EN
2002 DEBEMOS REFLEXIONAR SOBRE ESTOS
1. El racismo creciente. Como dijo Sevilla: "Todos somos ilegales". Como dice Calgary: "Todos somos extranjeros indeseables". La derecha española expulsa a "moros" y "sudacas", LePen saca un diecisiete por ciento de votos delirantes, Bush decreta un nuevo orden geopolítico en el que no caben los indocumentados, y las naciones indígenas siguen siendo extranjeras en sus tierras. 2. Los empresarios y sus capataces tomaron ya el poder en muchos países y se aprestan a tomarlo en otros. Carecen de una visión de Estado y "degradan a operaciones de tendero el ejercicio del poder para procurar el bien común" (Augusto Isla dixit). En el caso de México corremos el peligro de que la mendacidad, la incompetencia y la frivolidad del "gobierno del cambio" nos hagan olvidar la mendacidad y la corrupción del viejo régimen. 3. El antiintelectualismo característico
de los regímenes y movimientos totalitarios del siglo xx regresa
con renovada virulencia. En México, el secretario de Hacienda y
el presidente del Senado han llamado a los intelectuales "terroncitos de
azúcar", deshonestos y pornógrafos. Nunca en la historia
de nuestro país había sido tan insidioso el antiintelectualismo.
Se nos ocurre pensar en algunos aspectos de los gobiernos de Huerta y de
Díaz Ordaz. Al servicio de este último se pusieron algunos
"periodistas viriles" que usaban términos como "poetisos" o "rositas
de pitimini", pero ninguno de ellos era funcionario importante del régimen.
Los actuales ataques verbales y tributarios nos colocan frente a formas
inéditas de censura y de control cultural, pues los fuertes impuestos
a la creación literaria y artística, la eliminación
de la tasa cero a la industria editorial y la propuesta de establecer nuevas
formas de ayuda y de exención implican una intervención mayor
en la vida literaria y editorial. Ante tamaños despropósitos
tecnocráticos, puritanos y autoritarios, es indispensable la unión
y la acción concertada de toda la comunidad artística e intelectual.
LA
REDACCIÓN
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