político que, como todo buen filme de guerra, sutilmente alimenta el odio entre los bandos en conflicto; en este caso, entre serbios y bosnios.